"Estaba horrorizado. No estaba preparado para esto en absoluto. Estaba traumatizado al ver que yo aún existía, pero no sabía donde estaba. El pensamiento que se repetía en mi mente era: ¿cómo puedo existir si ya no estoy? Eso es lo que me preocupaba." 

George Rodonaia



Lo primero que recuerdo sobre mi EMC es que me encontraba en un entorno de oscuridad total. No tenía dolor físico, era de alguna manera todavía consciente de mi existencia como George, y alrededor de mi la oscuridad me envolvía, oscuridad total y completa, la mayor oscuridad, más oscura que cualquier oscuridad, más negra que cualquier negrura. Eso era lo que me rodeaba y me presionaba. Estaba horrorizado. No estaba preparado para esto en absoluto. Estaba traumatizado al ver que yo aún existía, pero no sabía donde estaba. El pensamiento que se repetía en mi mente era, ¿Cómo puedo existir si ya no estoy? Eso es lo que me preocupaba.

Lentamente empecé a recuperar un poco de lucidez y empecé a pensar en lo que había ocurrido, en lo que estaba pasando. Pero no me venía ninguna idea refrescante o relajante. ¿Por qué estoy en esta oscuridad? ¿Qué voy a hacer? Entonces recordé la cita famosa de Descartes: “Pienso, luego existo”. Y aquello me quitó un peso enorme de encima. Porque fue entonces cuando supe que estaba vivo aún, aunque obviamente en una dimensión muy diferente. Entonces pensé, “si existo, ¿por qué no ser positivo?” Eso es lo que se me ocurrió. “Soy George y estoy en la oscuridad, pero sé quien soy. Soy quien soy. No debo ser negativo.” Entonces pensé, “¿cómo puedo definir qué es positivo en la oscuridad? Bueno, positiva es la luz.” Entonces, de repente, estaba rodeado de luz, azul brillante, luminosa y fuerte, una luz muy brillante. Yo era como el flash de una cámara, pero no instantáneo, así de brillante. Brillo continuo. Al principio el brillo de la luz me hacía daño, no podía mirarlo directamente. Pero poco a poco empecé a relajarme. Empecé a sentirme cálido, confortable, y todo de repente me parecía bien.

Lo siguiente que ocurrió fue que vi un montón de moléculas volando alrededor: átomos, protones, neutrones, volando por todas partes. Por otra parte, era totalmente caótico, pero lo que me dio una gran satisfacción era que este caos también tenía su propia simetría. La simetría era bella y unificada y completa, y me inundó con una tremenda alegría. Vi la forma universal de la vida y la naturaleza delante de mis ojos. Fue en este punto cuando toda la preocupación que tenía por mi cuerpo simplemente se desvaneció, porque era claro para mi que no lo necesitaba más, que en realidad era una limitación. Todo en esta experiencia se fusionó, así que es difícil para mí hacer una secuencia de los acontecimientos. El tiempo como lo he conocido se detuvo. Pasado, presente y futuro de alguna manera se fundieron en uno para mí, en la unidad intemporal de la vida.

En algún punto pasé por lo que se ha llamado el proceso de revisión de la vida, porque vi mi vida desde el principio hasta el final de una vez. Participé en los dramas concretos de mi vida, casi como una imagen holográfica de mi vida ocurriendo delante de mí. Sin sentido de pasado, presente o futuro, sólo ahora, y la realidad de mi vida. No era como si empezase con el nacimiento y recorriera mi vida hasta la Universidad de Moscú. Todo apareció a la vez. Allí estaba yo. Allí estaba mi vida. No experimentaba ningún sentido de culpa o remordimiento por las cosas que había hecho. No me sentía de una manera u otra sobre mis fallos, faltas, o logros. Todo lo que sentí fue mi vida por lo que es. Y estaba satifsfecho con aquello. Aceptaba mi vida por lo que es.

Durante este tiempo, la luz sólo irradiaba un sentido de paz y alegría para mí. Era muy positiva. ¡Estaba tan feliz de estar en la luz! Y comprendí lo que la luz significaba. Aprendí que todas las leyes físicas de la vida humana no eran nada comparadas con esta realidad unificada. También llegué a la conclusión de que un agujero negro es sólo otra parte de esa infinitud que es la luz. Me di cuenta de que la realidad está en todos sitios. Que no es simplemente la vida terrenal sino la vida infinita. Todo no sólo está interconectado, sino que es también sólo uno. Así que sentí una plenitud con la luz, una sensación de que todo está en orden conmigo y el universo.

