Dichterliebes

Una vez, tuve una actriz entre mis brazos;
aleteaba como un gorrión o se arqueaba como una gata,
al conmoverse engendraba oleadas de encanto
mientras con su cuerpo hacía preguntas
que me parecieron inteligentes
o por lo menos, oportunamente ubicadas.
El verano estaba adelantado y los bares ardían,
presumo que eso fue lo que nos empujó a las calles;
nos arrastrábamos por la noche
y mucha cerveza corrió por nuestros labios,
tanta como el río de amor que nació en mí.
Supongo que mentía por razones profesionales
o tal vez por alguna otra cosa que no entiendo;
el hecho es que pienso todavía en esas certidumbres
y en nuestras sombras fanáticas por ellas,
y las noches, buenas amigas,
me devuelven la escalinata del amor que descendí.
Es cierto que hubo el deleite que llaman físico
aunque simplemente sea por el descubrimiento;
naves desarboladas que a los tumbos
aprisionan los continentes, negros, blanquecinos o pardos
según corresponda al momento y al lugar.
Pero hubo más,
hubo tortura mutua, un insospechable sadismo
que redujo a cero el ámbito heroico y la conquista:
también temblábamos, pero ahora de maldad,
desechábamos el verano, huíamos pertinaces de la noche,
los nervios nos brillaban como estrellas.
En realidad, estallábamos al modo de las bombas
y nos alternamos: no era cuestión de derechos,
ninguna dignidad estaba herida,
por eso pudimos suponer que era ficción,
que el arte nos sedujo y nos rodeó,
pudimos entender que una cosa es la cerveza y otra el amor,
pudimos entenderlo por razones claras,
por melancólicas razones.

Noé Jitrik


"La mejor lectura es aquella que no deja tal cual era a quien ha pasado por la experiencia de leer, aquella que lo modifica. Dicho así parece una hipótesis o un deseo, pero si lo vemos históricamente, los grandes episodios de cambios en la humanidad salieron de un libro. La Biblia es un libro y de ella salió nada menos que el cristianismo. El Corán es un libro. El Capital de Marx es un libro. La interpretación de los sueños de Freud es un libro y todos produjeron grandes cambios. Creo que tenemos que propugnar que en el plano individual esto también suceda. Comenzar a leer de niño, que es lo que cuento en este libro, me generó una cantidad de cambios. Si no hubiera leído, hoy seguiría siendo un campesino olvidado."

Noé Jitrik



"Lo que me interesa desde una perspectiva teórica en los últimos años es una especie de desmonte de la lengua común, a través de una indagación sobre lo que está detrás del uso de términos que parecen transparentes. Como “renunciar”, por ejemplo. Todos sabemos lo que quiere decir renunciar. Yo me detengo en esa palabra y trato de indagar. Hay un espíritu epistemológico en tratar de ir más allá de la lengua común, sobre la base de una idea o un concepto que se me ha aparecido con bastante claridad. El origen de las palabras es remoto y en el sentido usual se han depositado experiencias de siglos. Pese a que creemos que la manejamos, cada palabra carga con una lejanísima historia. Esa historia es de impulsos múltiples y surge de acciones y reacciones culturales que hacen al sistema lingüístico, que creemos que es natural pero no es natural; es algo que los seres humanos han inventado desde el grito primario en adelante hasta la más excelsa poesía. Ese es mi propósito en el plano teórico en el que trato de ligar la epistemología a cuestiones de comunicación un poco más amplias. Esto se me aparece casi dramáticamente y no tiene fin. El proceso de conformación del sentido es infinito. Esto genera una perturbación muy grande porque no se termina de afirmar rotundamente nada. Eso determina también un comportamiento social: hay quienes afirman, como si creyeran que lo están haciendo, pero en el fondo no lo están haciendo porque es imposible, solo que no lo reconocen. Estas preocupaciones por la lengua, por la palabra, no son intrínsecas y reducidas a ellas mismas, sino que tienen una proyección en todos los órdenes de la existencia.
En un ejercicio intelectual desprejuiciado, brillante e inagotable, Noé vincula saberes hasta en los desvíos que se le ocurren. “Ahora estoy escribiendo algo sobre el proceso de concentración en la lectura. En la palabra concentración está contenido el centro, es decir que concentrar es llegar al centro. En homeopatía se elimina lo superfluo y se intenta llegar al centro de lo que sería una esencia activa. Pero en la lectura no es así. Concentrar es también reunir, abarcar… La palabra concentración funciona en diversos órdenes por metáforas", explica el escritor. "También abarcar es metafórico de otra cosa y así esta red es infinita. Si se la comprende, se comprende lo que es la poesía, lo que es la significación. Se comprende el principio activo de las relaciones con el lenguaje que hace que la existencia humana tenga sentido. Entonces con esa comprensión puedo constituirme como sujeto: yo soy quien soy por todo lo que he comprendido”."

Noé Jitrik


"Lo que vale es la luz que se prende y no tanto aquello que ilumina."

Noé Jitrik


"Siempre tengo la impresión de que es confuso lo que digo."

