“En 1947 yo acababa de venir de Italia, donde había sido Jefe de Seguridad de Inteligencia en Roma; en asuntos de seguridad yo había sido entrenado por los británicos. Era un agente del MI-19. Cuando vine, fui a Fort Riley, Kansas. Estuve destinado allí. Era instructor en la escuela de inteligencia y teníamos una fuerza de intervención. Una noche yo era el primer oficial de guardia. Ser el primer oficial de guardia significa que tenía el control aquella noche, y tenía que comprobar a todos los guardias, todas las zonas de seguridad. De modo que fui a la sección de veterinaria y un sargento al que conocía muy bien era el que estaba de guardia aquella noche. Le contesté: ‘Sargento, ¿cómo está todo por aquí?’ Me dijo: ‘bien, Señor’. Le dije, ‘me han dicho que tengamos cuidado, que observemos esta zona porque tenemos algo importante aquí’. Me dijo, ‘¿Quiere verlo, Señor?’ Le dije: ‘Si, vayamos a ver’. Fuimos allí y había 5 cajones, 5 o 6, pero creo que eran 5. Levanté uno y allí estaba aquel cuerpo flotando en fluido. Lo miré por unos 10-15 segundos, no mucho más que eso;cerré el cajón y dije: ‘Sargento, vete de aquí ahora mismo, no quiero que te metas en problemas. Yo soy el oficial de guardia y puedo andar por aquí, pero tú puedes meterte en problemas si vienes por aquí. Sal fuera conmigo’. Salimos fuera y le pregunté: “¿de dónde han venido, Sargento?” Me respondió: ‘han estado viniendo 5 camiones desde Nuevo México y se están dirigiendo a la Base de la Fuerza Aérea de Wright Patterson’. En aquellos días, la Ruta 40 era posiblemente la única que atravesaba el condado, y fue la que ellos tomaron para ir desde Fort Riley, Kansas hasta la Base de Wright Patterson. Así que le dije: ‘mantente alejado de esto, Sargento. No quiero que te metas en líos’. Después, me fui a verlo con detenimiento y empecé a preguntarme qué era aquello. Primero pensé que era un niño porque era pequeño, después miré su cabeza y el resto, fueron tan sólo unos pocos segundos, después lo cerré. La cabeza era diferente, los brazos eran delgados, el cuerpo era gris, de modo que, justo en aquel momento, no supe qué era aquella cosa. Estando en temas de inteligencia, era mejor dejarlo guardado en un rincón de la cabeza y esperar a que en el futuro pudiese ver una corroboración de modo que pudiese evaluar aquello. Puntualmente me olvidé de aquello.”

Philip Corso
Tomada del libro Extraterrestres: el Secreto Mejor Guardado de Rafael Palacios, página 14


“Estuve cuatro años en la Casa Blanca y empecé a recibir informes, pero eran sólo informes. Tenía todos los permisos de seguridad, así que podía obtener los informes, incluso los que estaban en código secreto. Una vez conseguí uno que decía que la NSA estaba recogiendo señales del espacio, que no eran simplemente ruido espacial, o cifrados, o algo que no pudiésemos leer; eran señales muy perfectas y parecía que ‘alguien’ estaba dirigiendo un mensaje real. Pero no fuimos capaces de descifrarlo. Era un mensaje bien coordinado. No era ruido espacial ni nada de eso, ni ruido que estuviese llegando. Era un patrón de comunicación. La evaluación concluyó que debía provenir de seres del espacio exterior. Yo conseguí ese documento en la Casa Blanca porque tenía todas las autorizaciones de la NSA. Después volví y el General Trudeau me metió en ello. Él había organizado un proyecto de Investigación y Desarrollo. Al principio, yo era un asistente especial. Una semana después, se creó la División de Tecnología Extranjera, y me colocaron al mando. Allí empecé a obtener los informes de la autopsia de extraterrestres, así como de otros accidentes y de los artefactos recuperados. Llegué a visitar el lugar [cerca de Roswell, Nuevo México] un par de veces… Cuando entré en ‘Investigación y Desarrollo’, heredé todos esos artefactos y los informes de las autopsias del Hospital Walter Reed. En Walter Reed hay un laboratorio, que era financiado por nosotros. Fueron quienes hicieron las autopsias para nosotros. Pero no dejamos allí ni una copia de los informes. Todas las copias las cogimos porque era nuestro laboratorio, financiado por nosotros. Así que allí empezamos a obtener pruebas de que había ocurrido un accidente realmente en Roswell.”

