A. A. Macdonnell

"Entonces no había ni lo no existente ni lo existente; no estaba el aire, ni el cielo más allá de él. ¿Qué contenía? ¿Dónde? ¿Para protegerlo de quién? ¿Había agua insondablemente profunda? Entonces no había ni muerte ni inmortalidad. No estaba el faro de la noche, ni el del día. Sólo el uno alentaba calmado por su poder. Aparte de eso, no había nada más. En el principio la oscuridad estaba oculta por la oscuridad, indistinguible, pues todo era agua; la cual, al venir al ser, fue cubierta por el vacío que el uno levantó a través del poder del calor o «energía». Fue eso lo que, en el principio, encontró el deseo; el deseo fue la primera semilla de la mente. Los sabios que buscan en su corazón con buen juicio descubren el vínculo de lo existente en lo no existente. Heliópolis, manifestación de Tum, o Atum, representa al mismo tiempo la afirmación (o existencia) y la negación (ruptura de la unidad primordial). Así, Heliópolis revela el misterio último del no ser y del ser. El no ser es la fuente. El ser es su negación. Tum inicia el análisis divino del acto creador. Él, que ha nacido en el Nu, Cuando el cielo aún no había venido al ser, Cuando la tierra aún no había venido al ser, Cuando los dos pilares, Shu y Tefnut, aún no habían venido al ser, Antes de que nacieran los dioses, Antes de que apareciera la muerte, Antes de la disputa (o combate), Antes de que el ojo de Horus hubiera sido arrancado, Antes de que los testículos de Set hubieran sido cortados…"

A. A. Macdonnell o Arthur Anthony Macdonell
A Vedic Reader for Students, Madras, 1951, X, 129
Tomada del libro La serpiente celeste de John Anthony West, página 84



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