Aclaración preliminar

Si ser poeta significa poner cara de ensueño,
perpetrar recitales a vista y paciencia del público indefenso,
infringirle poemas al crepúsculo y a los ojos de una amiga
de quien deseamos no precisamente sus ojos;
si ser poeta significa allegarse a mecenas de conducta sexual dudosa,
tomar té con galletas junto a señoras relativamente deseables todavía
y pontificar ante ellas sobre el amor y la paz
sin sentir ni el amor ni la paz en la caverna del pecho;
si ser poeta significa arrogarse una misión superior,
mendigar elogios a críticos que en el fondo se aborrece,
coludirse con los jurados en cada concurso,
suplicar la inclusión en revistas y antologías del momento,
entonces, entonces, no quisiera ser poeta.

Pero si ser poeta significa sudar y defecar como todos los mortales,
contradecirse y remorderse, debatirse entre el cielo y la tierra,
escuchar no tanto a los demás poetas como a los transeúntes anónimos,
no tanto a los lingüistas cuanto a los analfabetos de precioso corazón;
si ser poeta obliga a enterarse de que un Juan violó a su madre y a su propio
[hijo
y que luego lloró terriblemente sobre el Evangelio de San Juan, su remoto
[tocayo,
entonces, bueno, podría ser poeta
y agregar algún suspiro a esta neblina.

Eduardo Llanos Melussa



"Creo que un poeta debe estar a la altura de las circunstancias históricas; es decir, debe hacer su tarea de cara a la realidad, no rehuyéndola. Obviamente, eso no implica militar perpetuamente en la escuela del realismo. Una obra puede reflejar y aun contestar la realidad, transfigurándola de maneras muy variadas. La versatilidad me parece un indicador no sólo de talento, sino también de flexibilidad mental o incluso de salud espiritual. Me interesan poco los poetas que adhieren a credos o posturas dogmáticas o que se proponen programáticamente esto o lo otro. Un poeta genuino no debe imitar las tácticas de los ingenieros comerciales o de los expertos en planificación o en mercadotecnia; no se debe y no se puede hacer poesía con arreglo a una estrategia de posicionamiento para conquistar un nicho en el «mercado lector» o cierta imagen en los medios. Cuando uno se mira hacia adentro, descubre que las aguas interiores son muy diversas: unas más torrentosas, otras más mansas o escasas, unas límpidas, otras no tanto. Y la primera tarea de un poeta es respetar y cultivar dentro de sí la diversidad, asumiéndola incluso en sus aspectos menos gratos para el ego. En mi caso, un cierto yo es medio místico, pero al lado hay otro yo muy terrenal; hay una parte de mí proclive a la lírica, pero hay otra parte que adopta una distancia irónica por temor a incurrir en lo liricoide. Ninguna «personalidad» sana opera como un bloque, y personalmente agradezco eso como un don. Dejo que convivan en mí un lírico y un poeta social, un sonetista y un poeta experimental, un grave y un lúdico, un contestatario y un pacifista, un citadino y un amante de la naturaleza, un adulto irónico y un niño que no puede regresar a la infancia. Es decir, mi primera lealtad es con esa heterogeneidad interior, con esa «biodiversidad» silvestre. Y considero antiecológico conferir al ego el poder de reducir ese bosque interior a una exposición de bonsai. Por otro lado, si uno mismo comienza por reprimir, ¿cómo reclamar luego cuando la represión viene de afuera? Del mismo modo, si uno no cultiva la autoaceptación y no permite el diálogo interno entre yoes diversos, ¿cómo podría ser auténticamente dialogante con personas de carne y hueso?
Creo que lo más difícil de todo esto es comprender la necesidad del equilibrio, de una democratización interna, una suerte de ecología de la selva psicológica. Un balanceo activo entre los opuestos. Por ejemplo, es necesario asumir de una vez por todas que la poesía supone siempre cierto artificio, sin el cual no hay arte, y que, sin embargo, la poesía también supone cierta cuota de naturalidad o de espontaneidad, sin la cual no hay vida."

Eduardo Llanos Melussa




Intimidad

Si cada hombre es un mundo,
admite entonces que esta noche
te corone Miss Mundo.

Eduardo Llanos Melussa



Invisión

Solloza mi sobrino en la noche
y yo acudo a mecerlo en la ventana,
hasta que de espaldas a la luna él retorna a su sueño.
Y quedo ahí, de cara a las estrellas,
anhelando que baje un dios a consolarme,
porque también soy un niño que solloza en la noche.

