"En la radio antigua del compañero de pieza, cuando no cabían sobresaltos, buscaba a Beethoven y era un poco la conquista espiritual en el manual de sexto, el misionero de pie con el violín y los indios idiotizados en cuclillas. La primera cuarteta a la soledad, los años grises. Tenía en su poder dos tomos de Nietzsche manoseados por Eliseo, los pronósticos de las carreras para ese mismo sábado terminar con la estrechez económica, meterse a saco en las librerías de Corrientes. Se quedó hasta mucho más tarde sentado en la tribuna de Palermo sobre remolinos de papeles y con monedas en el bolsillo, allí decidió cambiar el reloj despertador. El martes por la mañana esperó su turno frente a la puerta del baño de la pensión, se afeitó achuchado. Otra vez en la pieza pudo agregar unas líneas en el cuaderno de reflexiones. Consiguió un corretaje de artículos para el hogar, empezó al mismo tiempo una larga novela donde el artista era condenado a un corretaje de artículos para el hogar.
[...]
Todavía hoy puede ocurrir que me acerque a la ventana y apenas comprenda de qué forma han pasado todos estos años; por un especie de juego demasiado sutil, de fidelidad al recién llegado, algo en mí se resistiría a terminar con tus enaguas puestas a secar sobre la cocina de kerosén, con el sonido de tu orín en el bañito compartido."

Néstor Sánchez
Nosotros dos



"La caravana incesante de los puentes que colma cada mañana la ciudad; la caravana desvariada que la vacía cada tarde con dos luces de frente, hacia los relámpagos sonoros del televisor. Cinco días de flujo y reflujo multitudinario en cuatro ruedas, acaso con el único motivo no del todo explícito de consumir petróleo en gran escala. El planeta, fatalidad en sí mismo, requiere ser vaciado, a su edad, del líquido negro."

Néstor Sánchez



"Me quedé sin épica."

Néstor Sánchez



"No hay ninguna posibilidad de consuelo."

Néstor Sánchez



"Quedé que un tiempo después volvería desde la República de Chile al patio, con el bolsón vacío en la mitad del mismo verano en que yo había abandonado las dulzuras del convoy de Valdenegro por aproximaciones: una piecita para solitario en Belgrano R. mientras me defendía como vendedor a prueba sobre la alfombra violeta de la sastrería de Corrientes donde no estaba permitido apoyarse en las vitrinas o hablar y me ubicó desde la calle: entre los dos tropicales de la vidriera lo vi reaparecido y me hubiera tirado cuerpo a tierra por ese traje de la firma y la alfombra y las dos violas da gamba cuando la calle Crámer.
Todavía te restaba la tonada de Valparaíso. Entraste en camisa a convidarme un cigarrillo y te aclaré que tampoco nos permitían fumar y ni nombraste Chile pero sonreías. Con cuchicheo sobre la violeta quedamos en que al día siguiente (un jueves que se consolida sin ninguna nube) vos dejabas el patio y yo la sastrería y nos tirábamos el reencuentro entero sobre el polvo del balneario municipal.
Entró ahora en traje y se fue derecho hacia el vendedor. Lo trató secamente, le dijo que necesitaba ropa sport en abundancia y eligió camisas, eligió tres piyamas (como se imaginará no hubo la menor referencia a Natalio Ventura), le pidió que llevara algunos sacos sport al probador. Adentro del probador, mientras el sastre le repartía alfileres en los talles, dijo que enviaran todo a su departamento entre Paraná y Montevideo."

Néstor Sánchez
Siberia Blues




"Sentir que viajo, que me están trasladando a alguna parte y en la primera parada una vez que los atienden el bar levanten la vista ya está, es la vida extraña en movimiento, los ojos claros las manos grandes las mulatas que abanicaron bajo el enorme sombrero de paja en Hong Kong. Con tres horas de ómnibus puede extrañarse la música de atrás; me traslado viendo el gran estanque con todos que bracean y el agua desborda y es inútil, si alguna vez quise yo también olvido mientras me alejo y el Obispo casi al mismo tiempo dice 'Ñuñoa' como si acabara de ver Ñuñoa por la ventanilla pero lo más probable es que estemos cagados por la misma llanura, la música de atrás, por el mismo poncho que Ernesto ahora respira en la trastienda ya que se cambió de asiento para tenerla cerca, la respira y chupo por el pico cuando el de al lado me pasa la botella que sostengo entre dos manos más grandes y el de al lado es el Obispo que hasta esas dos y pico de la madrugada ocultó a la chilena joven preguntándole en la nebulosa de Mapocho, en el ómnibus a oscuras a la edad de ponerse en marcha: ¿por qué no te quedás en Ñuñoa?
Lo que no puede negarse es que con haber sido inmortal y sobrio la cosa no daba para mucho..."

Néstor Sánchez



"Siempre tuve la intención de dedicarme al cine, pero en este país era una aventura muy difícil. En París hice una adaptación cinematográfica de mi novela El amor, los Orsinis y la Muerte, que le acerqué a François Truffaut. Y él me contestó que era un excelente guion para escribir una novela."

Néstor Sánchez




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