"Fue en Mayo del año 1945 cuando escuché a mi madre y padre hablar acerca del fin de la guerra en Europa. También fue en ese Mayo que los “intrusos” (aliens) regresaron. Ese fue el año en el cual me encontré de nuevo trasportada a un extraño lugar en una burbuja de luz. Cuando ascendí, recuerdo ver a mi madre acercarse al patio a sacudir una alfombra. Luego estábamos tan lejos que ya ni siquiera podía ver nuestra casa. Durante esa visita, ellos me llevaron al gran cuarto redondo. Yo estaba rodeada por “visitantes” no antes vistos. Yo podía escuchar sus requerimientos. Yo tenía seis años pero entendía que lo que ellos me pedían que hiciera no era correcto. Sentí un calor elevarse en mis mejillas. “Yo no quiero quitarme el vestido”, busqué al ser que me habló pero no vi a nadie. “No aquí, no enfrente de todos. Mi mamá dice que sólo me tengo que quitar el vestido en mi cuarto o en el baño. Ya no soy una bebé” Las palabras que me hablaron en la mente me tranquilizaron y de alguna manera, en segundos, y antes de darme cuenta de lo que había pasado me encontré vestida solo con mis medias de algodón. Miré hacia debajo de mi cuerpo y me tapé con las manos sobre mi pecho. “¿Por qué me hacen esto a mí? Yo he sido una niña buena. Esto no es divertido” “Tratamiento especial de luz” “Un tratamiento muy especial de luz. Algunos de ustedes le llaman una luz ultravioleta” La luz ultravioleta era tan fuerte que mis medias lucían como si fuesen de un blanco luminoso y radiante. Miré las paredes brillantes y beige “¿Es este su baño? Está cubierto de azulejos” Los alienígenas proyectaron risas en mi mente “No es un baño, piensa que es la oficina de un doctor. El doctor quiere ayudarte.” “No me gustan los doctores” “Entonces está bien llamar a la habitación un baño. Puedes llamar a tu tratamiento un baño de luz.” Algo se me entregó en la mano. Era un objeto con algo de vidrio. Yo lo sostenía. “¿Qué…?” La respuesta telepática interrumpió mi pregunta antes que la terminase de formular “Es para tus ojos, para protección de la luz fuerte” Me sentí complacida con esa explicación. “Oh, son gafas como de piloto de avión” Levanté los anteojos verde obscuro y miré a través del espeso amarillo de sus lentes que parecían ser de hule. Unas manos los tomaron y me los pusieron en su lugar. “Ahora puedes pararte en el centro, en la alfombra” “¿Me puedo sentar?” “Sí, un momento. Por alrededor de 10 minutos queremos que te levantes en la alfombra. Pero para el resto del tratamiento te puedes sentar si quieres” Froté mis piernas con la alfombra y se sentía como una sábana cálida. La presencia de los extraños y sus pensamientos lentamente retrocedieron del lugar en donde me encontraba. “Oigan, ¿A dónde se fueron todos? No me dejen aquí sola” “No te preocupes pequeña Bárbara. Vamos a estar justo detrás de las luces. Nosotros no necesitamos el tratamiento pero tú sí, así que nos vamos pero tú te quedas” “No me siento enferma” “Oh sí, tú no estás enferma, pero esto es para prevenir que te enfermes. Hemos encontrado faltantes dentro de tu cuerpo pero las luces van a remplazar los elementos faltantes” Me acomodé las gafas de nuevo. Tal vez ellos me las regalen cuando el tratamiento termine. Mi doctor me deja tomar las paletas para la lengua para que me las lleve a casa. “Bien, está bien” Tomé el baño de luz pero luego ellos no me dejaron llevarme las gafas a casa. Cerré mis ojos para detener mis lágrimas pero al abrirlos descubrí que estaba en el ático de mi casa de nuevo. Mi madre estaba de cuclillas junto a mí. Ella me preguntó “¿Te viniste a dormir aquí? Te llamé pero no me