Amin Maalouf

“A largo plazo, todos los hijos de Adán y Eva son niños perdidos.”

Amin Maalouf


"El cielo se oscureció a las doce del mediodía, como si hubiera un eclipse, y luego llegaron esos animalitos voraces que se extienden a miles por los campos, que devoran, que siegan a su manera, que lo asuelan todo y lo dejan todo mondo.
Entretanto todo el mundo había agotado ya las reservas o, como mucho, podía, si las consumía con mucha cautela, hacer que durasen hasta noviembre. ¡Sólo Botros tenía aún con que alimentar a los suyos para todo el invierno! Situación envidiable, cierto es, y que demostraba que los demás deberían fiarse de él más a menudo; pero ¿acaso no era una maldición ser «envidiable» en tiempos así? ¡Resulta difícil vivir en un pueblo en donde la gente se muere de hambre mientras uno tiene con que comer! Si Botros hubiera tenido silos de trigo, es fácil suponer que habría puesto gran empeño en alimentar a todos los que se lo hubieran pedido. Pero sólo se había quedado con la parte de cosecha que debería haberse usado para la sementera, lo que le permitía alimentar a su mujer, a su hijo mayor, al segundo —mi padre había nacido en octubre de 1914—, a su anciana madre, Susene, y, como mucho, al menor de sus hermanos con su mujer y sus tres hijos, entre los que se contaba ese a quien en estas páginas llamo el Orador... ¡Era mucha gente y no podía con más carga! ¿Qué hacer si un primo, una prima, un vecino, un alumno o el padre de un alumno venía a pedirle el pan que le evitaría la muerte? ¿Darle con la puerta en las narices?
En la Escuela Universal, el comienzo de curso, en octubre de 1915, transcurrió en un ambiente apocalíptico. ¿Cómo centrarse en los estudios cuando se tiene hambre y la perspectiva de pasar todo el invierno sin comida? ¡Y, por supuesto, no había ni que pensar en pedirles a las familias que pagasen la escolaridad! Es comprensible que, en semejantes condiciones, a Theodoros le pareciera el momento oportuno para intentar sacar a Botros y a los suyos del pueblo y obligarlo a cerrar el colegio —¡un caso de fuerza mayor!—, al tiempo que le garantizaba un cargo prestigioso y lucrativo.
Lo que habría debido convertir esa propuesta en muy digna de consideración era que la escuela rival, la del cura Malatios, había tenido que suspender sus actividades poco antes, a la espera de tiempos mejores. Nadie habría podido, pues, decir que Botros había salido derrotado del duelo."

Amin Maalouf
Orígenes



  “El tiempo no es más que un tonel donde fermentan los mitos, el de Alejandro más que cualquier otro, y sobre todo en Mesopotamia. Esa tierra le había sepultado joven y joven le había conservado, como un eterno novio sin arrugas, y el número de sus años, treinta y tres, había permanecido como la edad de la inmortalidad.”

