El hombre público 

Tarde aprendí
qué bueno
es dar el alma como lavada.
No hay razón
para conservar
esta hilacha de noche vieja.
¿Qué significa eso?
Hay una hila
que va siendo cortada
dejando una sombra
en el papel.
Discursos detonan.
No soy yo que estoy allí
de ropa oscura
sonriendo o fingiendo
oír.
Sin embargo
También escribí cosas así,
para personas que ni sé más
quienes son,
de una dulzura
venenosa
de tan honda.

Ana Cristina Cesar


Estoy detrás

del despojamiento más entero
de la simplicidad más desierta
de la palabra más recién nacida
del entero más despojado
del desierto más simple
del nacimiento a más de la palabra

Ana Cristina Cesar



Fisonomía

no es mentira
es otro
el dolor que duele
en mí
es un proyecto
de paseo
en círculo
un malogro
del objeto
en foco
la intensidad
de luz
de tarde
en el jardín
es otro
otro el dolor que duele
es aquí
por ahora
todavía no hay
cortina
alfombra
luz indirecta
amenizando la noche
cuadros en las paredes

Ana Cristina Cesar



Flores del Más 

despacio escriba
una primera letra
esclava
en las inmediaciones construidas
por los huracanes;
despacio mida
la primera pájara
bisoña que
risque
el babero
abierto
sobre los vendavales;
despacio imponga
el pulso
que mejor
sepa sangrar
sobre el cuchillo
de las mareas;
tranquilo imprima
la primera
mirada
sobre el galope bañado
de los animales; despacio
pida más
y más y
más

Ana Cristina Cesar



"La angustia es el habla taponada."

Ana Cristina Cesar



Miro mucho tiempo el cuerpo de un poema

miro mucho tiempo el cuerpo de un poema
hasta perder de vista lo que no sea cuerpo
y sentir separado entre los dientes
un hilo de sangre en las encías

Ana Cristina Cesar



Nada disimula la perfección del amor...

Nada disimula la perfección del amor.
Un auto en marcha atrás. Memoria del agua en movimiento. Beso.
Gusto particular de tu boca. Ultimo tren subiendo al
cielo.
Aguzo el oído.
Los aparatos que sólo hacen sonido ocupan el lugar
clandestino de la felicidad.
Necesito atarme al velamen con mis propias manos.
Sirgar.
Desde aquí al fondo de la reserva forestal oigo cosas que
nunca oí, pájaros que gimen.

Ana Cristina Cesar


Nada, esta espuma

Por enfrentamiento del deseo
insisto en la maldad de escribir
pero no sé si la diosa sube a la superficie
o apenas me castiga con sus aullidos.
Desde la amura de este barco
quiero tanto los senos de la sirena.

Ana Cristina Cesar


"Oh, qué enfermedad me da el azúcar del deseo."

Ana Cristina Cesar



Tú quieres sueño: despídete de los ruidos y
de los restos del día, quita de tu boca
el puñal y el tránsito, sombras de
tus gritos, y ropas, llantos, cuerdas y
también las caras que asoman sobre
tu sonora forma de dar, y los otros cuerpos
que se acuestan y se pisan, y las moscas
que sobrevuelan el cadáver de tu padre, y el dolor (no escuches)
que se prepara para cubrir tu vigilia, y los cantos que
olvidaron tus brazos y tantos movimientos
que pierden tus silencios, y los vientos altos
que no duermen, que te miran desde la ventana
y en tu puerta penetran como locos
pues nada te abandona ni tú al sueño.

Ana Cristina Cesar








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