"Ahora que todo el mundo va a la escuela son muchísimos menos los que pueden encontrar en su familia las necesaria bases-modelos culturales."

Francesco Tonucci 


"De los niños hablamos mucho, pero no se les pregunta nada."

Francesco Tonucci 


"El juego de los niños consiste en “perder el tiempo”, en perderse en el tiempo, a encontrarse con el mundo a través de una relación excitante, llena de misterio, de riesgo y aventura. Y el motor de esta acción es el más potente que conocemos los seres humanos: el placer. Por eso los niños y niñas, cuando juegan de verdad, pueden olvidarse incluso de comer."

Francesco Tonucci 


"El nacimiento de las democracias occidentales y el desarrollo industrial exigen de la escuela una formación elemental, una alfabetización masiva. Lo exigen porque, si la democracia significa gestión popular del poder, cada ciudadano podrá participar en ella en la medida en que se disponga de instrumentos para informarse, expresarse, discutir."

Francesco Tonucci 



“El profesor no es el saber sino el mediador del saber.”

Francesco Tonucci 


"El verbo jugar sólo se puede conjugar con el verbo dejar."

Francesco Tonucci 



"Jugar libremente es repetir la misma palabra dos veces, no se puede jugar de otra forma que no sea libremente."

Francesco Tonucci 



"Jugar para un niño y una niña es la posibilidad de recortar un trocito de mundo y manipularlo para entenderlo."

Francesco Tonucci 



“La escuela debe ser un lugar bello, donde se pueda respirar cultura, haya música, arte, sea agradable y cómoda. Debe preocuparse por ofrecer a todo el mundo aquellas bases, aquellas motivaciones, aquellos modelos culturales imprescindibles para construirse en patrimonio de conocimiento, habilidades y competencias.”

Francesco Tonucci 


"La escuela debería reflexionar sobre ‘cómo puedo ser para todos’ y reconocer la existencia de distintas inteligencias, para ofrecer diferentes lenguajes."

Francesco Tonucci 



“La escuela tiene que estar ajustada a las necesidades del niño, en la cual se haga más en menos tiempo. No puede ser que tras seis horas de clase los niños lleguen a casa con deberes. Los niños tienen que hacer cosas en casa, pero cosas que sepan hacer ellos solos. Si todos los niños hacen las mismas actividades y ven la misma tele luego en la es…cuela no tienen nada que contar a sus compañeros.”

Francesco Tonucci 


"La escuela tiene que reconocer las competencias de los niños, ya que las desarrollan desde el momento mismo en que nacen. La educación debe fomentar esos conocimientos, incentivar la curiosidad e inquietudes para ayudar al niño a crecer sin perder su esencia que lo hace tan particular y que es su habilidad para jugar y no cansarse."

Francesco Tonucci 


“La escuela transmisiva supone que el niño no sabe y va a la escuela a aprender, mientras el maestro enseña a quien no sabe. Esa es una idea infantil, que piensa al niño como un vaso vacío, mientras el maestro vierte conocimientos que llenan al niño gradualmente. (…) El niño sabe y es competente y va a la escuela para desarrollar su saber.”

Francesco Tonucci 


"La escuela utiliza la desconfianza y eso produce una evaluación negativa basada en lo que el chico no sabe hacer. Apoyándose sobre lo que sí sabe hacer bien, la escuela debería motivarlo a recuperar y a ganar lo que no tiene como una conquista. (...) La escuela transmisiva supone que el niño no sabe y va a la escuela a aprender, mientras el maestro enseña a quien no sabe. Esa es una idea infantil, que piensa al niño como un vaso vacío, mientras el maestro vierte conocimientos que llenan al niño gradualmente. (...) El niño sabe y es competente y va a la escuela para desarrollar su saber."

Francesco Tonucci 


"Los chicos tienen que llegar a la escuela con los bolsillos llenos, no vacíos, y sacar sus conocimientos para trabajarlos en el aula. (...) El trabajo empieza dando la palabra a los niños. Primero se mueve el niño; recién después el maestro. El maestro tiene que conocer lo que saben los niños antes de actuar, porque si se procede antes, seguro hace daño. (...) Si fueran escuchados, los niños podrían llevar a la escuela su propio pensamiento. Lo normal es que un niño que tiene una inteligencia práctica, hábil con las manos y que puede desarmar un motor, para la escuela no vale nada. Vale sólo si sabe elaborar lógicamente datos. Esa clasificación no tiene sentido. Esa actitud selectiva, de que hay pocos lenguajes importantes y de que los demás no valen nada, conducen al niño al fracaso."

