"Nací en Oslo, Noruega en el año 1969. Tenía 3 años cuando tuve mis primeros encuentros. Mi recámara estaba en un segundo piso. Nos preparábamos para navidad y mi mamá me anunció la venida de Santa Claus. Estaba en mi cuarto mirando por la ventana, en mi cuna cuando esta criatura entró atravesando la pared. No hubo ningún sonido del todo. La “criatura” entró se quedó mirándome. Siendo aún muy pequeña sentí que no tenía que hablar con este ser pues nos comunicábamos con las mentes. La sensación que me transmitió era: “Sólo estoy aquí para ver si estás bien”. Recuerdo en una ocasión estar en el techo de mi casa, mirando a las estrellas. Aclaro que siempre fui muy solitaria, en la escuela me sentía que no encajaba con los demás. Sentía extrañamente que este lugar (probablemente Kate se refiere al planeta Tierra) no era mi hogar. Así que miraba las estrellas y tenía el pensamiento de: “Alguien por favor venga y lléveme a casa”. Eso no sucedió una vez sino muchas veces, y esa noche en especial a la que me refiero, funcionó. Pues recuerdo haber estado en el techo cuando una luz blanca muy potente me golpeó, y después amanecí en mi cama al día siguiente. Las niñas contemporáneas, acordes a mi edad, en ese entonces vivían pensando en caballos, les encantaba y prácticamente ese era su anhelo. Yo en cambio a partir de esas experiencias lo que hacía era dibujar y esbozaba hombrecitos grises con grandes ojos negros hablando del sistema solar. Me encantaba estar en soledad total en el bosque. Un día, descubro en mi cara al despertarme unas marcas que no eran para nada de almohadas, sino como si una especie de “garra metálica” me hubiera apretado la cabeza (por la frente), también noté un material verduzco que aparecía saliendo de mi nariz y de los lagrimales. Pensé que tal vez me enfermaría pero me extrañaron los síntomas tan peculiares. Luego de una regresión hipnótica pude dibujar a un ser que vi que me sacaba de la habitación. En realidad en la fotografía todas las sombras (la parte obscura) en realidad son luz, pues esta imagen vendría a ser más como un negativo. Mi capacidad auditiva y visual se intensificaron, pero de una manera que podría llamar dolorosa. Los sonidos me molestaban mucho y los escuchaba como si todas las cosas se hubiesen  amplificado; lo mismo con la luz. Yo no podía tolerar pues la luz de los carros que venían en dirección contraria en la carretera, pues me enceguecían de manera que no podía ver nada más. Ya estando adulta, un amigo canadiense me aconsejó que me sometiera a una examinación para buscar implantes alienígenas en mi cuerpo. Lo hice, y encontraron 25 implantes en mi cuerpo simétricamente colocados. Había dos en mi cuello, uno en el costado de la cara, dos en la frente, cinco en el pecho arriba del busto, nueve en la columna vertebral, tres en el tórax, dos en la cadera debajo de la espalda y uno debajo del ombligo. Los expertos en la extracción de implantes me informaron como estos implantes estaban acordes a los “Meridianos Energéticos”, que son canales de nuestra energía vital. Por años he desarrollado diversas capacidades psíquicas, y es importante que sepan que todo se trata de Frecuencias , justo como lo dijo Nikola Tesla. Suena sencillo pero primero deben aprender cómo hacerlo.

Kate Thorvaldsen
Tomada del libro de Esteban Perentz Ufología:Volumen II










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