Acróbata del dolor

Se ríe, ríe, en una risa tormentosa,
como un payaso, que está torpe,
nervioso, ríe, en una risa absurda, inflada
de ironía y dolor violento.
De la risa atroz, sangrienta,
sacude las campanas, y convulsionado
salta, gavroche, salta payaso, asolado
por el traqueteo de esta lenta agonía ...

¡Se pide un bis y no se desprecia un bis!
¡Vamos! tensa tus músculos, tensa
en esas macabras piruetas de acero. . .

Y aunque caigas al suelo, temblando,
ahogado en tu sangre caliente y bulliciosa,
¡ríete! Corazón, payaso más triste.

João Cruz e Souza


Libre

¡Libre! Liberarse de la materia esclavista,
arrancar los grilletes que nos acosan
y ser libres para penetrar los Dones que sellan
el alma y le prestan toda la lava etérea.

Libres de lo humano, de la baba terrestre
de los corazones dañinos que se congelan,
cuando nuestros sentidos se rebelan
contra la Infamia de doble faz que deprava.

¡Libre! libre para caminar más puro,
más cerca de la Naturaleza y más seguro
en su Amor, con toda justicia.

¡Libre! sentir la Naturaleza,
gozar, en la Grandeza universal,
fecundas y perezosos arcangélicos.

João Cruz e Souza


Muerte

¡Oh! ¡Qué dulce tristeza y qué ternura
En la mirada angustiada y afligida de los que mueren...
De qué profundas anclas se apoyan
los que penetran esa noche oscura!

De la vida a los fríos velos de la tumba
fluyen vagos momentos temblorosos...
Y de los ojos fluyen las lágrimas
Como faros de la desventura humana.

Luego desciende a los golfos helados
Aquellos que vagan por la tierra suspirando,
Con corazones viejos atormentados.

Todo negro y siniestro
rueda Baratro hacia abajo, con los ecos sollozos
del vendaval de la Muerte ondulando, aullando...

João Cruz e Souza



Supremo verbo

–«Ve, peregrino del camino santo;
haz de tu alma lámpara de ciego;
paso tras paso, alumbra con tu fuego
los invisibles páramos del llanto.

He aquí de amor el cáliz sacrosanto.
Bebe feliz; en tu poder lo entrego.
Es el hijo leal; de él no reniego,
lo defiendo en los pliegues de mi manto.»

Así al poeta le habla la Natura,
mientras él se estremece a su voz pura,
trasfigurado de emoción, sonriendo;

sonriendo a cielos que se van mostrando,
a mundos que se van multiplicando,
a puertas de oro que se van abriendo.

João Cruz e Souza







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