Las calles que han llorado nuestra dicha...

Las calles que han llorado nuestra dicha.
La luz pequeña y blanca del invierno.
El río de palabras que nos lleva
al mar de incertidumbre de la noche.

Monedas, candelabros, aguafuertes,
espadas, catedrales, taxis, nubes.
El rumor de una página de sal
en la dura oquedad de un cuarto oscuro.

Un grito, una promesa, una violeta.
La maraña del tiempo, la memoria.
La negra segadora en ese cuadro
que cuelga en las paredes de la vida.

La naranja del mundo inquieta espera
que le quite la piel algún poema.

Leopoldo Sánchez Torres



Visión de noviembre

Ha llegado noviembre, con sus arcos
de niebla y su olor irresistible
a crisantemos; en la plaza vacía
un árbol solitario da su música
a la tarde.
Hundiéndose en el paso
de la lluvia, lentamente camina
la tristeza de un joven. El abrigo
es oscuro, oscura es la derrota
que sus ojos delatan:
apenas quince años de inocentes temores
y de sueños tranquilos
como el cielo en verano.

Lo observo desde el café. La ventana
traspasa su lejana presencia
y a mi mesa lo trae, doloroso
y absurdo, rota cifra del tiempo.

Como un limpio cuchillo, ha llegado
noviembre. Con su filo de piedra
nos divide y nos graba la temida señal,
y somos las dos caras de esa sucia moneda
que la muerte reclama como negro tributo.

Leopoldo Sánchez Torre
Lugares comunes, 1991











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