Noé Jitrik


"Salir del subte o del metro, entrar al subte o al metro, la asfixia, pero empujar para entrar, hábilmente evitar que las puertas se le cierren a uno llevándose un pedazo de nalga, o de saco, es lo mismo, hay momentos en que no se sabe qué se aprecia más.
¿Quién será el que las cierra o las abre? Un hombre, sin duda. En ese caso tendrá seguramente vida privada como cualquiera, se jubilará alguna vez, tendrá pensamientos despectivos respecto de las hormiguitas que se afanan por respirar ahí adentro o por ser conducidas por él. Raza mundial y subterránea, limitado horizonte por delante, sombrío decurso, esas vías obsesivas que de repente se convierten en metafísica idiota o en un cansancio mortal. Reflexiones muy para Sábato, qué me importa a mí del conductor aun si vive tranquilo y tiene casa en Vincennes o en Villa Malcom y no se ha convertido en un monofrénico ni aspira a proyectarse en el cosmos con una estela en la parte de abajo, en los fundillos.
La cosa pasó en Tribunales hacia Facultad de Medicina pero también en Palais Royal rumbo a Opéra, es decir siempre pasó o ni siquiera pasó pero en todo caso nada importante, experiencia intercambiable, sea como fuera algo que excita los sentidos y te hace creer muy distinto mi querido Ricardo, sobre todo muy distinto desde que me di cuenta de que leer tu libro había significado para mí un remate de toda mi vida pasada, mi vida se sacó la ropa y apareció bien clarito que así no se podía seguir, o cago fuego o me realizo, aunque ahora, después de haber hablado bastante de vos con Bécquer, un maestrito, no estoy muy seguro de que vos estés realmente destruyendo una punta de siglos de cultura occidental, como se ha dicho y escrito. Ésa era la cosa, una revelación.
Las puertas se abrieron, se apagó previamente la lucecita, o eso fue otra vez, y pasó a su lado, casi tocándolo, recogiéndolo con una mirada profundísima, una mujer cuchara erótica que le hizo caer los anteojos, tristemente descansando sobre una nariz algo más que curva y por eso indelicada. La dejó irse a pesar de la mirada de fuego, naturalmente la dejó que se deslizara como si fuera ya un recuerdo gustado aunque estaba todavía ahí nomás y habría podido levantármela, pero qué, sin presentación ni nada, sólo una mirada, una sola que de todos modos lo hizo sentirse un infeliz, la frivolité n’est pas mon fort reflexionó estúpidamente, aunque se le clave a uno la mirada de ella en el estómago y se sienta —sensación puramente subjetiva, no verificable— que si uno estira la mano y la posa en esas ancas soberbias las ancas no se contraerán para la patada, podrían ablandarse y después de todo la aventura es eso, lo que salta en cualquier parte. La dejó ir, por supuesto, se le cerraron las puertas en la cara mirándola, el tipo que pone el aparatito en el agujero y toca el pito lo empujó o el sistema superelectrónico lo ignoró y bueno, otra oportunidad más que se va caminando, caminando."

Noé Jitrik
Fin del ritual



"Todos los grandes cambios de la humanidad salieron de un libro."

Noé Jitrik



Una roca

Y si el tiempo fuera 
como decía mi padre
una tarea
y no
el torno que lima
las aristas
el potro que doma
la rebeldía
la roca que no
se deja escalar
el rostro que se aleja
sin remedio
en las estaciones
con cada movimiento
del tren.

Noé Jitrik


"Yo supongo que la intertextualidad no es un hecho de escritura sino de lectura. Quien puede reconocer la intertextualidad es el lector. En el escritor funciona otra cosa, una especie de robo a su memoria. Empieza a apelar a imágenes, a situaciones que le parecen pensables para el desarrollo de la narración pero que, quizás, ya han sido formuladas o por él o por otros, y que están allí presentes. En la lectura se las puede reconocer. Por ejemplo, la investigación que realiza Zenón Valdés es una parodia de Conan Doyle. Hay ahí un elemento de intertextualidad pero que no estaba previamente pensado. Eso viene de una memoria de textos que se cruzan, que de repente aparecen cumpliendo una función narrativa, eso espero. Es decir, a mí no me corresponde señalar que allí está Kafka, Conan Doyle o Shakespeare. Salvo, quizás, en el caso de Citas de un día donde las citas de Shakespeare son explícitas porque tienen forma de epígrafe. En este caso, cualquiera podría decir que se ha pensado en eso. Pero los epígrafes fueron a posteriori, ilustrativos. Podría hablar de intertextualidad shakespeareana en ese sentido pero en realidad fueron revelaciones de lectura. Todos mis relatos deben estar saturados de cuentos de otros o de situaciones ajenas, pero solamente pueden ser advertidas por un lector que comparta, también, ese saber. Porque si usted no ha leído El rey Lear, no advertirá que ahí hay algo. Esto se liga con la idea del lector ideal y el lector real. El lector ideal es aquel que puede compartir todo ese imaginario, toda esa memoria. El lector real es solamente el que comparte un poco, se da cuenta de algunas cosas y no se da cuenta de otras. Y, en general, el lector hiper-real es el que necesita que le digan que aquí hay una cita de... o una reminiscencia de... Todo eso se ve mucho más con Evaluador: como hay un epígrafe de El castillo de Kafka y en la contratapa se menciona a Kafka, me han dicho: “Esta es una novela en la que Kafka está muy presente”. Y es cierto, está muy presente, pero no por eso."

Noé Jitrik











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