… con la almeja hago primores, con el conejo también
y lo que hago con los huevos, no lo quiera usted saber…
Yo cojo un nabo y al punto le doy un gusto exquisito
y ninguna me aventaja cuando hay que hacer un cabrito.
Hago unas peras tan ricas que, quien prueba, pide más
pero el apio es una cosa que no la puedo aguantar.
Guisando, guisando, produzco sorpresa
y, al que me pide escarola,
se la pongo tiesa.
Ya es sabido el secreto de la salsa mayonesa:
es el saber menearla con muchísima destreza.
Y, sin que sea alabarme, yo les puedo asegurar
que, en eso de menearla, yo soy una especialidad.
Guisando, guisando, junto al fogoncito,
el que se acerque a mi lado
se pone enseguida, ¡ay!, muy calentito.

Álvaro Retana Ramírez de Arellano


El buen ladrón

… Si con un arma me va usted a herir,
haga el favor de clavarla
de un modo que apenas me haga sufrir.
Por lo visto, el hombre aquél
era un buen ladrón,
pues con su puñal,
a mi amiga
no le hizo ningún mal.

Álvaro Retana Ramírez de Arellano



“En todas mis actividades artísticas siempre me acompañó el éxito.  Declaro esto sin rubor porque la modestia es la vanidad de los mediocres.
Soy como el sándalo que perfuma el hacha que le hiere; y no concilio el sueño sin rogar al Todopoderoso dé una buena muerte a mis enemigos.”

Álvaro Retana Ramírez de Arellano



"Había nacido en alta mar, durante un viaje de mis padres a Filipinas, frente a Colombo, capital de Ceylán [sic], esa isla maravillosa donde dicen que estuvo el paraíso de Adán y Eva, prendida de Asia como un corazón rojo y verde, colores que parece ser marcaron mi destino. Al desembarcar fui bautizado por el obispo en Batangas, lindo pueblecito de indios fieros y sensuales, cercano a Manila, donde residían mis abuelos, indicando como fecha de mi nacimiento el 26 de agosto de 1890, bajo la influencia que nunca pude explicarme de Virgo, signo del Zodíaco con el cual me declaro incompatible. Por la gracia de Dios vine a este mundo inteligente, optimista, trabajador, ardiente y desdeñoso para los prejuicios sociales. Desde muy niño dividí a la humanidad en dos grandes grupos: en uno yo solo y en el otro la demás gente, gentecilla y gentuza.[...] Inicié estudios universitarios que no pude acabar. Escribir, pintar, idear decorados, componer música ligera, era cuanto me apetecía. Mi padre me dejó por imposible, rebelde, caprichoso, deslenguado.[...] Mi formación intelectual se la debo a autores extranjeros: Emilio Zola, Catulle Mendés, Arsenio Houssaye, Maupassant, Oscar Wilde, Colette, Huysmans, Rachilde, Barbey d’Aurevilly, Villiers de l’Isle Adam, Jean Lorrain... Si ardiese mi biblioteca salvaría Las mil y una noches que es mi obra favorita."

Álvaro Retana Ramírez de Arellano



"Muero sin perdonar a cuantos elementos del régimen de Francisco Franco Bahamonde se han complacido en perseguirme, difamarme y desdeñarme, con ese implacable rencor que distingue a tantos titulados católicos romanos, compostelanos y hasta del puente de Vallecas, partidarios de restaurar la siniestra España de Felipe II."

Álvaro Retana Ramírez de Arellano



"Rafaelito dejó el libro sobre la mesilla de noche, desperezóse augustamente bañado por los rayos de un sol primaveral, y después de comprobar por el reloj de esmalte azul de la chimenea que eran las doce y media de la mañana, animóse a abandonar la tibieza del lecho.
Todo era especialmente femenino y coquetón en aquella espaciosa alcoba, decorada con exquisita modernidad: la cama turca, recorrida por una piel suntuosa; los frágiles muebles, de maderas claras; el tocador, rebosante de productos de perfumería; los visillos del balcón, de tul plegado, con aplicaciones de encaje; la lámpara, de seda blanca; las cortinas, de florida cretona; la alfombra mullida, y los innumerables bibelots repartidos con estratégica elegancia. Aquella estancia, un poco tocada de excentricidad, parecía muy indicada para servir de campo de operaciones a una encumbrada estrella de la galantería, y, sin embargo, no desentonaba en ella Rafaelito Hinojosa de Cebreros, el hijo mayor de los marqueses de Albareda.
Rafaelito confesaba veinte años desde hacía siete, y podía mantener impunemente su afirmación, debido a que la garra del tiempo no había querido profanar la ambigua belleza de su rostro, demasiado delicado de facciones, para no resultar equívoco. El primogénito de los Albaredas era un seudoadolescente blanco y rubio, de ojos intensamente azules, siempre entornados, como sumidos en un sueño voluptuoso; y contribuían a afirmar su femeninidad la nariz fina y recta, algo Valois, y la boca de labios encendidos y golosos, que mostraban al sonreír dos hileras de dientes impecables."

Álvaro Retana
Las locas de postín


Son los hombres con nosotras
en la paz muy bravucones
y nos tienen dominadas
sin dejarnos rechistar.
Pero en cuanto que nos vean
decididas a la lucha,
con las suegras en vanguardia,
de correr no pararán.

Álvaro Retana Ramírez de Arellano



"Yo desde mi más tierna infancia, he vivido para, con, de, en, sobre, tras la mujer. [...] Fui un niño precoz que a los trece años se dejó seducir por una opulenta jamona rubia y sentimental, madre de un compañero de colegio, y que a los diez y seis ya era amigo y confidente de La Goya, Adelita, Lulú, Preciosilla, Tórtola Valencia, Amalia Molina, Chelito, Olimpia d’Avigny y otras deidades no menos celebérrimas en el mundo del arte o la galantería.Pero nunca la atracción que sobre mí han ejercido las mujeres ha sido exclusivamente carnal. [...] Me ha seducido su alma antes que su cuerpo, he observado sagaz y, utilizando mi arte como ganzúa, he abierto dulcemente sus “interiores” para curiosear en los más ín-timos repliegues de su corazón. [...] En mis libros, ni por casualidad encontrará el lector una mujer irreprochablemente honrada. Me han parecido más sugestivas esas otras que llamamos “perdidas” que el que más y el que menos desearía encontrar. [....] Las mujeres honradas carecen en absoluto de historia, y el relato de sus altruismos resulta soporífero. En cambio las liviandades de las honestas deshonestas tienen siempre un interés que cautiva al novelista y contagia al lector. [...] Las protagonistas de mis libros más populares están todas en pecado mortal; pero huelen bien."

Álvaro Retana Ramírez de Arellano






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