Carpapensamiento 

I am my world. (The microcosm.)
– Ludwig Wittgenstein 

Hospitalidad: la primera cuestión
¿Cómo te llamas?
La ciudad me ata, me adentró
al sueño de una ciencia que me nombrará
hija y me lanza más allá
de la amargura, el tórax decrépito causa
al miocardio: una fundición de sangre anaranjada
transmitida por el anatomista humoral y no estar
dentro de mi propia cabeza perpetuamente
no ser sólo la chica de Wittgenstein
sino un ciudadano infinito
en una carpa trascendental
Si tú estás necesitado de una respuesta
consulta a jiisakiiwinini
rigor científico
psicoanálisis
el inconsciente es un constructo
método anfibio
de dos mentes
que trasladan
su labor de recibir
el llamado que viene
del cañón
del futuro
hacia todos nosotros un congreso
de coros de mismos vibrantes
Sé que yo misma soy huésped
en tu mente un gran alojo
de cada cosa que anhelo saber y contengo
en esta vasija que llamamos
el momento
presente.
Si hablo de la noche
digo su cerebro ilícito
de ramas y asientos traseros
hablo por encima de nuestro futuro
una urna concebible
mi entrenamiento empírico
mi anti-estatus en la cima de la montaña
indivisible y reluciente
cada vez que provoco una amenaza de ser
en su momento en tiempo estándar
Vamos a potenciar las coordenadas de la angustia
Captúralo todo
Estoy en y sobre el límite
el límite, la eliminación, el lumen, el mens rea, la amenaza
de ser un tendero en la sala de muestras de los sustantivos
qué adquirir y qué
repudiar
hablar con azafrán
hablar de sólo pizcas, atómicas
hablar de la curva inevitable en la data
todas las ejecuciones hechas y destellando
como una perra bondadosa en la salmuera de la noche
No he tenido suficiente combustión
en este acecho
el cielo murió y soy su alma en los matorrales del campo
Tengo dedos con los cuales puedo estrujar
cerezas, escaramujos
y cornejas, comienzo
a escuchar un rosario de tonos puros, la colonia
atiende su llamado hacia el desorden
de los ciudadanos, nunca he
sido deshonesta en mi horror
de la clase marginal de nuestra era
un requisito en la prueba de paternidad
dominus

in excelsis

Nuestra auto-impuesta adenda fue ordenada contra la carencia
de asombro
sobre cada cosa que pasa siempre
como te pasa a ti
en el sucio libro de ventas de nuestros días yo sé tú sabes
somos evidentes por siempre
en nuestra lodosa coda de tierra ocupada.
la tierra pertenencia
a si misma

En un laboratorio de pensamiento
se elevan tazas de papel con espuma negra
hacia nuestras bocas
sin cámaras
todo se convierte en el borde
de nuestro interior
el afecto es un refuerzo a la cognición
sin vergüenza en su postura
misionera de tiempo estándar

Otro día sin anclaje
de su gemelo
histérico
por la música
nuestra ontogenia
una reiterativa cubierta
que conocí como una esfera
retraída en el portal de mi vena
espesando y sangrando y afectando
todo lo que pasó sobre el camino
digital
la distinción
bendecida
sin restricciones
el rostro descubierto de la piedra
fue casi como si pudiéramos saber
pero entonces, cambió la escena
una costa falsa sobre la original.

Liz Howard



Epílogo 

Con la luz brillante a través del traje
fortuitamente inclino
una flauta de vino en tu tapete
lo siento mucho
digo
estaba “perdida en mi pensamiento”
lo cual significa
por un breve momento
que ni la flauta de vino ni el tapete
existían para mí
como una consecuencia procesable
de la casualidad
perdón
definitiva es la arrogancia
de lo nuevo
como en el acto ahora o recibir
un postre pequeño
y estoy no obstante ciega
para creer que la ciencia nos encontraría
satisfechos y alegres
naturaleza del fondo expresada como la historia
del ritmo de cada
uno
la mente en su disfraz de cortina
mientras esperamos aplausos
aquí en mi traje de prevención
una salida adecuada
la cuenta del cuerpo en problemas puede ser
muy hermosa
te digo:
exceso y su comedimiento
es el espacio del problema por excelencia
de la modernidad tardía
aquí estoy
una rara colega
in extremis
hiperbóreos
todos nosotros
siempre tratando
de pensar en algo

Liz Howard


Pathos delicado: Vapor azul más denso 

Fresco + simple
cualquier lago posible
descubre al salvador rústico
del loco llevado
a tierras coronadas
un lugar tiempo
inscrito
sin nubes
en la ventanilla trasera
del no retorno fiscal
el junio pasado
en el cielo
canales, hacen valle de los hidro
atmosféricos adversos
de refugios de emergencia
de niños
advertidos
de hervir esta agua
de hombres falsos
eléctricos
entre espantos
de nuevas especies acuáticas
mientras escucho en otoño
ante el prado también
huellas de pezuña
medio borradas
abiertas
como piernas en el maíz
gateando, levantaron
mis logias
mi castor
mi propia cara
y a la vez
dragando cada humedal
en busca de verde estrellado + hogar
silencioso de recreación

Liz Howard


Retorno: pérdida 

Estos cánticos de cedro queman hacia el cielo
afuera del bosque donde la sangre oxida la nieve
nuestro feroz teatro se divide en dos mundos
las artes liberales por apoderamiento cubren cada polo
Nuestro sótano es una economía psíquica
de estática niebla y aquello que no podemos saber
el amor extraño que quemamos por calor se disipa
y cada vértebra brota un humo amarillo recién descubierto
Cualquier extremidad puede aprender su lugar en los pinos
el hecho del tiempo estándar es ilícito
el vuelo roto de un pájaro brillando a medias
es medido por la extensión de la luz de la calle
Sin la perfecta confianza de haber nacido
mientras soñemos con Tierra de Fuego.

Liz Howard


Todo corazón humano es humano 

Podría llamar a esto
Ministerio del vestido zacudiente
o riachuelo o mejor
coordenada, o nada

más lamprea
en estilo transeúnte no
importa cualquier
cielo violáceo
o vapor azul

pino tierno
volvióse fémina
haciendo el número
auténtico aún más
alto

cuando yo estaba
afuera ya cazcogiendo
entre los campos en busca
de una presa que escurría-

me en algún pantano
sin cupo suficiente
riendo
todo el tiempo en que Cristo
pensábame fósil

yo, Minnehaha, LOLcito,
antecedente ficticio
para cargar el sentido

a una patria

te di este nombre dije luego
Elimínalo.

Liz Howard










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