"Cubre tu pecho con nada, y envuelve tu cabeza en el manto de la no existencia."

Farid al-Dîn ´Attar

"Estando Hipócrates a punto de morir,
uno de sus discípulos le preguntó:
"Maestro, cuando hayamos lavado y amortajado tu cuerpo,
¿dónde te sepultaremos?".
Hipócrates respondió: "Querido discípulo, si me encuentras,
entiérrame donde quieras.
Puesto que en todos los años vividos
no me he encontrado a mí mismo.
¿Cómo podrás hacerlo tú cuando esté muerto?
He vivido de tal manera que, en el momento de mi desaparición,
no sé nada sobre mí mismo."

Farid al-Dîn ´Attar



"Quédate ante la puerta si quieres que te la abran. No dejes el camino si quieres que te guíen. Nada está nunca cerrado sino a tus propios ojos." 

Farid al-Dîn ´Attar

"Tú dijiste:
-¿Cuál es la señal del camino, oh derviche?
-Escucha lo que te digo y, cuando lo oigas, ¡medita!
Esta es para ti la señal:
La de que, aunque avances,
verás aumentar tu sufrimiento."
Farid al-Dîn ´Attar
Morir a uno mismo
"Un día, Jesús bebió en un riachuelo cristalino
agua cuyo sabor era mejor que
el del agua de rosas. Alguien llenó
su jarra en este riachuelo y se fue.
Jesús bebió agua de aquella jarra
y siguió su camino; esta vez encontró
el agua amarga y se detuvo sorprendido. Dijo: "Dios mío,
el agua de este riachuelo y el de aquella
jarra son iguales, desvélame el misterio
de esta diferencia de sabor. ¿Por qué el agua de la
jarra es tan amarga y la otra más dulce que la miel?".
Entonces la jarra le hizo escuchar estas palabras: "Soy un
viejo, he sido torturado miles de veces bajo el firmamento de
las nueve cúpulas: vaso, jarra, aguamanil. Se me podrían dar
miles de formas, pero
tendría siempre en mí la amargura de la muerte. Ella existe en
mí y el agua que contengo no puede ser dulce".
¡Hombre descuidado! Penetra en el misterio
de esta jarra y desde ahora
no te conviertas tú también en una por descuido.
¡Tú que buscas el misterio! Te has perdido a ti mismo.
intenta descubrir este misterio antes de que te arrebaten la
vida; su no te encuentras a ti mismo en vida,
cuando mueras no podrás conocer el secreto de tu existencia.
Has participado en la vida de los hombres pero no has sido
verdaderamente uno de ellos.
Muchos velos cubren los ojos de este derviche:
¿cómo podrá encontrarse a sí mismo?"

Farid al-Dîn ´Attar


"Señor, si te adoro por temor del Infierno, quémame en el Infierno, y si te adoro por esperanza del Paraíso, exclúyeme del Paraíso; pero si te adoro por ti mismo, no me niegues tu imperecedera hermosura."

Farid al-Dîn ´Attar
Memorias de los santos (siglo XII)
El libro del cielo y del infierno de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, página 3


















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