Philip Corso
Tomada del libro Extraterrestres: el Secreto Mejor Guardado de Rafael Palacios, página 53


"La pesadilla de la creatura que vi en el fuerte Riley nunca se desvaneció de mi memoria, aunque pude al menos hacerla de lado durante mi periodo de comandante de misiles dirigidos en Europa. Nunca más volví a ver su cuerpo durante el resto de mi vida excepto por las fotos de la autopsia y los bosquejos del examinador médico que siguieron conmigo junto a lo que sucedió en Roswell. En 1957 tuve la oportunidad de un puesto en una base de seguridad con la tecnología de cohetes más avanzada de la época. Mi nuevo jefe era el general Arthur Trudeau (1902-1991), uno de los generales de la guerra coreana. -¿Cuál es el gran secreto general?- le pregunté a mi nuevo jefe -Las cosas no han cambiado mucho por aquí desde que fuiste a Alemania,- me dijo – Aún sabemos quiénes son nuestros amigos y en quienes confiar- Yo entendía esto. La guerra fría estaba ensanchándose y habían enemigos en todo alrededor nuestro: en el gobierno, dentro de los servicios de inteligencia, y dentro de la Casa Blanca misma. El general se volteó hacia mí y acercándose me dijo: -Necesito que me cubra la espalda coronel. Necesito que me ayude a vigilar porque con lo que voy a hacer, no puedo vigilarme a mí mismo- Yo entendía que el general me decía únicamente lo que yo necesitaba saber. Yo sería un asistente especial en R&D, una de las divisiones más sensibles de toda la burocracia del pentágono, pues allí se encontraban todos los planes más secretos, científicos y armamento que se desarrollaban desde contratos de defensa. -Hay algo más que necesito que hagas por mi Phil,- continuó diciéndome el general Trudeau- Voy a pedir que lleven este gabinete hacia tu oficina. Este contiene archivos especiales, material de guerra que tú nunca antes has visto que quiero poner bajo tu responsabilidad tocante a Tecnología “Extranjera”- yo no entendía por qué el general seguía dándole palmaditas a ese gabinete de archivos -Me haré cargo de esos archivos en seguida General- le dije- y voy a escribir algunos reportes preliminares acerca de lo que pienso de ellos- -Va a tomarte mucho más que eso Phil- me dijo Trudeau, ahora parecía querer reír, algo que no hacía mucho en esos días. Luego me dijo- Vas a querer saber de esto antes de que empieces a escribir cualquier reporte- -¿Hay algo en particular que deba saber de esto General?- pregunté, tratando de no mostrar ningún titubeo con mi voz -En realidad, Phil, este material es algo diferente de lo típico que encuentras en la información “extranjera” y que hayamos visto antes- me dijo- No sé si alguna vez viste la “inteligencia” que manejamos cuando estabas en la Casa Blanca, pero sí te digo que investigues sobre el caso Roswell antes de que empieces a escribir.- Como sea, parece que en ese momento aún no había hecho la conexión de lo sucedido en Roswell y lo que había en el gabinete del General Trudeau. El general salió y fue a llamar a unos soldados que le siguieron, luego les dio la orden de llevarse el gran gabinete hasta mi oficina y les dijo que lo siguieran y que no se detuvieran a hablar con nadie. Luego se volteó y me dijo: -Por qué no te tomas tiempo con esto Phil- hizo una pausa y agregó- pero no mucho. Ya estando en mi oficina con el gabinete, esperaba al menos darle una ojeada a los documentos para por lo menos de forma superficial ver de qué trataba aquello. Recordé aquél ser alienígena luego de Roswell que vi cuando los militares lo metían dentro de un recipiente de vidrio con un líquido para mantenerlo. ¿Qué tendría que ver Roswell con aquel gabinete? Estuve pensativo un buen rato antes de decidirme abrirlo, recordando aquella pesadilla de Roswell. Luego lo abrí, y aquí estaba, parte del material de Roswell recuperado por el ejército. Era de noche y escuché unos pasos en el silencio nocturno, pues el Pentágono nunca está vacío. Era el general Trudeau que asomaba su cabeza por la puerta y me preguntó: -¿Miraste dentro?