"La alegría con que los Galos arrostraban la muerte prueba suficientemente que esperaban el premio de sus buenas obras después de la tumba. Estaban persuadidos de que los hombres admitidos en el cielo podían ascender a tal grado de perfección, que llegasen a ser Dioses. La religión (especialmente la de los Celtas) prometía la bienaventuranza celeste a los hombres ofrecidos como víctimas a los Dioses."

Pierre Chiniac de La Bastide
Relig. de los Galos, t. II, pp. 226-67)
Tomada del libro El libro del cielo y del infierno de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares



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