Hechos de poesía

Los poetas son seres frágiles.
Pueden desvanecerse de amor
o de demasiada vida.

Cuentan que un poeta murió
con solo pincharse el dedo
con la espina de una rosa.
Dicen que otro encontró
con una bala
el lugar exacto del corazón.
Hubo alguno que, insomne,
no atinó el tiro al blanco
al despedir su vida de cuarenta años.

Las poetas buscan medios más naturales
o domésticos.
Un frío lago recibió
la desesperación de una mujer
con piedras en los bolsillos.
Otra fue alga marina
y el mar la nombra en cada ola.
Otra respiró la muerte
invisible, incolora, del gas.

La muerte,
la desprestigiada muerte,
recibe con miedo esta fragilidad.
Teme este decir infinito
en el que una palabra, una sola palabra
llena de ecos al mundo.

Moraima Guanipa



Una gota

Cae
brillante, redonda
una gota.
La luz en ella detenida
es un misterio hermético.
Su fragilidad engaña
el temblor que la yergue sobre una hoja,
es su adherencia mejor ganada.
Esa gota insignificante y trémula
puede desatar inundaciones,
oleajes rumorosos,
vendavales.
Pero ella se conforma con horadar el tiempo de las piedras
esculpir los sonidos de las cuevas
y lamer un solo grano de arena,
devorarlo con fruición, bañarlo sin preguntas
y devolverlo al mismo instante en que cayó, virgen y sin culpas
en la quietud de una orilla constelada.

Moraima Guanipa


“Yo les insisto a mis alumnos en la importancia de decir las cosas bellamente, pero también en la importancia de decirlas atendiendo a la carga ética del acto de decir públicamente.”

Moraima Guanipa
















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