El combat

Aquests homes lluitaren,
vull dir els avis dels avis,
i també damunt aquestes feixes es va sembrar la sang.
La dura mà empunyava les eines i les armes.
Defenien la vida, la collita, els seus escassos béns.
Pagesos i soldats, tot era una tasca única:
clavar la rella en la terra o el coltell en l'enemic.
Portaven aquells segles en l'entranya
l'armada incursió i la secada hostil.
Pel mar venia la tempesta
i la nau enemiga com un núvol irat.

Dins ells tenien la ràbia i la por,
lluitaven, s'amagaven, eren homes valents.
Hagueren de fer compatibles amb la feixuga feina
les hores de la gresca, de la rialla i de l'amor.
La mort els envestia per tots costats, aclaria
les espesses brostades. Era igual
morir de la lpesta, de fam, negats o en plena lluita.
Tal vegada la guerra tenia un altre prestigi.

I aquells homes anaven al combat. Ells sabien
almenys que defenien un tros de terra, una casa,
allí a la vora,
el pa de tots, dins el rebost o a l'era,
i això els decidia a la mort.
Acceptaven, sense saber, un secular martiri:
ni tan sols crien que allò es pogués fer acabar.
I a més els homes es coneixen lluitant,
i és bell vanar-se d'una força ardida,
i les armes poden prendre un estrany fulgor a les mans. 

Marià Villangómez Llobet



El poeta

Veo la lucha ganada.
He aquí tus densas palabras,
cerradas, perfectas. Querían
sólo esto, ser un mundo
nuevo, en clara órbita
de ti desprendido, noticia
de un silencio; cerrar,
hecho pensamiento, un trémulo
día abierto, un ansia
que a claridad se aboca.

Veo la lucha perdida.
Todo el poder que tienen
tus cordiales palabras,
su magia, la belleza
de su rostro, palabras son
no más, sólo poesía.
Esto querían. Saben,
sin embargo, que eso no basta;
que no podrán llevar
más allá de su muerte
la carga mezquina;
que no podrán jamás decir
alta y entera evidencia;
que por continuos agujeros
se extravía el tesoro.
Saben que el bien es este
inmenso y atónito latido
que sólo se puede vivir.

Marià Villangómez Llobet



"No quiero empezar a repetirme a mí mismo o terminar escribiendo la poesía de un viejo."

Marià Villangómez Llobet



"Me llamo Marià Villangómez y nací en la ciudad de Ibiza el 10 de enero de 1913. En esta constatación podemos encontrar un comienzo de respuesta a una pregunta que tengo que contestar yo mismo: ¿quién soy? Dejaré para insignificantes el día y el mes del año de nacimiento. No viene de un día ni de un mes con respecto a las características iniciales y al camino de la vida. Ni los astros ni sus dibujos en fantasiosas constelaciones -o el impulso de su movimiento- tuvieron ninguna preocupación respecto a mi forma de ser y mi futuro destino. El año, sin embargo, toma una singular importancia. 1913: esto significa que mis ochenta y un años han transcurrido en pleno siglo XX y en gran parte de su duración, una serie de terribles convulsiones humanas y de veloces cambios, a un ritmo más y más rápido. Si vemos la transformación desde mi tierra, la encontraremos también en el paso de una Ibiza antigua y lenta, como en mis años de niñez y de primera juventud, a un creciente panorama turístico. La condición de isleño, de hombre del Mediterráneo, es posible que haya influido en mi persona.

¿Y en mi poesía? Alguien ha hablado, como caracterización esencial, de un "poeta isleño". Veo una limitación, y además sospecho que el poeta habría existido, y bien parecido, nacido en otras circunstancias geográficas. Debería sentido igualmente la tierra, el paisaje -otro paisaje-, y al fin y al cabo los agricultores y los marineros ibicencos habrían sido sustituidos, sin que tuviera conciencia, por los agricultores de otros campos o los obreros de unas ignoradas ciudades . Y también es cierto que no me he sentido preferentemente atraído por las capas semíticas -púniques, aràbigues- de mi isla, sino que he mirado más, desde un pequeño y querido mundo mediterráneo, hacia el norte, hacia Cataluña y la accidentada configuración europea y su cultura. Ya desde la infancia,

Pasamos, sin embargo, en la primera parte de los hechos ya consignados, los dos apellidos. Vengo de una profunda sangre insular. Soy ibicenco, lo eran los padres y los abuelos. Y los ocho bisabuelos y bisabuelas siete eran ibicencos y uno, lo que me legó el primer apellido, era castellano, un militar -tenemos su retrato de comandante- que se casó y murió en Ibiza. Los otros siete apellidos, propios de la isla, son palabras bien catalanes: Llobet, Tur, Calbet, Ramon, Ferrer, Planells, Llombart.