Amin Maalouf



"Hoy al mediodía me sabía la boca a ceniza. Esta noche me sabe a mazapán y a flor de azahar. No es que mis temores se hayan volado, ni en lo referente a los vecinos de este archipiélago ni por lo que respecta al resto de la humanidad: pero estoy de un humor despreocupado. De todas formas, el porvenir es portador de muerte, el pasado también, solo el instante presente es portador de vida, igual que una uva lo es del sol y de la embriaguez. ¿Pues no estoy empezando a escribir como mi vecina novelista? Me estoy yendo por las ramas... Debería ceñirme estrictamente a los hechos. ¡Bastante dramáticos son ya para dispensarme de dramatizar! ¡Bastante espectaculares son ya para dispensarme de alardes estilísticos, de metáforas frutales y también de florituras! A eso del mediodía, pues, me estaba encaminando hacia Puerto Atlántico, pese a los toques de alerta del ayuntamiento, para hacer unas compras. No me quedaba más remedio que almacenar unas cuantas provisiones, tanto de productos frescos como en conserva, por si la situación se seguía agravando los días y las semanas siguientes. Había alcanzado la mitad del «Paso» cuando me llegó una serie de voces destempladas. En este enclave, suspendido entre el mar y la tierra, en el que el más humilde ciclista accede a la categoría de funámbulo, todos los ruidos parecen fuera de lugar menos las risas de las gaviotas y la sirena de niebla. Al acercarme a la otra orilla, divisé brazos en alto, cabezas, palos y pancartas. No puse gran empeño en enterarme de las palabras pintadas en rojo para no desviarme del camino. Me daba la impresión de que, si resbalaba en los adoquines y me caía al mar, nadie vendría a socorrerme. ¿Cuántos eran en esa manifestación? Unos sesenta como mucho. Pero en este mes de noviembre, en el archipiélago, y gracias al efecto de las voces clamorosas, parecían una muchedumbre. Su diana era la casa del batelero. Mentiría si dijera que me cogió por sorpresa. Se veía venir desde que los militares de Fuerte Quirón habían detenido a Agamenón y él se había liberado de la forma que ya sabemos. Aunque no tenga nada que ver en ese incidente tan raro, no puedo por menos de notar una punzada de culpabilidad por ese hombre que sigue siendo amigo mío. ¡Nunca debería haberles confirmado a mis visitantes de anteayer, ni siquiera de forma indirecta, su verdadera identidad! Sin acercarme demasiado, me puse a observar a esa gente que se afanaba en destrozar puertas y cristales, que saqueaba el huerto, que tiraba los muebles por las ventanas para ganarse un aplauso, que rompía las bombillas y arrancaba los cables eléctricos. A decir verdad, más que reprobarlos, los compadecía. Estamos pasando todos, desde hace diez días, por una prueba tanto más extenuante cuanto que, en lo esencial, sigue sin haber quien la entienda. Y, de pronto, ¡un culpable! ¡No un incierto sospechoso, sino un culpable de verdad, un culpable probado, uno de «esos», el único visto hasta ahora, el único quizá a al que se verá jamás! Me hallaba en ese punto de mis consideraciones indulgentes cuando se me pasó por la cabeza una duda. Me acerqué a una buena señora, una mirona que pasaba por allí, como yo, para comprobar algo, nunca se sabe. —¿El batelero estaba en casa? —¡No! ¡Si hubiera estado, le habrían dado una buena! Era cuanto quería saber. Que mi amistad con Agamenón esté pasando por un momento de frialdad no quiere decir que me desentienda de lo que le pase. Sabiendo que estaba a salvo, podía irme tranquilo. Pero, dadas las circunstancias, ya no me apetecía ir al mercado, tenía prisa por marcharme por donde había venido, prisa por alejarme de ese gentío y de todos los gentíos, prisa por volver a la serenidad de mi diminuto islote, del otro lado del «Paso». No sabía, sin embargo, si desaparecer cuanto antes. Unas cuantas personas llevaban un rato mirándome con insistencia y no quería darles la impresión de que salía huyendo. Para parecer despreocupado, empecé a charlar de todo un poco con la persona que tenía más cerca, alternando las sonrisas de complicidad con las muecas de sabio viejo. Mientras tanto, el tono de las vociferaciones había ido subiendo. Los manifestantes más diligentes acababan de prender fuego a la pobre casa. Ardió en pocos segundos, como si la hubieran rociado con gasolina. Se iba extendiendo un humo negro. Yo seguía sin moverme."

Amin Maalouf
Nuestros inesperados hermanos


"Las ideologías pasan y las religiones permanecen."

El desajuste del mundo
Tomada del libro de Pedro Baños, Así se domina el mundo, página 414



"Mi vida de escritor me ha enseñado a desconfiar de las palabras. Las que parecen más claras suelen ser las más traicioneras. Uno de esos falsos amigos es precisamente "identidad". Todos nos creemos que sabemos lo que significa esa palabra y seguimos fiándonos de ella incluso cuando, insidiosamente, empieza a significar lo contrario.
Lejos de mí la idea de redefinir una y otra vez el concepto de identidad. Es el problema esencial de la filosofía desde el "conócete a ti mismo" de Sócrates hasta Freud, pasando por tantos otros maestros; para abordar lo nuevo hoy se necesitaría mucha más competencia de la que yo tengo, y mucha más temeridad. La tarea que me he impuesto es infinitamente más modesta: tratar de comprender por qué tanta gente comete hoy crímenes en nombre de su identidad religiosa, étnica, nacional o de otra naturaleza. ¿Ha sido así desde los albores de la historia o por el contrario hay realidades que son específicas de nuestra época? Es posible que algunas de mis palabras le parezcan al lector demasiado elementales. Pero es porque he tratado de reflexionar con la máxima serenidad, paciencia y lealtad que me han sido posibles, sin recurrir a ningún tipo de jerga ni a ninguna engañosa simplificación.
En lo que se ha dado en llamar el "documento de identidad" figuran el nombre y los apellidos, la fecha y el lugar de nacimiento, una fotografía, determinados rasgos físicos, la firma y, a veces, la huella dactilar: toda una serie de indicaciones que demuestran, sin posibilidad de error, que el titular de ese documento es Fulano y que no hay, entre los miles de millones de seres humanos, ningún otro que pueda confundirse con él, ni siquiera su sosia o su hermano gemelo.
Mi identidad es lo que hace que yo sea idéntico a ninguna otra persona. Así definido, el término "identidad" denota un concepto relativamente preciso, que no debería prestarse a confusión. ¿Realmente hace falta una larga argumentación para establecer que no puede haber dos personas idénticas? Aun en el caso de que el día de mañana, como es de temer, se llegara a "clonar" seres humanos, en sentido estricto esos clones sólo serían idénticos en el momento de "nacer"; ya desde sus primeros pasos en el mundo empezarían a ser diferentes."

