El mal poeta

Tantas tardes leyendo a Baudelaire.
Tanto esfuerzo para ir de maldito.
Las peleas con mi padre,
que nunca comprendió
por qué yo le llamaba
Aupick y no Quintana.
Aquella temporada en que me puse
a buscar una mulata
por amante.
Y en Loja.
Fue cuando me di cuenta
de que la castidad no era lo mío.
Aquella novia belga que perdí.

Pero soy un Quintana,
un poeta burgués y provinciano.
Un tipo que se aburre
–como todos ustedes–
y en vez de hacer turismo
escribe versos. Alguien
que poco a poco va aceptando
que a nadie le hace falta,
afortunadamente:
y menos
a la historia de la literatura.

En fin, ya lo están viendo,
una vergüenza.

Emilio Quintana


Múnich

Al fondo del vagón
suena una flauta tracia 

Este vagón de metro
que me lleva
lejos de lo que soy 

a la estación lluviosa del recuerdo 

La gente con bufandas
y esas notas
                        como piezas de un puzle inacabado 

Al fondo de esta tumba
se esconde una verdad
más viva

                        que yo mismo

Emilio Quintana













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