respondiste. En ocasiones no entiendo por qué no puedes jugar en el jardín como una niña normal” Pocos años después recuerdo haber visto un destello color blanco, inclusive más blanco que nunca antes contra un esmeralda verde. Ah sí, mis visitantes habían regresado. Los invisibles seres alrededor mío irradiaban confort y protección pero aún así me sentía intranquila, tal vez un poco asustada. ¿Por qué habrían vuelto? Ya estaba obscureciendo y yo sólo quería esperar allí en el pórtico pues mi mamá me dijo que me quedara aquí. “No te preocupes” el pensamiento vino del ser más cercano a mí. “No durará mucho. Te traeremos a casa en un momento” Pude sentir como los otros consentían lo dicho. “Tu madre va a encontrarte bailando cuando ella venga a buscarte” Me tranquilicé un poco. Esta vez era diferente de cuando yo era una niñita, y diferente de aquellas visitas a la oficina del doctor. Los tres seres vestían el traje como de seda ajustado al cuerpo. Estos eran los que había visto antes. Ellos ahora me hablaban como una niña más crecida ahora. “¿Vamos a ver los globos grandes de nuevo?” le sonreí al ser más cercano a mí, el cual estaba enviándome ondas de confort. De todos ellos, él era mi mejor amigo. Yo sabía que él era el líder del grupo de tres. Pero el que estaba a mi lado izquierdo “No.” El que estaba a mi lado derecho, al que conocía más, el que era el líder, levantó un mechón de mi pelo. Desde el rabo de mi ojo pude ver mi rizo de cabello en su mano. Su tacto sobre mi cuello me causó un poco de escalofríos. Él me dijo que me iba a poner algo dentro de mi cuello. “No,” les grité “No, yo no lo quiero” Ahora estaba cambiando de parecer. Estos seres no eran amigos; no lo eran en realidad. “Es sólo una pequeña cajita” Ahora me aseguraban esto con sus pensamientos “sólo una cajita de comunicaciones” Uno de los seres tomó mi mano en la suya. Levantó mi dedo meñique y dijo “Mira a tu pequeño dedo” él me tocó la uña tan ligeramente que no sentí nada. “¿Ves? La cajita es la mitad de pequeña de tu uña pequeña” Ya esto no me daba la sensación de ser un juego. Moví la cabeza y me alejé del semicírculo. Me volví a mirarlos un poco enojada ahora. “¿Pueden darme la cajita y la llevo cargando? Ya se hace tarde y debo ir a casa. Se hace tarde” Ellos caminaron formando un círculo alrededor mío. “Vamos a poner el pequeño chip justo detrás de tu oreja. No te dolerá.” Él lo mostró de nuevo y dijo “Vendrá un momento en tu vida cuando sucedan grandes catástrofes y desastres y este implante te permitirá hablar con personas de otros universos” “¿Debajo de mi piel?” Qué desagradable, odiaba esa idea. “Sí, ni siquiera lo vas a notar” Luego me hicieron tener una visión de mí misma adulta trabajando con personas en la calle. Me vi entonces ayudando a gente y confortándola. Sin embargo las imágenes de mí misma ayudando gente lastimada eran de cuando llegase a tener 60 años. “No me gusta verme como una mujer anciana” y di un paso atrás. “No importan las imágenes. Esto es lo que te pasará un día pero aún falta mucho tiempo para esto así que no tienes que preocuparte. Cuando tengas esta pequeña pieza dentro de tu cuello vas a ser capaz de entender idiomas que nunca entendiste antes. Serás capaz de hablar y entender personas de cualquier lugar del espacio. Esa es la razón por la que queremos ponerte el artefacto en la oreja” Luego de insistir que no, y ellos continuar con sus pensamientos en mi mente aparecí de nuevo en el pórtico de mi casa."

Barbara Bartholic
Tomada del libro de Esteban Perentz Ufología





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