Animal de la Floresta

De madera lila (nadie me cree)
mi corazón se hizo.
Especie escasa de cedro,
por el color y porque abriga
en su alma la muerte que lo amenaza.
¿La madera duele?, pregunta quien me ve
los brazos verdes, los ojos llenos de alas.
Por mí responde la luz del amanecer
que recubre de escamas esmaltadas
las aguas densas que me dieron raza
y cantan en las raíces de mi ser.
En el crepúsculo estoy de la ribera
entre las estrellas y el suelo que me bendice
las venas.
Ya no existe mal que dona
mi bravo corazón de agua y madera.

Amadeu Thiago de Mello


"Debemos alcanzar un idioma, un lenguaje accesible al hombre común, no sólo a los iniciados, a los hombres de letras. Que nuestra poesía sirva a la vida de los hombres. Toda Latinoamérica debemos unirnos en un gran lenguaje, un lenguaje universal y accesible, que nuestras metáforas sean como una casa de ventanas abiertas donde todo el mundo pueda entrar. ¿De qué sirve una casa lujosa, con todas las comodidades y beneficios si él único que puede disfrutar de ella es el dueño y sus amigos?. Eso pasa exactamente con la poesía y yo estoy en contra de los poetas concretistas que tienen como fin desbaratar la palabra y el sentimiento, mira un ejemplo bien claro y a la vez triste, cuando se tradujo el libro de César Vallejo, el último que se publicó, de los póstumos, los intelectuales de la poesía dijeron: “qué lástima que el poeta de Trilce se haya ensuciado las manos con poesía para la esperanza” ¿te imaginas este comentario absurdo sobre poesía que es accesible a todos? No es posible que la poesía sirva para ensalzar egos, eso no debe ser, la poesía no es para volverse famoso o para ganar dinero, debe servir para crear conciencia, para que los otros se puedan identificar con tus sentimientos, que puedan vivir sus vivencias a través de la poesía de los otros. Y como dijo mi gran colega  Fernando, “todo el valle la pena si el alma no es pequeña”."

Amadeu Thiago de Mello


FELIZ, INSOPORTABLEMENTE 

De a poco la luz pierde el resplandor.
A sangre sabe el río y no lo sabe nadie.
Esta es la última oportunidad de verme
por primera vez entero: cara a cara.
(Siempre quise morir
antes de verme como soy).
Prefiero simplificar. Entonces ¿por qué dudo
en revelar las oscuras aguas
que me recorren, esas en donde habitan
peces cenicientos, sordos, que me conocen?
El peor pecado del hombre
es no ser feliz. (El juicio es de Borges,
que era ciego pero descubrió la rosa
encendida en el corazón de una mujer).

Pude ver el fondo de un lago de esmeraldas.
Fui insoportablemente feliz.
Las peores desgracias (también la de existir)
que me hirieron, nada significaron comparadas
con los milagros que viví,
con los mágicos momentos que inventé.

No es preciso ir muy lejos. Cierta noche
de ardiente primavera, viajé
abrazado a los cabellos de una mujer
que me enseñaba a amar como ella amaba,
en el mar de los espacios siderales.
Regresé intacto. Al parecer
transcurrieron eternidades.
Ahora estoy solo. Frente a mí
o entre mi soledad y la noche que me llama,
queda un espacio en el que no hay sitio
para lo que escondí.
Y más de medio siglo de fiesta,
de lágrima, de asombro, de ternura,
se resume inútil en la chispa
de ese tiempo fugaz en que mi ser total,
residuo de memorias, ya se adhiere
imperceptiblemente
al silencio nocturno de la floresta.

Amadeu Thiago de Mello


LA CREACIÓN DEL MUNDO
 
No desfloré a nadie.
La primera mujer que vi desnuda
(era adulta de alma y de cabellos)
fue la primera que me mostro los astros,
pero no fui el primero a quien se los mostró.

Vi el resplandor de sus nalgas
de espaldas a mí: era morena,
mas al darse vuelta fue dorada.

Sonrió porque sus pechos me asombraron,
por mi mirada de adolescente no acostumbrado
a la gloria de la belleza corporal.
Era de mañana en la selva, pero nacían
estrellas de sus brazos y resbalaban
por el cuello, lo recuerdo, era el cuello
Lo que me enseñaba a deletrear secretos
guardados en la clavícula. Pedía,
ya echada de bruces y llamándome,
que posara mis labios por los pétalos
con rocío de la nuca, eran lilas;
que alisara, levemente, con las yemas
las espaldas de espumas y esmeraldas;
quería que mi mano recorriera,
yendo y viniendo, el valle de la columna,
très doucement, porque me cuidaba.
Ella inauguró en mí la alegría
inefable de dar felicidad.
Tanto conocimiento no podía
ser sino innato, pienso ahora.
Pero no.
Era un saber hecho de experiencia,
más que ingenio para transmitirlo.
Ella era de otras aguas, una fuente
de treinta años, que vino desde el Sena
con el destino de darme de beber
—en la aurora de sus ojos, en sus pechos,
     en la boca musical, en el mar del vientre,
     en la risa de azucena, en la voz densa,
     en Las cejas y en el vértice de la piernas—
la miel antigua de la sabiduría,
de saber que el deseo crece cuando entiende
que la chispa se enciende en la ternura,
que las antesalas se prolongan
hasta que uno esté listo para entrar en el cielo.

