Pernocte

Le hablo
a un intercomunicador
pido una habitación
me pregunto
si los anónimos somos nosotros
o los que están del otro lado
por un buzón
aparece una llave con un número
caminamos por pasillos alfombrados
desodorante de ambiente
puertas blancas numeradas
todo parece estéril
quizás
la entrada a cualquier mundo
sea de esta manera
abro la puerta
con un pequeño empujón
las luces rojas
bañan cada mueble
la cama parece
una bolsa de cuero
rellena de agua
con cada movimiento
hace un sonido
como si también
tratara de devorarnos
los espejos partidos
divididos en lugares
que nunca hubiese imaginado
me siento como si fuera
Conan el Bárbaro
solo
encerrado en una cueva
con un monstruo intocable
que se desvanece
al querer atravesarlo con la espada
a lo mejor
debería romper los espejos
para que esta noche
no haya monstruos.

Hugo Zonágles








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