El abuelo paterno, un hermano de la abuela materna y un hermano de mi madre eran farmacéuticos. Mi padre era médico, y es médico mi hermano mayor y boticario el hermano que me sigue. El hermano menor también tiene estudios de medicina. Sólo yo fui -o el padre me hizo ir, viendo mis inclinaciones- hacia las letras. Era bachiller en letras a los catorce años. Estudié el bachillerato en Ibiza, pero no había instituto -ahora hay seis- y me había de examinar en Palma y, para el título superior, en Murcia. El error fue seguir después la carrera de Derecho, licenciatura que no me ha servido de nada. Me gustaba poco el estudio del Derecho y menos pensar en el ejercicio de cualquier actividad jurídica: también por aquí puedo deducir un poco quién soy, como soy. Ahora bien, los cinco años de estudiante en Barcelona fueron muy importantes en otro sentido, porque favorecieron decisivamente el iniciado camino hacia la cultura y las letras catalanas. Estas son las raíces próximas. Pero puedo decir, como todo individuo, que soy el resultado imprevisto de infinitos y desconocidos azares, que a través de innumerables generaciones han venido a buscarme. La consideración desde la cima de la convergencia de tantos escalones sin interrupción es uno de mis vértigos.

Voy dedicarme a la enseñanza, y he procurado cumplir con responsabilidad mis compromisos profesionales. Por otra parte, sospecho que he estado indolente y contemplativo. Me ha sorprendido, al cabo de los años, ver el grosor, sin embargo relativo, que ha acabado tomando el conjunto de mis libros. Me ha asustado la persistente crueldad humana y, en medio, he buscado algún refugio y he podido disfrutar de largos días de favorita calma. Una pregunta, un deseo, una inconformidad, una aceptación, unos límites, una firmeza... Y el pensamiento que, tal vez, consiste en no poder penetrar demasiado en ajenas zonas de sombra.

Empecé a escribir versos a los trece o catorce años. No recuerdo por qué. Tampoco lo debía saber. Leía mucho, me interesaba la poesía de los demás. Partía de aquí y de una extraña inquietud. La poesía no es una invención personal, pero supongo que si hubiera ignorado toda tradición poética habría sentido que me faltaba algo indefinible, la finalidad en ciertos favores de la palabra. Hasta un campesino iletrado de la isla podía crecer dentro de su tradición y, no habiendo oído hablar de poesía y desconociendo la palabra mismo, se agitaba con la interior necesidad. "Yo iré tome consuelo / yendo por sus otras bandas / y olvidándote despacio / enc que te record¡ a veces". O bien: "ya estamos en s'hora llegada / que tendremos que vivir olvidados: / yo me n'enduc s'enyorança / si tú no te la has quedado". Yo también sentía como nacían unas exigencias, junto con el amor y el agradecimiento a la palabra catalana. Durante mucho tiempo pensé que sólo escribiría poesía. Más adelante vino la prosa. No he sido un profesional de las letras, y en este sentido elegí unas actividades que no tenían nada que ver con la literatura. Me he referido a los años primeros, donde hay el empuje del que sigue, y he explicado todo unos hechos concretos, sobre los que se podrá adivinar una contestación a las cuestiones propuestas. y en este sentido elegí unas actividades que no tenían nada que ver con la literatura. Me he referido a los años primeros, donde hay el empuje del que sigue, y he explicado todo unos hechos concretos, sobre los que se podrá adivinar una contestación a las cuestiones propuestas. y en este sentido elegí unas actividades que no tenían nada que ver con la literatura. Me he referido a los años primeros, donde hay el empuje del que sigue, y he explicado todo unos hechos concretos, sobre los que se podrá adivinar una contestación a las cuestiones propuestas."

Marià Villangómez Llobet






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