- me dijo -¿Qué es lo que me hace General?- le contesté – pensé que éramos amigos -Por eso te di esto Phil,- lo dijo y no estaba riendo, no sonreía inclusive- ¿Sabes lo valiosa que es esta propiedad? ¿Sabes lo que haría cualquiera de las otras agencias por tener esto que ahora tú tienes? -Probablemente me matarían- le contesté -Probablemente lo harían y con rabia, la Fuerza Aérea piensa que esto les pertenece a ellos. La Naval lo quiere porque quieren todo lo que la Fuerza Aérea quiere. La CIA lo quiere para dárselo a los rusos- me dijo el general -¿Qué quiere que haga general?- le pregunté. No podía adivinar lo que estaba pensando -Necesito un plan tuyo- me dijo- No simplemente de lo que “es” esto, sino qué podemos hacer nosotros con esta información. Algo que la mantenga fuera de juego hasta que tengamos certeza de lo que en verdad tenemos y que uso podríamos darle- -Debemos saber entonces lo que tenemos en primer lugar- le dije -Entonces ese es tu trabajo en el acto. ¿Qué tenemos aquí? ¿Hay algo utilizable? Reúne gente en la que confíes de los especialistas que tenemos. Esta es solo parte de la información de que disponemos. Hay más de ella bajando al sótano, en la sección de archivos, de la cual las agencias de inteligencia no saben nada. Vino de Nuevo México en lugar de Ohio. No me preguntes por qué pero ya viene en camino hacia ti en cajas. Sólo pon todo junto, tomate tu tiempo y evalúa esto para mí.- me dijo el general -¿Alguien más sabe que tengo esto?- le pregunté -Todos saben que si andas por estos rumbos (en el Pentágono) es porque estás en algo importante- me dijo Trudeau – así que no actúes como el gato que se comió al canario. Te están vigilando tanto como me vigilan a mí.- luego el general caminó hacia el pasadizo, se fijó en todas direcciones y luego regresó- así que moviliza esto de aquí pues podríamos estar fuera de estas oficinas en un año y no quiero tener que preocuparme acerca de esto- el general se fue en un santiamén, y como si nunca tuvimos esta conversación. Al buscar en el gabinete me llamó la atención las descripciones que acompañaban un set de dos piezas de algo elíptico tan delgado como la piel. Los patólogos del Walter Reed dijeron que se adhieren a los lentes de las criaturas extraterrestres y reflejan la luz existente, incluso aunque exista una total obscuridad le permite a su usuario distinguir formas. Los reportes indicaban que los patólogos del hospital Walter Reed que realizaron la autopsia de esas creaturas utilizaron esto caminando en la obscuridad en un corredor adyacente al laboratorio contiguo. Los patólogos lograron ver la forma exterior de los cuerpos de las creaturas, indiferentemente al grado de iluminación, y cuando se acercaron sus formas se mezclaron en una sola. Sin embargo también fueron capaces de ver los delineamientos de otros objetos en el lugar. Estas cosas no convertían la noche en día para el observador, sólo subrayaba las formas externas de las cosas. También había un pedazo grisáceo-plateado como de papel parecido a una tela entre estos artefactos en el gabinete que no se podía doblar, romper, arrugar de ninguna manera. Era de una contextura algo metálica que luego le llamarían “super-tenacidad” (Supertenacity), y cuando lo traté de cortar con