Amin Maalouf
Identidades asesinas


"Nací en un planeta, no en un país."

Amin Maalouf


"No soy yo la persona más indicada para decir esto, porque llevo un cuarto de siglo viviendo con una mujer a la que quiero y que me quiere. Pero sigo creyendo que el matrimonio es una institución desastrosa. Antes de la boda, todos los hombres están llenos de atenciones y de detalles; tratan a la joven a la que desean como a una princesa hasta que se convierte en "su" mujer; a partir de ese momento, tardan poquísimo en volverse unos tiranos y en tratarla como a una criada; cambian de arriba abajo y la sociedad los anima a hacerlo. Antes de la boda, es la estación del juego; luego, empiezan las cosas serias y sórdidas, y tristes.
Las mujeres no se portan mejor. Mientras están intentando encontrar acomodo, son todo mieles. Dulces, conciliadoras, de convivencia fácil; todo para tranquilizar al pretendiente. Hasta que éste se casa con ellas. Sólo entonces dan rienda suelta a su auténtico carácter, que hasta ese momento se habían esforzado en disimular.
Diré, en su descargo, que en ellas la transformación no es ni tan brutal ni tan sistemática como en los hombres. El enamorado y el marido son criaturas diferentes, igual que el perro y el lobo. Antes de la boda, todos somos perros hasta cierto punto; y, después, todos somos hasta cierto punto lobos; hay grados, pero se trata de una metamorfosis de la que resulta difícil librarse. En algunos ambientes parece algo tan normal como el paso de la adolescencia a la edad adulta.
En las mujeres, es menos tajante. Hay muchas que no cambian radicalmente, bien porque sean de natural muy afectuoso, bien porque sean malas actrices y se les acabe por notar la forma de ser real antes de que el hombre se comprometa. Desde luego que la mujer de Ramzi no pertenecía a esta categoría. Supo ocultar el juego hasta la boda y mostrarse dulce, dócil y considerada, tratándome como a un hermano; y a mi Dunia, como a una hermana. Luego, al día siguiente mismo, no pudo más y empezó a soltar el veneno. Cuando nuestro amigo cayó en la cuenta, ya era demasiado tarde."

Amin Maalouf
Los desorientados


"Si eres insensible a la política, tú serás su primera víctima, eres la víctima ideal. Porque cuando te implicas en política, sabes cómo comportarte en períodos difíciles, pero si eres totalmente insensible a la política y te encuentras en una situación de guerra eres la víctima ideal, eres el que se sacrificará de primero."

Amin Maalouf


"Sin embargo, el fin del milenio había sido grandioso. Una noble, contagiosa, devastadora, mesiánica embriaguez. Todos creíamos que, poco a poco, la Gracia iba a tocar toda la Tierra y que, pronto, todas las naciones podrían vivir en paz, libertad y abundancia. Ya no serían los generales, los ideólogos y los déspotas los que escribieran la Historia, sino los astrofísicos y los biólogos. La humanidad, ahíta, no tendría más héroes que los inventores y los bufones. Yo mismo abrigué esa esperanza durante mucho tiempo. Como todos los de mi generación, me habría encogido de hombros si me hubieran predicho que tantos progresos morales y técnicos iban a resultar reversibles, que tantas vías de intercambio se cerrarían, que tantos muros se levantarían de nuevo, y todo ello por culpa de un mal omnipresente y, sin embargo, insospechado.
¿Por qué odiosa superchería del destino se derrumbó nuestro sueño? ¿Cómo hemos llegado a eso? ¿Por qué me vi obligado a huir de la ciudad y de toda la vida social? Lo que desearía relatar aquí, lo más fiel y detalladamente posible, es el lento desarrollo del azote que nos asola desde los primeros años del nuevo siglo, arrastrándonos a esta regresión sin precedente, creo, tanto por su amplitud como por su naturaleza.
A pesar del terror generalizado, me esforzaré en escribir con serenidad hasta el final. En este instante, me siento protegido en mi guarida de alta montaña, y mi mano no tiembla sobre este cuaderno aún virgen al que voy a confiar mis fragmentos de verdad."