Francesco Tonucci 



"... los maestros deberían aprovechar los momentos de libertad y juego de los chicos para observarlos, ver los aspectos de su carácter y las actitudes que normalmente en clase no se revelan. (...) no para usarlas contra ellos, sino para conocerlos más."

Francesco Tonucci 


“Los pequeños no quieren estar recluidos en su habitación para jugar, ni en ludotecas, ni en todos esos espacios que construimos para que estén controlados. Lo que hace un niño controlado por un adulto es distinto de lo que hace solo. Los niños necesitan espacios donde, dentro de un clima de control social, ellos puedan hacen lo que quieran: pisar el césped, subirse a los árboles y jugar con las lagartijas.”

Francesco Tonucci 



"Nuestra escuela hoy vive prácticamente en la "ilegalidad", en la incapacidad de aplicar sus propias normativas y con el temor de que aparezcan otras nuevas, aún más avanzadas."

Francesco Tonucci 



“Paradójicamente, podríamos afirmar que tienen éxito en la escuela los que no la necesitan. La escuela, que debería contribuir a introducir la igualdad entre los ciudadanos, por el contrario alimenta las :diferencias.”

Francesco Tonucci 


"Se deberían tener pocos juguetes pero buenos. Un juguete bueno es aquel que sin ser nada concreto puede ser todo."

Francesco Tonucci 



“Sólo los buenos maestros podrán salvar la escuela.”

Francesco Tonucci 



"Una de las primeras experiencias en la vida de un niño es probablemente sentir hambre. En su código genético está escrito que cuando siente dolor ha de llorar y gritar. Cuando llora, algo blando, tibio y agradable llega a los límites de su cuerpo —su boca— y llena el vacío doloroso proporcionándole bienestar y relajación. Pienso que esta es una descripción aproximada del encuentro del niño con la leche materna. Cuando pocas horas después vuelve a sentir las punzadas del hambre, volverá a gritar porque así está escrito en su código genético, pero también porque, aunque limitadamente, ha experimentado que vale la pena hacerlo. Por eso, a pesar de que pueda parecernos un acto de amor ahorrarle un llanto desesperado, es tan importante no anticiparse a su llamada, porque el descubrimiento de la relación entre su petición y nuestra respuesta empezará a estructurar la relación misma, y, a partir de esta, el lenguaje. En las situaciones de abandono y de acogida en instituciones donde la alimentación y otras necesidades se rigen, por necesidad, por horarios establecidos, los niños dejan de llorar, de llamar, y suelen presentar retraso o problemas de desarrollo del lenguaje.
Este aprendizaje aumenta con el paso de las tomas y de los días, y al cabo de unas semanas podemos asistir a un gran milagro. Sabemos que el niño tiene hambre porque conocemos muy bien sus horarios, pero no lo oímos llorar. Pensamos que está durmiendo. Se asoma a nuestra mente la primera curva, la del niño pequeño que no se da cuenta de que tiene hambre y vuelve a dormirse. Entramos en su habitación, pero no duerme, está despierto y nos mira: tiene hambre, pero no llora. Está esperando. Un milagro, decía, un gran milagro. A las pocas semanas de su nacimiento el niño ha entrado en el tiempo. Puede permitirse un gesto de valentía, renunciar a llorar, arriesgar su vida, porque está seguro de que su madre acudirá. Puede esperarla. Obviamente no lo ha aprendido conscientemente, sino gracias a lo que se conoce como aprendizaje asociativo. Es interesante notar, como sucede casi siempre en el desarrollo, una razón de economía: la confianza en que la comida llegará le permite ahorrarse el trabajo, el estrés, del llanto. Años después llegarán la conjugación de los verbos (empezando por descubrido), la historia y todas las experiencias y conocimientos relacionados con el tiempo, pero el trabajo más importante y arriesgado lo ha hecho durante esas primeras semanas de vida en las que ha echado los cimientos de su percepción y su concepción del tiempo, que son los que le han permitido esperar. Para apreciar la importancia de esta conquista, basta con pensar que algunos niños afectados por formas graves de autismo, por ejemplo, nunca llegarán a conquistar esta capacidad."

Francesco Tonucci
¿Por qué la infancia?



"Una escuela que quiera ser realmente una escuela de todos y para todos, debe preocuparse por ofrecer a todo el mundo aquellas bases, aquellas motivaciones, aquellos modelos culturales imprescindibles para construirse un patrimonio de conocimientos, de habilidades, de competencias."

Francesco Tonucci 














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