Podía estar en cualquier sitio instantáneamente, realmente allí. Intenté comunicarme con gente que ví. Algunos notaron mi presencia, pero nadie hizo nada. Sentí necesidad de estudiar la Biblia y la filosofía. Si quieres, recibes. Piensa y te viene. Así que participé, fui hacia atrás y viví en las mentes de Jesús y sus discípulos. Oí sus conversaciones, experimenté la comida, el vino, los olores, los sabores, y sin embargo no tenía cuerpo. Yo era conciencia pura. Si no entendía lo que estaba pasando, me venía una explicación. Pero no me hablaba ningún profesor. Exploré el Imperio Romano, Babilonia, los tiempos de Noé y Abraham. Cualquier época en la que pienses, estuve allí.

Así que allí estaba yo, abrumado con todas estas cosas buenas y esta maravillosa experiencia, cuando alguien empieza a cortarme en la barriga. ¿Pueden imaginarse? Lo que había pasado es que me habían llevado al forense. Había sido declarado muerto y me habían dejado allí tres días. Se llevó a cabo una investigación de la causa de mi muerte, así que enviaron a alguien a hacerme la autopsia. Cuando empezaron a cortarme el abdomen, sentí como si una gran fuerza me agarrase por el cuello y me empujase hacia abajo. Y era tan poderosa que abrí los ojos y tuve aquella enorme sensación de dolor. Mi cuerpo estaba frío y empecé a temblar. La autopsia se detuvo inmediatamente y me llevaron al hospital donde permanecí los siguientes nueve meses, la mayor parte de ellos con un respirador.

Poco a poco fui recuperando mi salud. Pero nunca sería el mismo, porque lo único que quería hacer el resto de mi vida era estudiar la sabiduría. Este nuevo interés me llevó a asistir a la Universidad de Georgia, donde hice mi segundo doctorado sobre Psicología de la religión. Entonces me hice sacerdote de la Iglesia Ortodoxa. Finalmente, en 1989, vinimos a América y estoy trabajando ahora como pastor ayudante en la First United Methodist Church de Nederland, Texas.

Mucha gente me ha preguntado en qué creo, y cómo mi EMC cambió mi vida. Lo que puedo decir es que ahora creo en el Dios del Universo. A diferencia de muchas otras personas, sin embargo, nunca he llamado a Dios “la luz”, porque Dios está más allá de nuestra comprensión. Creo que Dios es incluso más que la luz, porque Dios es también oscuridad. Dios es todo lo que existe, todo, y que está absolutamente fuera de nuestra capacidad para comprender. Así que no creo en el Dios de los judíos, de los cristianos, o los hindúes, ni en ninguna idea de ninguna religión sobre lo que Dios es o no. Todo es el mismo Dios, y ese Dios me enseñó que el universo en el que vivimos es un precioso y maravilloso misterio que está interconectado para siempre jamás.

Cualquiera que haya tenido una experiencia de Dios así, que haya sentido tan profunda sensación de conexión con la realidad, sabe que sólo hay un trabajo verdaderamente significativo que hacer en la vida, que es amar. Amar la naturaleza, la gente, los animales, la Creación en sí misma, sólo porque existe. Servir a la Creación de Dios con una mano cálida y amante, llena de generosidad y compasión, esa es la única existencia llena de sentido.

Mucha gente recurre a los que hemos tenido EMC porque tienen la sensación de que tenemos las respuestas. Pero sé que eso no es verdad, al menos no completamente. Ninguno de nosotros puede sondear las grandes verdades de la vida hasta que finalmente nos unimos a la eternidad al morir. Pero ocasionalmente podemos vislumbrar las respuestas aquí en la tierra, y eso es suficiente para mí. Me encanta hacerme preguntas y buscar respuestas, pero sé que al final tengo que experimentar las preguntas y las respuestas. Pero eso está bien, ¿no?

Mientras amemos, con todo nuestro corazón y nuestra pasión, no importa, ¿no? Tal vez la mejor forma de transmitir lo que intento decir sea compartir con vosotros algo que el poeta Rilke escribió una vez en una carta a un amigo. Vi esta carta, el original escrito a mano, en la biblioteca de la Universidad de Dresden, en Alemania:

“Sé paciente con todo lo que está sin resolver en tu corazón. Y trata de amar las preguntas en sí mismas. No busques las respuestas que no pueden ser dadas, porque no serías capaz de vivir con ellas. Y trata de vivir todo, vivir las preguntas ahora, y tal vez sin saberlo, llegarás un día a encontrarte con la respuesta.”

Estoy convencido de ello. Vive las preguntas, y el universo te abrirá sus ojos.

George Rodonaia



"Me di cuenta de que la realidad está en todos sitios. Que no es simplemente la vida terrenal sino la vida infinita. Todo no sólo está interconectado, sino que es también sólo uno. Así que sentí una plenitud con la luz, una sensación de que todo está en orden conmigo y el Universo."

George Rodonaia













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