Amin Maalouf
El primer siglo después de Beatrice


"Soy hijo del camino, caravana es mi patria y mi vida la más inesperada aventura."

Amin Maalouf



"Tanto el islam como el cristianismo supieron hablarles a los pobres y atraerlos a su seno."

Amin Maalouf
El desajuste del mundo
Tomada del libro de Pedro Baños, Así se domina el mundo, página 269





"Todas las sociedades humanas han sabido encontrar, en el transcurso de los siglos, las citas sagradas que aparentemente justificaban sus prácticas del momento (...) No cambian los textos, lo que cambia es nuestra mirada a través de la cual actúan los textos en el mundo, unas frases se fijan y otras pasan a segundo plano."

Amin Maalouf


"Uno de los mayores problemas del mundo árabe-musulmán es que está desconectado de la conciencia moral de Occidente y del resto del mundo, y esto un elemento extremadamente peligroso para todos. A través de la historia, podemos comprender por qué se encuentran desconectados. Efectivamente, una de las principales razones procede de la insensibilidad en el mundo árabe hacia la tragedia del pueblo judío. Esta percepción del pueblo judío, no como víctima sino como aquél poseedor de una armada triunfal se puede comprender, porque era y es realidad política, pero oculta completamente el otro aspecto que es omnipresente en la conciencia occidental, porque ha estado en el corazón de la tragedia del siglo XX.
Uno de los dramas procedentes del mundo musulmán es que los que son más militantes no tienen ninguna percepción de la historia del resto del mundo, por eso asistimos a acontecimientos como el del 11S, y todo los que le siguieron. Nacen de una perspectiva que no toma en cuenta más que una única visión en el mundo, y que conduce a un comportamiento que no sólo es atroz, criminal en sí mismo, sino también suicida. Pero no sólo suicida en el sentido estricto de la palabra, sino históricamente suicida, porque compromete al mundo musulmán en una guerra contra América, contra Europa, contra todo Occidente, contra Rusia, contra China, contra la India, contra el mundo judío, ¡contra todo el mundo, de hecho! Es una visión del asediado, es la visión del Sansón bíblico, que  quiere destruir el mundo y matarse al mismo tiempo. Pienso que ésta es una visión mórbida, que le ha costado muy caro al mundo musulmán y continuará costándole muy caro.
Hoy en día, asistimos a una situación en la que cada uno en el mundo tiene su propia percepción de la realidad y es incapaz de percibir con la visión del otro. Hay que comenzar a reconstruir, y es cierto que hay que comenzar por la reconstrucción de la percepción del mundo, que toma en cuenta las tragedias de los otros. Creo que necesariamente el mundo árabe tiene que tomar conciencia de la tragedia del pueblo judío. Y es necesario que Israel comprenda que no puede gobernar durante las próximas décadas un territorio tratando a las personas como objetos, como ciudadanos que no existen, tiene que comprender que hay un impasse moral en la ocupación.
Teóricamente se puede resolver el conflicto. Usted y yo podemos imaginar una solución viable. Pero hoy en día, en realidad, esa solución no es factible. En el mundo árabe, la idea misma de una reconciliación con Israel no existe. Existe en el lenguaje diplomático, pero en la realidad y apelando al sentimiento de la gente es algo que ha desaparecido. En Israel también ha desaparecido. En realidad, nunca se ha estado más lejos que ahora de una solución, y pienso que también, entre el mundo árabe y Occidente jamás ha habido tanto distanciamiento. Hubo un breve momento al principio de los levantamientos en el mundo árabe en el que Occidente comenzó a decir “quizá tenemos algo en común con el mundo árabe. Quizá compartimos valores, las mismas aspiraciones”. Esto duró tres meses, al principio del año 2011. Llegamos a decir “¡ahí está, también aspiran a la libertad!”. Pero esto desapareció. Después hubo violencia, aparecieron ciertos movimientos que nos preocuparon, y sobre todo -y esto ha jugado un papel importante- hemos visto cómo en las elecciones daban la victoria al partido islamista. Hemos dejado de comprenderles, y hemos dicho “bueno, esta gente es definitivamente irrecuperable, es otro universo”.
Pienso que, en el fondo, la gente ha considerado definitivamente irrecuperable esta parte del mundo."

Amin Maalouf