Thiago de Mello


Los estatutos del hombre

Artículo 1

Queda decretado que ahora vale la vida, que ahora vale la verdad,
y que de manos dadas trabajaremos todos por la vida verdadera.

Artículo 2

Queda decretado que todos los días de la semana, inclusive los martes
más grises, tienen derecho a convertirse en mañanas de domingo.

Artículo 3

Queda decretado que, a partir de este instante,
habrá girasoles en todas las ventanas, que los girasoles tendrán derecho a abrirse
dentro de la sombra; y que las ventanas deben permanecer el día entero
abiertas para el verde donde crece la esperanza.

Artículo 4

Queda decretado que el hombre no precisará nunca más dudar
del hombre. Que el hombre confiará en el hombre como la palmera confía
en el viento, como el viento confía en el aire, como el aire confía en el
campo azul del cielo.

Parágrafo:
El hombre confiará en el hombre como un niño confía en otro niño.

Artículo 5

Queda decretado que los hombres están libres del yugo de la mentira.
Nunca más será preciso usar la coraza del silencio ni la armadura de las palabras.
El hombre se sentará a la mesa con la mirada limpia,
porque la verdad pasará a ser servida antes del postre.

Artículo 6

Queda establecida, durante diez siglos, la práctica soñada del profeta Isaías,
el lobo y el cordero pastarán juntos y la comida de ambos
tendrá el mismo gusto a aurora.

Artículo 7

Por decreto irrevocable queda establecido el reinado permanente
de la justicia y de la claridad. Y la alegría será una bandera generosa
para siempre enarbolada en el alma del pueblo.

Artículo 8

Queda decretado que el mayor dolor siempre fue y será siempre no
poder dar amor a quien se ama, sabiendo que es el agua quien da a la
planta el milagro de la flor.

Artículo 9

Queda permitido que el pan de cada día tenga en el hombre la señal de
su sudor. Pero; que sobre todo tenga siempre el caliente sabor de la ternura.

Artículo 10

Queda permitido a cualquier persona a cualquier hora de la vida el uso
del traje blanco.

Artículo 11

Queda decretado, por definición, que el hombre es un animal que ama,
y que por eso es bello, mucho más bello que la estrella de la mañana.

Artículo 12

Decrétase que nada estará obligado ni prohibido. Todo será permitido.
Inclusive jugar con los rinocerontes, y caminar por las tardes con una
inmensa begonia en la solapa.

Parágrafo:
Sólo una cosa queda prohibida: amar sin amor.

Artículo 13

Queda decretado que el dinero no podrá nunca más comprar el sol de
las mañanas venideras. Expulsado del gran baúl del miedo, el dinero se
transformará en una espada fraternal, para defender el derecho de
cantar y la fiesta del día que llegó.

Artículo Final
Queda prohibido el uso de la palabra libertad, la cual será suprimida de
los diccionarios y del pantano engañoso de las bocas. A partir de
este instante, la libertad será algo vivo y transparente, como un fuego o un
río, o como la semilla del trigo y su morada será siempre el corazón del hombre.

Thiago de Mello


MEDITACIÓN EN REINO DE LA PANTERA AZUL
 
Viene de pronto, nunca viene
cuando se presiente su llegada.
Llega y es tarde ya y en todo es tarde.
Nunca se muestra entera. Pero es hembra.
Es necesario esperar y seguir siendo
hasta que olfatea
lo que guardas al fondo de tu nombre.
Pero no vale su precio, ni la sórdida
moneda que te exige: nada quiere.
Marcha a tu lado, del que no se aparta,
agazapada en pliegues de la ropa,
le encantan la nuca y los cabellos.
Inmóviles sus manos posadas en los hombros
que nada sienten pero saben: sufren
tanto o más que brasas.
Es igual
a lo que fuera antaño, a lo que fue
en tu jardín una semana antigua.
La víspera parece tan remota
que llega a ser penoso recordarla.
La casa se convierte en selva densa,
hay secretos desvanes nunca vistos
que nos llaman con tibios terciopelos
enseñándonos cantos amorosos
que no saben jamás por qué callaron.
Si te llama a la lucha traicionera,
todo se cubre de ceniza y polvo.
No hay nada pegajoso a no ser los contactos
inesperados como mariposas
que bajan devastando soledades.

El sol de la más vieja primavera
quema tu sangre, estalla en la garganta
que, desde hace cien noches, no dominas
y hay sequedad en tus encías.

deslumbradas surgen las rodillas

que van dejando ver colores curvos
casi a los costados de los muslos.
nada más. El cielo es lo que falta.
Toda azul te acecha la pantera
como si no te conociera —y canta.
De súbito las cosas huecas crujen
y en el más trivial acto de la vida
cifras un interés total: el sortilegio
es terrible y fugaz, porque te ofrece
en un brote de luz la certidumbre
de la inutilidad feroz y fría
de la prenda que te iba seduciendo.

