Cipriano de Valera

“Abrid, pues, los ojos oh Españoles, i dejando á los que os engañan, obedezed á Cristo i á su palabra, la cual sola es firme i inmudable para siempre. Estribad i fundad vuestra fé sobre el verdadero fundamento de los Profetas i Apóstoles, i la sola Cabeza de su Iglesia.”

Cipriano de Valera


“Abre tus ojos, España; o mejor dezir, ábratelos Dios, i mira en qué estima el Papa tenga al sacramento, al cual, él mismo te vende por tu dinero, diziendo que es tu Dios.
Señor, juzga tu causa: libera a tu pobre pueblo digna de las manos destos encantadores, falsos profetas i embaidores [ocharlatanes]. Abre, España, los ojos, i vee: cree á quien con grande amor te avisa: mira si esto que digo es verdad, ó no.
Abre los ojos, España, i acaba de entender quién sea el Papa, a quien adoras como á Dios en la tierra.”

Cipriano de Valera


"Dos puntos hay que, comúnmente, mueven a los hombres a apreciar mucho una cosa: su excelencia en sí misma y el provecho que recibimos o esperamos de ella."

Cipriano de Valera



"El mismo Dios que mandó que todos, sin distinción alguna ni de sexo ni de edad ni de cualidades, leyesen la Sagrada Escritura; ese mismo ordenó que fuese divulgada en todas las lenguas (como vemos que lo es), para que nadie adujese ignorancia."

Cipriano de Valera


"Escuchad pues, diligentemente, oh… carísimos, con un ánimo humilde, abatido y desconfiado de sí mismo, al Dios todopoderoso, que os crio, redimió y santificó y os promete de glorificaros en su reino consigo; el cual os habla y enseña en esta santa palabra su voluntad."

Cipriano de Valera



"No hay vidas de reyes ni emperadores –sean cristianos, paganos, judíos, turcos, escitas o de cualesquiera otras naciones– tan confusa y diversamente escritas como las de los papas."

Cipriano de Valera



"Oído habemos, hermanos cómo celebró el Señor la Cena con sus Discípulos, y en lo que hizo, nos muestra, que los extranjeros, es a saber, aquellos que no son de la compañía de sus files, no deben ser admitidos a ella. Por tanto, siguiendo esta regla en el nombre y por la autoridad de nuestro Señor Jesu Christo, yo descomulgo a todos los idólatras, blasfemos, menospreciadores de Dios, herejes, y a todos los cismáticos, que hacen sectas aparte por romper la unidad de la Iglesia: a todos los perjuros, a todos los que son rebeldes a sus padres y madres, y a sus superiores, a todos los sediciosos, bandoleros, traidores, contenciosos, adúlteros, fornicarios, ladrones, salteadores, homicidas, maldicientes, engañadores, avarientos, hechiceros, y hechiceras, logreros, levantadores de falsos testimonios, robadores, embriagos, glotones, y a todos los que viven vida escandalosa, denunciándoles que se abstengan de esta Santa Misa: porque no ensucien y contaminen las sagradas viandas que da nuestro Señor Jesu Christo a sus domésticos y fieles solamente."

Cipriano de Valera
Los dos tratados del Papa y de la misa


"Porque la fe que antes teníais no era sino una fe histórica, una fe muerta, como la que los impíos y aun los demonios tienen; los cuales, como dice Santiago, creen y tiemblan."

Cipriano de Valera


"[Que Sevilla es] riquísima se ve claramente, pues que todos los tesoros de las Indias Occidentales vienen a ella, y pues que de ella ha el rey un millón y medio de ducados cada año. La cual es tan gran renta que pocos reyes hay que tengan tanto de todo un reino entero: A esta ciudad, el Padre de las misericordias no solamente ha enriquecido haciéndola tan civil, populosa, rica, antigua, fructífera y de suntuosos edificios, más aun la ha enriquecido y bendecido para que ella fuese la primera ciudad de nuestra España que, en nuestros tiempos, conociese los abusos, supersticiones e idolatrías de la Iglesia de Roma, con que tanto tiempo España ha estado engañada, y conociéndolas las publicase, como las ha publicado y divulgado, para que se reformase."

Cipriano de Valera


"Si no fuese por la gran necesidad que nuestra España tiene de conocer las vidas de los papas –para, conociéndolas, guardarse de ellos y no hacer caso de su autoridad contra todo derecho divino y humano–, nunca, cristiano lector, me hubiera metido en un laberinto tan confuso y escabroso."

Cipriano de Valera





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