las tijeras mis brazos terminaron exhaustos sin poderle hacer el menor rasguño. Pude notar que tenía ciertas pequeñas fibras que iban en una dirección. Cuando lo intentaba estirar no se podía, luego cuando lo giraba 90 grados para estirarlo notaba que las fibras se habían reorientado por sí mismas. Esto no podía ser tela, pero obviamente tampoco era metal. Era una combinación. Yo había estado en diversos proyectos ultra secretos del Pentágono y estaba seguro que nosotros (El ejército de los Estados Unidos) no teníamos nada como esto, ni siquiera en la lista de deseos. Había una descripción y un boceto de otro “aparato, era como una pequeña especie de linterna gorda, con una fuente propia de energía que no era para nada una batería. Los científicos en el Wright Field que la examinaron dijeron que no pudieron ver la fuente de luz de ella, pero cuando apuntaban la linterna hacia el muro podían ver un pequeño círculo de luz roja. Cuando atravesaban algún objeto en el camino que seguía su luz el objeto comenzaba a echar humo por lo intenso del rayo que desprendía. Luego de jugar con el aparato concluyeron que era alguna herramienta de corte alienígeno semejante a algún soplete. En una ocasión llenaron la habitación de humo y de repente el rayo del “soplete alienígena” cobró forma. ¿Por qué los pilotos de un UFO tendrían una herramienta para cortar semejante a esta en sus naves? Fue hasta después cuando leí los reportes militares de las mutilaciones de ganado en las cuales órganos enteros fueron removidos sin ningún trauma visible alrededor de las células mismas donde se cortó, que me percaté que la “linterna de corte” alienígena era una herramienta de corte para esas operaciones. Como un escalpelo. Luego vi el artefacto más extraño de todos, una especie de bincha o venda de cabeza con artefactos eléctricos a cada lado. No pensé en el momento algún uso para este artefacto. No parecía estirarse, sino que parecía como de una única talla, y no era para humanos. Probablemente tomaba ondas cerebrales como un electroencefalograma y proyectaba algún gráfico. Ningún experimento con ella arrojó explicaciones. Los científicos parecía que ni siquiera la podían encender ni encontrar su fuente de poder pues no tenía ni baterías ni diagramas de ningún tipo. Había noches en que diseminaba estos reportes alrededor mío como si fueran regalos de navidad."

Philip James Corso
Tomada del libro de Esteban Perentz Ufología:Volumen II



"Los testigos (que han tratado con extraterrestres) afirman que no oyeron “palabras” en su mente, solo la resonancia de una compartida o proyectada impresión mucho más simple que una oración pero mucho más compleja porque ellos fueron capaces de compartir con la criatura un sentimiento no sólo de sufrimiento como de tristeza profunda, como si la criatura estuviera de luto por la pérdida de los otros en el accidente (Corso, 1998) Los extraterrestres piensan en términos de una geometría altamente compleja, sino multidimensional. Los matemáticos llaman a esa geometría “Topología”. La topología es la geometría de las formas elásticas y flujos (una inter conectividad del todo). Los alienígenas modelan sus pensamientos a través de ambos, espejo y a través de la dimensión, las elásticas, siempre fluyentes formas del continuum cuántico. Ellos piensan en términos de umbrales subyacentes entre cada partícula cuántica, diferente a la mayoría de humanos, que tienen a pensar que un electrón es un electrón, algo diferente."

Philip J. Corso o Philip James Corso
Tomada del libro Ufología volumen I de Esteban Peretz







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