Ahora alma, aspirando el aroma
del jazmín en el aire, escuchando los ritmos
que luego intentará traer a su recuerdo
cuando ya todo acabe. Octubre fuera.

Rosa Romojaro


Conjuro al espectro del poema

Ese poema ahí,
mientras el tambor gira y el asado se dora,
en el trocear la carne,
en el podar las plantas del jardín,
en el subir y en el bajar
las escaleras,
en el sudor del día,
en el rememorar qué falta en la despensa,
en revisar los fuegos y las luces,
en hacer cuentas para ir viviendo,
en recoger las cosas que se agolpan,
en desbrozar papeles que se apilan,
en limpiar y fregar, y barrer y aspirar
el polvo,
y las pelusas,
y los pelos que caen
(todo es belleza, luego, y armonía,
y, sobre todo, orden), en salir de la casa
para ir al trabajo, en rendir sin rendirse
(todo es paz al llegar),
en amar mucho o poco,
en hacer el amor,
en recibir amor o en ser odiado,
en el bien y en el mal,
en el ni bien ni mal:
ese poema aquí.
Amén.

Rosa Romojaro



“El fundamento de la existencia humana es el diálogo como el propio acontecer del lenguaje.”

Rosa Romojaro



El mal

El mal recorre el mundo. No hay lugar
para el bien. No lo hay. Al menos, no lo he visto.
Aquí,
entre estos cuatro estantes,
flanqueada por libros,
miro hacia atrás. Y estuvo.
Y miro el día. Y fue.
E intuyo lo que queda. Y será doblemente.
El mal. Sobrevivir al mal. Esa es la vida.
Atlas. Historias
de la literatura. Mitos.
Más cerca aún, las flores
de Baudelaire. Los tigres. Los exilios.
Las sombras de las prosas.
Las amarillas páginas. El tinte
ocre de los fragmentos recortados
-nuevos huesos de sepia en esta playa.
En todo, el mal y, a veces, la belleza.
Convertir la maldad en un poema.
Los ojos de esos niños
ante el fusil de asalto.
Los ojos de las niñas aquel día.
Los ojos de las niñas de esas niñas.
En todo, el mal. La angustia. El desconcierto.
Aprendizajes.
Para sobrevivir al mal.
Para esquivar el mal.
Para cumplir el mal por mal:
Mauthausen, Gaza.

Rosa Romojaro



El último poema

El último poema de la noche
es éste que ahora lees.
Ha sido un largo caminar a oscuras
rastreando estas palabras huidas en la sombra.
Se ocultaban lo mismo que se oculta
y se pierde la voz de un país sometido.
Y también la memoria, esa sala sin luz
donde no encuentras nada porque nada ya es tuyo.
Invadida la vida por la vida
sólo un retazo queda que ha de ser suficiente
para salvar el habla. ¿Notas el soplo amigo
de la brisa en los ojos? ¿Su mágico consuelo?
¿Su dictado? Es la confirmación
de un pacto aún no abolido con el mundo:
esa alianza antigua por la que, en soledad,
el mundo te entregaba su lenguaje.
Cuando la luz del día haga palidecer
la claridad fingida de esa lámpara,
no traiciones su gesto.

Rosa Romojaro


“La poesía, el nombrar que instaura el ser y la esencia de las cosas, no es un decir caprichoso, sino aquel por el que se hace público todo cuanto después hablamos y tratamos en el lenguaje cotidiano. Por lo tanto, la poesía no toma el lenguaje como un material ya existente, sino que la poesía misma hace posible el lenguaje.”

Rosa Romojaro


La vuelta

Acabas eligiendo este sexteto
lira, o mejor, lo elegiste al llegar
del viaje secreto,
de vuelta a este lugar
y a estos folios vacíos.
Ibas como sonámbula entre líos

de medias, ropa usada, neceseres,
maletas: no debiste, tan ligera,
hacer planes: no eres
dúctil como la cera:
A B a b c C,
si lo que quieres es gritar: por qué.

Rosa Romojaro Montero



Ratas en el jardín

Allí estaba entre ramas. Sigilosa.
Oscura sobre el blanco de la cal.
Luego, corriendo en la cornisa. Luego,
el cerco de su ojo, amarillo en la sombra,
saliendo del macizo. Y allí, otra vez, los dos,
con las manos cogidas, sabiendo que una rata
sola no hace septiembre, mirándonos perplejos.

Rosa Romojaro



Reina

Mostradme qué ha ocurrido. Cómo una aguja débil
pudo ser tan mortal. Se dice en los anales
que el hombre del presente fue otro en el pasado:
una línea de sombra separa el nuevo día

del que va hacia el declive: la vida de la muerte.
Este efecto furtivo de desahucio,
este vagar vacío por ciudades ajenas:

extrañeza del cuerpo: casa deshabitada.
Dónde el amor. Ningún amante hubo más dulce
y sin embargo. Capitula

la piel en el exilio. ¿La podéis ver ahora
en la orilla sentada?: el agua corre
a través de sus dedos. Mirad su imagen quieta.

Rosa Romojaro



Zona de varada

El color del cansancio es gris y tiene
la textura del plomo. Pesa el día
como el ancla en la arena. La atonía
hace indócil la mano cuando viene

sin matices la noche y se desea
estar ante otro mar, en otra playa.
Con la mirada fija tras la raya
fugaz del horizonte, es la marea

la que trae los ecos de esa vida
que se dejó morir en el olvido:
de nada vale ya, no se ha pedido
otra cosa al destino que la huida,

y ésta está aquí, envuelta en el celaje
opaco de la bruma: ciego viaje.

Rosa Romojaro












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