Esta cara impasible, yerta, umbría,
hasta ¡Hay de mí! para la que amo, helada.
Sin fuego, sin pasión, sin luz, sin nada,
no creas que es ¡Ah, no! la cara mía.
Porque ésta, amigo, indiferente y fría,
que traigo casi siempre, es estudiada...
es cara artificial, enmascarada
y aquí, para los dos, la hipocresía.
Y teniendo que ser todo apariencia,
disimulo, mentira, fingimiento
y una astuto artificio en mi existencia,
tengo pues que mentir, amigo y miento.

Claudio Mamerto Cuenca


Hipocresía

Esta cara impasible, yerta,
umbría, Hasta ¡ay de mí! para el
que amo helada, sin
fuego, sin pasión, sin luz, sin nada, sin pliegues que es ¡ah, no! querida mía.

Porque esta, amigo,
indiferente y fría que traigo casi siempre, es estudiada...
es cara artificial,
enmascarada, y, aquí para los dos, -¡la hipocresía!

Y sostuvo que
ser todo apariencia,
disimulo, mentira, fingimiento, y un astuto artificio en mi existencia,

por ningún poder
obrar conformar siento y yo
lo mandan Dios y mi conciencia, tengo, pues, que mentir, amigo, -y miento!

Claudio Mamerto Cuenca


La Sultana

De perfumes y placeres
Embriagada la sultana,
Sobre alfombras de oro y grana
Díjose al poner la sien
 Qué le falta a mi ventura  
Soi la esclava mas bonita,
La mimada y favorita,
Soi la reina del harén.
Tengo joyas
Mil en mi arca,
Y un monarca
Por galán;
Y a una seña
De mis ojos
Cae de hinojos
El sultán.
Tardo mas en decir quiero
Que en tener cuanto me agrada.
Ni difícil hallo nada
Bajo el cielo, hermoso, azul.
Y al placer de mis caprichos
Un imperio se arrodilla,
Porque soi la maravilla
Y el asombro de Estambul.
Pues espanta
Mi grandeza
La tristeza
Y el afán;
Y de penas
No se cuida
 La querida
Del sultán.
Mi destino hermoso anhelas
Las bellezas orientales,
Mas sin celos ni rivales
La mujer mas feliz soi,
Y en el mundo igual no tiene
Mi ventura sobre humana:
Soi hermosa, soi sultana
Y en un trono de oro estoi
Cuantas bellas
Mi ventura
Y hermosura
Envidiarán
Mas mi orgullo
Las desdeña
Que soi dueña
Del sultán.
Las preseas
Y collares
Por millares
Se me dan;
Y es la suerte
Que mas se ama
Ser la dama
Del sultán.
Respirando mirra y ámbar
Mi existencia se desliza,
Y entre halagos y sonrisa
Se me ofrece eterno amor:
Estasiada en sus deleites
Mi alma está siempre serena,
Y en mi frente de azucena
No hai la huella de un dolor.
Miró acaso una ventana
Y al través de su vidriera
Algo vió que no quisiera,
Pues su lábio enmudeció;
Y una ingrata sombra oscura.
Como nube empaña un astro,
De su frente de alabastro
Los encantos empañó.
Y era joven,
Linda esclava,
Que cuidaba
Vil guardián
Y salía
Con jactancia
De la estancia
Del sultán.

Claudio Mamerto Cuenca



"Morir en la mitad de la vida, cuando se tiene delante de si la perspectiva de una estrella que nace, morir sin haber colmado los deseos de padre, cuando se ve tejer una corona para la frente y cuando tantas esperanzas se desvanecen en él, es un bárbaro morir...''

Claudio Mamerto Cuenca















No hay comentarios: