"Al comprender la belleza, la intuición es más la esencia que la percepción individual. La belleza es un tipo de misterio, esto es por lo que no puede ser captada adecuadamente a través del intelecto... Uno no puede reemplazar la función de ver por la función de conocer. Uno puede que sea capaz de convertir la intuición en conocimiento, pero uno no podrá producir intuición a partir del conocimiento. De modo que la base de la estética no debe ser los conceptos intelectuales."

Soetsu Yanagi



“Debe ser modesto pero no de pacotilla, barato pero no frágil. La deshonestidad, la persividad, el lujo, he aquí lo que los objetos Mingei deben evitar a todo precio; lo natural, sincero, seguro, simple, estos son las características del Mingei.”

Soetsu Yanagi



"El 1 de noviembre yo había dejado de comer y estaba postrado en la cama, debido a una diarrea que llevaba padeciendo desde la noche anterior. Fue entonces cuando trajeron una pequeña vasija a la habitación y sentí cómo mi corazón saltaba con renovada energía.

Era una cerámica de Karatsu. La superficie estaba trabajada con mucho gusto. La ejecución de la mancha circular, similar a un blasón, y de las hiervas salvajes que había pintadas con pincel sobre ella era excelente; el sombreado en negro hierro, impecable. Con todo, lo que más llamó mi atención fue el trabajo de reparación del que la pieza había sido objeto, pues resultaba asombroso hasta qué punto realzaba la belleza de la vasija. Una vez leí un artículo de un eminente coleccionista en el que afirmaba, con orgullo, que nunca adquiría piezas que hubieran sufrido reparaciones. Quiero creer que, confrontado con esta vasija de Karatsu, su estrechez mental desaparecería en un instante. La grieta de la pieza se había producido claramente en el horno. La vasija se había quebrado durante la cocción, dejando una oquedad disjunta en la superficie. No se trataba de una grieta producida por un golpe, sino una fisura causada por la acción de las fuerzas naturales. Probablemente de debiera al excesivo grosor de la base, algo habitual. La grieta estaba allí, no cabía ninguna duda, pero lo cierto es que la forma hendida de la vasija parecía ser su forma natural. No se había hecho ningún intento por ocultarla, sino que se había aplicado un lacado y polvo de oro para repararla. Sin la menor vacilación, la laca había sido insertada en la fisura y después se había aplicado polvo de oro con la misma espontaneidad.

En el budismo zen existen dichos del tipo “Todo está claro, abiertamente revelado”, y es esa noción la que confiere a esta vasija esa vivacidad intensa, con su forma redondeada, rolliza pero armónica, y a las fluidas pinceladas oscuras que trazan los blasones del dibujo. Aun así, la pieza no aspira a esa elegancia armoniosa. Aquí se rompe esa dualidad entre lo bello y lo feo y se alcanza el mayor grado de belleza espontánea. Y he aquí un vivo ejemplo de la exhortación de la “Sutra del diamante” (véase nota al final del artículo), a “despertar la mente sin fijarla en ninguna parte”.

Recientemente, en el arte se ha impuesto una tendencia a la distorsión, pero en el caso de esta vasija, la deformación natural ha elevado la distorsión al nivel de belleza espontánea. La cerámica de Karatsu cuenta ya con un gran prestigio, y esta pieza constituye una preciosa muestra de esa forma de artesanía. En términos monetarios, está completamente fuera del alcance de alguien como yo. La palabra inglesa  priceless (“incalculable”) constituye una definición adecuada de su valor. El valor absoluto de la belleza hace que su valor monetario relativo no signifique nada. Con todo, tenía un precio que hacía interesante su adquisición para el Museo de las Artesanías populares de Japón. Quería exponerla al público para que la gente tuviera la oportunidad de apreciar su profundidad con sus propios ojos.

Aun así, no se puede tratar un objeto como este como un pasatiempo para el deleite de la propia vista ni como una mera adquisición o un medio de satisfacer el deseo de posesión. Hay pocos objetos que proporcionen a artesanos de toda condición tanto que pensar. ¿Acaso alguien puede no perderse en sus propios pensamientos contemplando esta obra? En mi caso, ha nutrido tanto mi corazón.

He escrito este ensayo como forma de reconocimiento reverente y quisiera añadir unos breves versos como forma también de expresar mi gratitud."

Mira. Oh, mira.
Todo está claro, revelado a la vista.
Este rostro, este porte.

Yanagi Sōetsu, también conocido como Yanagi Muneyoshi
La belleza del objeto cotidiano
Capítulo titulado Un karatsu pintado como objeto de reflexión (1926)



"Mi objetivo es clarificar qué tipo de interpretación del mundo de la belleza es posible desde el punto de vista budista y explicar la base budista sobre la cual la naturaleza de la belleza depende, especialmente según se persigue en el Oriente."

Yanagi Sōetsu


"¿Por que deseamos la belleza? Los budistas nos responderían que el mundo de la belleza es nuestro hogar y que nacemos con un amor por el hogar. Desear la belleza, es de este modo, lo mismo que desear regresar a casa. Pero el hogar, tal y como lo conocemos, es el mundo de la no-dual totalidad: todo lo que ha sido dividido aspira a ser reunido; todo lo que, por así decirlo, ha sido dividido, lo ha sido para de ese modo desear ser reunido de nuevo. En cuanto a los objetos bellos, entonces, es lo mismo que cuando miramos a nuestro propio hogar; dicho de otro modo, es lo mismo que estar mirando a la condición original del hombre mismo. Aquel que compra un objeto bello esta en realidad comprándose a sí mismo, y aquel que contempla un objeto bello esta contemplando en él su yo mismo primordial. En un ardiente amante de la cerámica Song, la cerámica reconoce su propia casa; recíprocamente, el amante recupera su hogar en la cerámica. Aquí el espectador y lo observado no son dos entidades."

Yanagi Sōetsu



"Si el articulo es bello, podríamos muy bien decir que ha alcanzado la budeidad, ya que no es tan solo el hombre el que puede llegar a convertirse en un Buda."

Yanagi Sōetsu


"Tradición, la acumulación de la experiencia y la sabiduría de varias generaciones, lo que los budistas llaman el Poder Dado -un poder agregado que en todos los casos transciende a los individuos...  Para el artesano, la tradición es al mismo tiempo el salvador y el benefactor. Cuando la sigue, la distinción entre los individuos con o sin talento no hace más que desaparecer: cualquier artesano puede producir indefectiblemente una maravillosa obra de arte."

Yanagi Sōetsu


"Tu evaluación solo adquiere significado cuando miras el objeto directamente, libre y sin restricciones."

Soetsu Yanagi


"[Un artesano] podrá ser analfabeto, carecer de educación y no poseer ningún tipo de personalidad carismática, pero no es a partir de dichas causas de donde la belleza es producida. El descansa en la mano protectora de la naturaleza. La belleza de la artesanía es del tipo que proviene de la dependencia en el Otro Poder (tariki). Material natural, proceso natural, y un corazón que acepta estos son los ingredientes necesarios para que se produzca el nacimiento de la artesanía."

Soetsu Yanagi
























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