“Me percaté de que me tragaba una ballena […] Me rodeaba un muro de carne […] De pronto me encontré en un saco mucho mayor que mi cuerpo, pero completamente a oscuras. Palpé mi entorno y toqué a diversos peces. Algunos parecían estar vivos pues se escabullían por entre mis dedos […] Sentí un fuerte dolor de cabeza y mi respiración se hacía muy difícil. Al mismo tiempo sentía un calor que me consumía. Un calor que iba en aumento. En todo momento estuve convencido de que iba a morir en el estómago de la ballena. El tormento era irresistible y el silencio allí era absoluto. Intenté incorporarme, mover los brazos, las piernas, chillar. Pero me resultaba imposible, sin embargo mis ideas estaban perfectamente claras y la comprensión de mi situación era plena. Por fin, gracias a Dios, perdí el conocimiento.”

James Bartley
Timonel, tragado por una ballena


No hay comentarios: