Anuario de la Física Oscura

El Mar Báltico se congeló en 1307. Los pájaros
volaron hacia el norte desde el mediterráneo en Enero
temprano. Cayeron tormentas meteóricas alrededor
de Europa.

En el primer día de Cuaresma
dos niños se suicidaron:
sus cuerpos
fueron convertidos en zalea
y arrastrados por el caballo del verdugo
las tres millas hacia el fondo del mar.
Se les dio una tumba simple, en la arena.

El domingo siguiente, el Maestro Eckhart
gritó que una palabra secreta
se le había revelado. Dió un sermón

De que María Magdalena
había buscado a un hombre muerto en la tumba
pero, confundida, sólo encontró
a dos ángeles riéndose…

Y que eso fue por su pureza

Y su dolor, tan humano.
El Mar Báltico
también se congeló en 1303…
Nada pasó que fuera digno de la poesía.

Norman Dubie


Cantor, Frege & Gödel 

Aflojando arañas a través del inerte barítono
del tiempo transficcional,
él describe la ausencia exacta
del momento de equilibrio,

un panal de universos rotando,
concibiendo el espacio como un plato
de espagueti, blanco
en salsa blanca, aritmética
a priori en un mundo físico.

El lenguaje oculto asciende
para conocer su propio magnetismo—
aquí es seguro
para nosotros los conejos. Lago
Larkspur, salsa de hueso de cordero.

La angustia en todo esto
es menos que nuestra objeción
a la vejez, sufrimiento
y muerte por saltamontes.

Kurt pregunta, ¿Cómo es que un delicioso insecto gordo
puede crear hambrunas exitosas?
En la ciudad lógica, sus antenas, alas y piernas
son quemadas por montones como combustible.

Incluso el Rey se deleita con ellas,
si primero las baña en cenizas y engrudo.

Norman Dubie


De Políticas y Arte

Para Allen
Aquí, en el punto más alejado de la península
la tormenta de invierno
que viene del Atlántico sacudió la escuela.
La Sra. Whitimore, estaba muriendo
de tuberculosis, dijo que sería después de la noche
antes de la barredora de nieve y de que el ómnibus llegara.

Nos leyó a Melville.

De cómo en un instante calamitoso
de la pesca marítima
algunos hombres en un bote se encontraron de repente
en el quieto y resguardado centro
de una gran manada de ballenas
donde todas las hembras nadaban a los lados
protegiendo allí a las crías. Los fríos balleneros, aterrados
miraban fijamente lo que suponían
era el extático lapidario estanque del ojo observador
de una hembra protectora.
Y estaban en paz consigo mismos.

Hoy escuché a una mujer decir
que podrían enseñar
Melville en la próxima década. Otra mujer preguntó: ‘¿Y por qué no?’
La primera respondió, ‘Porque no hay
Mujeres en su novela’.

Y la Sra. Whitimore estaba leyendo ahora de los Salmos.
Tosiendo en su pañuelo. Nieve sobre las ventanas.
Había una luz azul en su cara, pechos, y brazos.
A veces toda una civilización puede morir
pacíficamente en una sola mujer, joven, en un aula calefaccionada
con treinta niños
cautivados, confiados y escuchando la voz pura
de la tormenta hablar por Dios.

Norman Dubie


Las citas del hueso

La comida del hueso fue una leche agria-
sólo las cabezas de alces gigantes
en un ciclo sombrío mirando hacia
un tazón de madera lleno de galletas
y puerco. Un cuchillo largo
acomodado en la carne
callosa de la mano de un leñador.
Él sonríe a su mujer
que está envenenándolo lentamente
con la resina fibrosa de la campanillas.
Un insípido solvente con un cerdo rosado.
Los discursos del hueso
son conyugales en el otoño temprano-
para enero hay espuma de sangre
en una fosa nasal.
Él piensa que un témpano está enterrado en su oído.
Ella piensa que D. H. Lawrence fue un triste bucanero.
Odio a la mayoría de los hombres. Adoro a unos cuantos llamados Lou.
Un pequeño apéndice:
Los alces muertos también están sonriendo.

Norman Dubie



Telegrama

Los borradores de Baudelaire sobre pimenteros
y grandes ciervos dormidos en la nieve – una balsa cósmica
que se quema sobre la colina nocturna.

Un truco de cartas con una amante del distrito,
la insistente sífilis, antiguos
orbes de flores arrugadas –
sentimental

descansando sobre un periódico mojado
pero no por las lluvias de invierno – no en París.

Chère, unos gran danés

están comiéndose tu zapato negro.

Norman Dubie




Un maestro Zen del siglo quince

 Una joven ciega camina sobre peldaños rojos
de una bañera. El vapor se eleva desde sus hombros y cabello
Camina a través de la suciedad de suelo hacia ti
pienso que no eres su abuelo
miras junto a ella un hombre rosado
que ha evitado pagar impuestos por dos inviernos-
está siendo enjuiciado por gallos
y ha sido perseguido desde muy lejos hasta el campo. Sobre él

sacos de estiércol de murciélago están apilados
en las ramas purpuras de los arboles cardos
él es indiferente para el río
y nosotros también
Le dices a tu mujer que esas bolsas de excremento ardiendo
son como budas inmóviles
disolviéndose en un campo de cualidades.

Ella ríe nerviosa, tiene un diente delantero flojo
con el fondo del río nítido como el aire de la noche,
el barquero canta a través de los vapores hambrientos
que ahora emergen como serpientes blancas detrás de él.
Le dijiste a su esposa que el señor Buda hizo avispas
de caña amarilla de tabaco con un escupitajo negro.

En la bajada del frío bambú una mujer famélica
ha abierto un pequeño cerdo-
¿Antiguas lunas ascienden de su reluciente estomago azulado,
o es la infinita
luz que se desvanece de los sacos de excremento?

Maestro, ¿dónde está la diferencia?

Norman Dubie








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