El túnel del tiempo

Aquel escritor ambicionaba, más que otra cosa, que le dedicaran una calle en el pueblo de su mujer, el gran amor de su vida. En aquel pueblo había pasado la orfandad de su niñez.
Nadie en el lugar tenía la menor idea de la real importancia de su obra y, sólo cuando ya muy anciano la evidencia se impuso, le dedicaron una calle.
En aquel momento el escritor estaba lejos. Pasaba una temporada con un amigo científico. Este amigo consiguió crear el túnel del tiempo. Un túnel individual que sólo servía para una vez. Le invitó a que entrara en el túnel y se trasladara a la época
deseada. Entró el escritor y convertido en niño recorría las calles de su infancia en el pueblo de su mujer, y allí apedreaba la placa de la calle que le dedicarían pasando el tiempo.

Antonio Fernández Molina o A. F. Molina


Sábana, César

Sábana negra en la misericordia:
tu lengua en un idioma ensangrentado.
(Mi madre está en el corazón de César Vallejo).

Sábana negra en la sustancia humana,
la que llora en tu boca y en la mía
y, atravesando dulcemente llagas,
ata mis huesos a los huesos de César.

Antonio Fernández Molina



Sonetos crudos

Llega un momento en que se duerme un pato
y patalea el chico de la tienda.
No hace falta que al mundo se le entienda
para pasar en él algún buen rato.

Suelen poner por liebre en cada plato
y de ello no se haga una contienda,
un gato y luego sirven de merienda
todo lo que sobrare de ese gato.

Y pase lo que pase da lo mismo.
Lo mismo da temprano que basalto
vesícula que huevo de avestruz.

Hacemos este viaje de turismo
pisando por la hierba o el asfalto
y levantando muy alta la testuz.

Antonio Fernández Molina









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