Es ahí cuando, cada cosa, y todas,
incluso la pared, el calendario,
y hasta el cuchillo junto al velador,
los grandes sentimientos, las palabras
altisonantes y los compromisos
como agua pasan, pasan como un rio
de aguas espesas que no corren nunca,
de una espuma podrida recubiertas.

Con todo, luce flores en sus flancos
y distracciones que permiten pájaros,
con ese ardor húmedo de macho,
que ella no deja alzarse de los sótanos
en los cuales contigo se oculta
sabiendo que le cabe la tiniebla.
Y en su reino luminoso clavas
tus huecas raíces de silencio
que se hunden cantando en la tierra.

Thiago de Mello


"Mira, escucha, existe un bello poema que mi gran amigo Nicolás Guillén escribió y dice en uno de sus versos: “el río es hondo y lleno de monstruos”. Nuestro Amazonas no escapa de esa verdad y la poesía dice la verdad y de ella debemos echar mano para hacer la denuncia, la conciencia. Hace más de diez años que apareció en nuestras aguas un terrible monstruo que los mestizos llaman azogue.  Es simplemente mercurio, utilizando por los mineros en el proceso de extracción de oror.  Algunas toneladas del metal ya están en el fondo de la cuenca amazónica, principalmente en las aguas que bañan el área de las minas.  Todo el mundo sabe que el tiempo nunca pasa, finge que se va, pero se queda, cambia y se queda, se modifica. El mercurio es un peligro para las poblaciones ribereñas, que se alimentan esencialmente de peces. En el lecho de los ríos, de arena gruesa, se encuentran con facilidad. Ya encontramos peces contaminados a más de mil kilómetros de los focos mineros. Con todo esto que te cuento tú crees que no hay que unir voces, que exaltarnos ante tal atrocidad y denunciar, denunciar todo esto que pasa. Mi deber como poeta es todo esto, denunciar y crear conciencia, que todo el mundo se entere para que unamos fuerzas y podamos hacer algo para detener la contaminación del pulmón más grande del mundo, del contenedor de agua dulce más grande del mundo que esta región del planeta. Y debo decirte con tristeza, reconocer con profunda pena que más de ochenta millones de brasileños no piensan, ni de lejos se preocupan, en la preservación de la floresta.  Los que comen bien, los que viven en el sector bonito de la vida, quieren comodidad y riqueza, muchos de ellos aún a costa de la pobrecita floresta."

Thiago de Mello


"Nada más voltea a tu alrededor y mira lo que está pasando con nuestro planeta, ¿tú sabes cuántos camiones cargados de madera salen todos los días de nuestras selvas? Yo te puedo decir que de la barriga de las nubes blanquísimas, tocadas por el viento, cae el agua celeste. Reunidas avanzan, multiplicadas en infinitos caminos, bañando la inmensa planicie cortada por la línea del Ecuador. Planicie que ocupa la vigésima parte de la superficie de este lugar llamado Tierra, donde vivimos. Verde universo ecuatorial, abarca nueve países. Aquí está la mayor reserva mundial de agua dulce, ramificada en millares de caminos de agua, mágico laberinto que de sí mismo se recrea incesante, atravesando millones de kilómetros cuadrados de territorio verde, en un verso mío digo: “es la amazonia, la patria del agua”, y es verdad, es la Grande Amazonia, toda en el trópico húmedo, con su floresta compacta y atolondrante, donde todavía palpita, intocada y en vastos lugares jamás sorprendida por el hombre, la vida que se fue urdiendo en las intimidades del agua, y donde baja el amanecer del Terciario. Intocada y desconocida en mucho de su extensión y su verdad, la Amazonia aún está siendo descubierta. Iniciado hace cuatro siglos, su descubrimiento no terminó. Ojalá no termine nunca. Y, mientras tanto, por lo que ya se conoce de la vida en la Amazonia, desde que el hombre la habita, se yergue d elas profundidades de sus aguas, y se escurre de los altos centros de su selva un terrible temor: de que esa vida esté, despacito, tomando el rumbo del fin."

Thiago de Mello



“Uno de los bienes más preciados que tiene hoy la humanidad es la biodiversidad de la selva amazónica tan peligrosamente amenazada por el imperio norteamericano que pretende adueñarse de ella. Brasil y los otros países que están cubiertos parcialmente por el verde amazónico, deben ceder su soberanía para ser administrados por un organismo internacional. No, nosotros somos capaces de gobernar lo que poseemos y nos pertenece por derecho propio.”

Thiago de Mello


“Yo ya estoy viejo, sin embargo soy tremendamente joven. Mi juventud crece cada día porque crece en mí la esperanza de que es posible la construcción de sociedades humanas en otros países de nuestra América donde la belleza y la grandeza de la condición del ser humano sea respetada, donde la vida sea como un ramo de sol.”

Thiago de Mello



















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