Eduardo Llanos Melussa



"La importancia de los premios en la vida de un poeta -y de la cultura- depende de muchos factores. En primer lugar, los premios difieren bastante unos de otros: hay algunos muy serios, con jurados competentes, que leen a conciencia y emiten fallos razonados y transparentes, mientras que hay otros que parten mal ya con la designación del jurado. Además, los premios también varían mucho por la amplitud y la cantidad de convocados y, luego, según cómo difunden la obra ganadora. Por otra parte, la relevancia que le dé el propio poeta es igualmente variable. En mi caso, por ejemplo, me hizo feliz un premio como el «Ariel» de 1978, porque el jurado lo integró Jorge Teillier, que votó por Contradiccionario declarando expresamente que le parecía el de mejor nivel, aunque había otros envíos más próximos a su poética; sin embargo, le atribuí tan poca importancia a otros premios, que ni siquiera se mencionan en la contratapa de Contradiccionario, donde sólo se consignan algunos de ellos.
Hoy Internet permite acceder a las bases de más de 1500 ó 2000 premios anuales, que en su mayor parte se conceden en España. Pero, ¿de qué le sirve a una obra ganar premios internacionales cuando carece de rango siquiera provincial? Recordemos que ni Huidobro ni Vallejo ni Neruda necesitaron obtener premios para ser quienes fueron. En su juventud Nicanor Parra jamás ganó un premio internacional, y lo más probable es que ni siquiera haya concursado (aunque en Chile ganó los Juegos Florales de Valdivia y se impuso por partida triple en el concurso de la Sociedad de Escritores); pero, con o sin premios, Poemas y antipoemas es una obra indispensable en la poesía del siglo XX. Algo similar ocurre con Gonzalo Rojas: Contra la muerte, en mi opinión su mejor obra individual, obtuvo apenas una mención honrosa en el Concurso Casa de las Américas de 1964, aunque merecía de lejos el primer premio. Al año siguiente Lihn sí ganó el premio Casa de las Américas, pero con Poesía de paso, una obra inferior a La pieza oscura, publicada dos años antes.
En síntesis, creo que el valor objetivo y subjetivo de los premios depende mucho del contexto cultural y del momento en que el poeta lo recibe. Cuando George Bernard Shaw recibió el Nobel, casi a los setenta años, dijo que se sentía como un náufrago que recibe un salvavidas justo cuando ya va llegando a la playa."

Eduardo Llanos Melussa


Las muchachas sencillas

Las muchachas sencillas
dudan que el mundo sea un balneario
para lograr bronceados excitantes
y exhibirse como carne en la parrilla
de una hostería al aire libre.
Las muchachas sencillas
no cultivan el arte de reptar hacia la fama
ni confunden a las personas con peldaños
ni practican ocios ni negocios
ni firman con el trasero contratos millonarios.
Las muchachas sencillas
estudian en liceos con goteras,
trabajan en industrias y oficinas,
rehúyen las rodillas del gerente,
hacen el amor con Luis González
en hoteles, en carpas, en cerros, en lugares sencillos.
Las muchachas sencillas
se convierten en madres, en esposas sencillas,
luchan largos años como sin darse cuenta,
llenándose de canas, de várices y nietos.
Y cuando abandonan este mundo
dejan por todo recuerdo sus miradas
en fotos arrugadas y sencillas.

Eduardo Llanos Melussa



Parto con dolor

Bien, acepto tu reto, retórico soneto,
y me meto en tu celda de catorce barrotes
donde las rimas silban como aquellos azotes
que un abuelo ceñudo descarga sobre el nieto.

Me someto al dictado de ese viejo son neto
cuyos ecos evocan torturas con garrotes
y entrechoques de grillos que exhaustos galeotes
arrastran como pena por faltarle el respeto.

Tras tus rejas practico, tenaz, esta esgrima
y afilo en tu faja mi mellada navaja
para tajar el verso si en tu caja no encaja.

Con esta áspera rima a manera de lima
(que me arroja en un ojo la herrumbre del cerrojo),
me desenjaulo y parto, tuerto, tullido y cojo.

Eduardo Llanos Melussa


Testamento del pater familias

Yo, Anastasio Rencoret Iriarte, natural de aqueste reyno de Chile,
hijo lejítimo de mui mucho amor de entrambos mis santos padres,
estando enfermo en cama de la enfermedad que Dios nuestro Señor se ha servido
[en darme,
i creyendo como firmemente creo en el Alto i Divino Misterio
de la Santísima Trinidad i Padre e Hijo i Espíritu Santo,
tres personas distintas i un solo Dios verdadero,
i en todos los demás misterios i artículos de fe que tiene, cree i confiesa
nuestra Santa Madre Iglesia Católica Apostólica Romana,
bajo cuya fe i creencia he vivido i espero vivir i morir,
temiéndome ahora de la muerte, que es natural a toda humana criatura,
envío mi alma al cielo, de donde me fue dada,
i el cuerpo a la tierra, donde fue criado,
i vengo en testar mis bienes, modestísimos comparados con el reyno de Dios,
[nuestro Amo i Señor.
A ti, primogénito mío, traspaso los yacimientos de oro i plata,
i encomiéndote brindar trabajo a los menesterosos mineros
i a la vez dar ocasión a sus mujeres y proles
para que así puedan cumplir el mandato divino de ganar cada uno su pan con el
[sudor de la frente.
Mas cuida, hijo, no holgarte mui a menudo con las mozas,
ni menos con una sola, pues siempre se ceba quien se amanceba.
A ti, hija querida, légote las tres viñas del Sur,
no sea que te sorprenda sin dote la edad de merecer.
A ti, fiel i dócil esposa, dejo aquesta hacienda entera, incluyendo animales,
[inquilinos i el polvo de mis huesos.
Por último, queden a mi contador i albacea todos mis pañuelos i polainas
i esa Biblia empastada en que cada noche yo nutría mi fervor
i cuya lectura le enseñará a no codiciar bienes ajenos
i sí a juntar tesoros en el cielo, de donde le será dado por añadidura lo demás.
Os encarezco observancia estricta a las reglas que siempre prediqué i practiqué,
para así allegar más honor a nuestra estirpe i a nuestro Padre Común,
a cuya diestra os esperaré, enternecido i anhelante.

Eduardo Llanos Melussa









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