Odiseo

Escribo.
Anudo palabras para conjurar el olvido.
El mar. El olvido es el mar,
la líquida circunstancia del tiempo,
y la memoria, esa borra de luz que dejan los días,
acaso una isla. Ítaca, por ejemplo.

Navego a Ítaca.
Atado al mástil atravieso el laberinto
de voces que brillan y mudan de sentido.

Odiseo bajo las estrellas.
Extraño del mundo, su grito crece a la deriva:
¿Dónde está Ítaca?
¿Dónde está la tierra que me nombra?
¿Dónde esta la palabra que habito?

Escribo.
Con un hilo de voz coso
la trama que me sustenta:

Odiseo enamorado de las sirenas
y, sin embargo, sujeto
al índice al cual se anudan las palabras,
a su nombre, al tiempo,
tejido y destejido a la distancia.
En Ítaca… [escribo].

Antonio Tello Argüello

No hay comentarios: