George Steiner

“Al mirar hacia atrás, el crítico ve la sombra de un eunuco. ¿Quién sería crítico si pudiera ser escritor?”

George Steiner



“Babel es tal vez una bendición misteriosa e inmensa. Las ventanas que abre una lengua dan a un paisaje único. Aprender nuevas lenguas es entrar en otros tantos mundos nuevos.”

George Steiner



"Cuando marchó detrás de Falk a última hora de la mañana siguiente, Danielle era como una criatura poseída. Solo un instante después de que lo hubieran echado del establo, la dominó una sensación de desolación completa. Corrió por el jardín llamando a Falk en voz baja. Pero la oscuridad se lo había tragado. Sabía, con la certeza cegadora del dolor, que no podía vivir sin él. Su amor no era la gloria lúcida que él había pedido, pero, aunque imperfecto, era toda su vida. Puesto que llegó unos instantes demasiado tarde, esa certeza se burló de ella. El recuerdo de su evasión y de la tambaleante partida de Falk bajo el desdeñoso movimiento de la lámpara de Blaise hizo que sintiera la piel tirante y fría. Era como una pesadilla palpable y no podía quitársela de encima.
Odiándose a sí misma, se quedó quieta bajo la lluvia fría y densa que empezó hacia media noche, como si pudiera limpiarla. Danielle observó desde la arcada del mercado el autobús que salía al amanecer hacia Ruán, pero no vio ni rastro de Falk. Corrió por lo alto del acantilado y miró vagamente el mar encrespado. Luego volvió a La Hurlette. Se puso ropa seca y salió de nuevo, apartando a Nicole como si fuera una intrusa.
Cuando volvió al pueblo, todo el paisaje se convirtió en una irrealidad desalentadora. La idea de no volver a ver a Falk la llenó de una tristeza salvaje. Pero tenía miedo de reunirse con él. No podía olvidar su propia cobardía y atolondramiento. Ahora él sabía que era una chica superficial. Había dicho que no volvería nunca.
Danielle empezó a sollozar como una niña. Cuando era pequeña, la habían encerrado en su habitación por llevarse un bollo. Al cabo de un tiempo su padre había ido a la puerta. Solo podría recuperar el bollo si mostraba arrepentimiento. Luchando por retener las lágrimas, Danielle se había negado. Al bajar las escaleras, Terrenoire se metió despreocupadamente el bollo en la boca. Al ver cómo desaparecía, Danielle pensó que el mundo se desmoronaba. Aulló con ira y pena. En ese momento la misma sensación de absurda privación se apoderó de ella. Había desperdiciado la vida en una frívola ignorancia.
Husmeando en Yvebecques, tuvo algunas noticias. Entre sorbos de café, Pervienne le dijo que al cruzar el campo, al alba, había visto a un hombre que cojeaba en la carretera. Se apoyaba en lo que parecía una rama rota. Al cabo de un rato el hombre paró un camión y Pervienne lo vio subirse a la parte trasera, entre banastas de lechugas y coles. Pervienne tenía una mente ordenada. Limpiando la última gota de café del borde de la taza, recordó que el camión llevaba las marcas azules y amarillas de la Union Agricole. Sin duda iba hacia El Havre.
Solo más tarde, cuando el autobús se adentraba en los suburbios, Danielle se dio cuenta de la futilidad de su búsqueda. Los bombardeos habían abierto grandes tajos en la ciudad. Bloques de casas nuevas, desnudas, se alzaban entre franjas de terreno vacío. En los montones de escombros la hierba tenía un brillo metálico. El polvo y el clamor de la construcción se notaban densos en el aire. Mientras se apresuraba por carreteras abrasadas, buscando el garaje de la Union, Danielle vio altas grúas que se movían rígidas por el cielo."

George Steiner
En lo profundo del mar



“El ajedrez puede ser el más profundo y menos agotable de los pasatiempos, pero sólo eso. Un genio del ajedrez es alguien de gran concentración mental, poco comprendido en una empresa humana trivial.”

George Steiner


"El desafío crucial persiste: toda esta vileza ¿rebaja, por no decir refuta los principales textos filosóficos de Heidegger o prueba su falsedad? Instintivamente me parece que no, que lo que dijo sobre la aurora que traen los presocráticos, sobre la Sorge («preocupación») y sobre nuestro ser-para-la-muerte conserva su talla. Al mismo tiempo, sin embargo, esa vileza ha hecho que sea más difícil —la inhibición es casi física— leer, vivir con lo que dice sobre Sófocles, sobre Hölderlin, e interpretarlo, y evaluar sus encuentros con Celan. Lo que había de constituir el momento culminante de nuestra argumentación ya no parece del todo accesible. Siempre provisionales, mis preguntas se han vuelto imposibles de responder. Todo lo que puedo hacer es proponer unos pocos marcadores, sabiendo ahora cuán insuficientes son.
Para Heidegger, leer es reescribir; traducir es recrear. El tratado filosófico, el poema, son instigaciones. Invitan a la apropiación por parte del lector. El acto hermenéutico trata de suscitar las incipientes intenciones del autor. Aspira a hacer manifiestos los impulsos y significados del texto, encubiertos o incompletos, sacando a la luz lo que está entre líneas o, como si dijéramos, detrás de ellas. «Excava» significados de los cuales tal vez el autor no era consciente. No, sin embargo, en algún registro psicoanalítico. Heidegger sitúa el latente, el potencial empuje del significado dentro del lenguaje mismo, en la fundamental paradoja axiomática según la cual no es tanto que «hablemos» como que «somos hablados», según la cual «la palabra posee al hombre» («Das Wort hat den Menschen»). Así, los poderes autónomos del lenguaje, particularmente en la metafísica y en la poesía, rebasan siempre el uso humano y superan el entendimiento total. Es tarea del verdadero lector captar cómo «el interior de la palabra deviene exteriormente inteligible», aunque se percibe que toda aprehensión de este tipo es fragmentaria, inestable e inevitablemente distorsionadora (de ahí la «deconstrucción» derridiana).
Heidegger insiste en el papel creativo de la audición, de las complejas artes del oído, que son obligatorias en todo ejercicio responsable («que responde») de recepción y dilucidación. Tenemos que aprender a escuchar, como hace el músico, las voces de lo no dicho, los profundos ritmos y connotaciones del pensamiento, de las concepciones poéticas antes de que se anquilosen en habla convencional y banal. Esa atrofia define la caída desde el lenguaje adánico y desde las intimidades de los presocráticos con el Ser. En un poeta como Hölderlin todavía se puede distinguir esa audición primitiva, ese oír algo que es «salvaje, oscuro, entretejido» en las fuentes de la palabra. Los ojos del lector tienen que escuchar."

George Steiner
La poesía del pensamiento



“El hombre proyecta una sombra. En una forma poco clara, el hombre de genio arroja luz. Instintivamente, nos segamos con su luz. Ese genio pagará un precio terrible. A menudo, la historia demuestra que el creador, el artista supremo, el maestro de la política lleva las cicatrices de su grandeza.”

George Steiner




“El homenaje más importante que cualquier ser humano puede hacer a una poesía o trozo de prosa que ama es aprenderlo de memoria. No con la cabeza, sino con el corazón, la expresión es de vital importancia.”

George Steiner


"El marco de referencia que aquí importa no es el de la moral sino el de la supervivencia. La capacidad lingüística para ocultar información, informar erróneamente, provocar ambigüedad, formular hipótesis e inventar es indispensable, en todos los niveles —desde el camuflaje grosero hasta la visión poética—, para el equilibrio de la conciencia humana y el desarrollo del hombre en la sociedad…"


George Steiner
After Babel
Tomada del libro Como detectar mentiras  de Paul Ekman, página 2



“Hay tres búsquedas intelectuales, en el que los seres humanos han realizado grandes hazañas antes de la edad de la pubertad. Ellas son la música, las matemáticas, y el ajedrez.”

George Steiner



“La crítica literaria suele proceder de déficit de amor.”

George Steiner



“La inhumanidad es perenne.”

George Steiner




“La inmensa mayoría de las biografías humanas son un gris entre el espasmo y el olvido.”

George Steiner



"Lévi-Strauss clarifica su significado mediante la referencia a dos mitos, y sin duda es profundamente revelador o inquietante para nosotros que los dos mitos que Lévi-Strauss escoge sean precisamente los que Marx y Freud habían elegido como sus respectivos emblemas principales. Recuérdese que, para Marx, Prometeo fue el símbolo de la inteligencia revolucionaria, de la rebelión del intelecto contra la ignorancia y la tiranía arbitraria. Freud ilumina las connotaciones eróticas del tema. Habla del éxtasis del fuego en la caña fálica hueca, del simbolismo sexual del ave devoradora, y de la renovación diaria de la potencia de Prometeo. La lectura de Lévi Strauss es totalmente diferente. La apropiación prometeica del fuego para las necesidades y deseos humanos codifica el paso catastrófico por el que el hombre adquirió control sobre los factores principales de su marco biológico. Habiendo robado el fuego, el hombre puede ahora tener luz durante las horas de oscuridad; habiendo cazado a su presa, puede ahora conservar la carne mediante el fuego, ya sea ahumada o cocinada, y no necesita comérsela en el lugar en que la caza; con el fuego de Prometeo puede calentar su habitación y superar las constricciones del invierno. El control del fuego es la premisa del progreso sociocultural, sin duda. Pero éste se ha alcanzado, dice Lévi-Strauss, a un precio considerable. Al poseer un hogar y el arte de cocinar, el hombre rompió con el mundo animal, con las inmediatas relaciones compartidas entre consumidor y alimento. Al haber alterado las polaridades binarias de luz y oscuridad, calor y frío, noche y día, el hombre se encuentra en una relación no natural de poder con su entorno y con sus propios orígenes animales. Esta ambigüedad está simbolizada en la condición medio humana, medio divina, de Prometeo. El divorcio del orden natural ocasionado por el robo del fuego (y la idea de robo es fundamental en la leyenda) es castigado con el aislamiento de Prometeo y con los ataques del águila contra él."

George Steiner
Nostalgia del Absoluto



“Lo que no se nombra no existe.”

George Steiner


“Los estereotipos son verdades cansadas.”

George Steiner



"Llegará para conquistar o para convertir, para explorar o para medicar, el hombre accidental llevó consigo la devastación. Poseídos, como si dijéramos, por alguna furia arquetípica a raíz de la expulsión del Jardín del Paraíso, por algún torturador recuerdo de aquella desgracia, hemos recorrido la tierra en busca de vestigios de Edén y los hemos asolado dondequiera que los hayamos encontrado."

George Steiner
Nostalgia del absoluto




“Nada de lo dispuesto en un idioma es menos traducible que sus modos de subestimación.”

George Steiner



“No nos quedan más comienzos.”

George Steiner



“Palabras que son saturadas con mentiras o atrocidades no se recuperan fácilmente.”

George Steiner



"Para mí, la dignidad humana consiste en tener secretos. Es el secreto lo que nos hace fuertes."

George Steiner



"Pero al mismo tiempo nuestro movimiento material hacia adelante es inmenso y evidente. Los “milagros” de la técnica, de la medicina, del saber científico son precisamente eso, “milagros”. Muchos más seres humanos que antes tienen la probabilidad de vivir hasta la madurez, de engendrar hijos normales, de subir por la escala social, desde la condición milenaria de la mera subsistencia. Pasar por alto una verdad tan evidente y humana es incurrir en pecado de esnobismo. "Imagine usted un mundo sin cloroformo", apremiaba C. S. Lewis. Pero se trata también de una verdad que hace escarnio de nosotros y lo hace de dos maneras, ambas alejadas del mejoramiento racionalista de la Ilustración y de los victorianos. Ahora sabemos (cosa que no sabían ni Adam Smith ni Macaulay) que el progreso material implica una dialéctica de perjuicio o daño concomitante, que el progreso destruye irreparables equilibrios entre la sociedad y la naturaleza. Los avances técnicos, espléndidos en sí mismos, trabajan arruinando primarios sistemas vivos y arruinando ecologías. Nuestro sentido del movimiento histórico ya no es lineal, sino que es un movimiento en espiral. Podemos ahora concebir una utopía tecnocrática e higiénica que funciona en un vacío de posibilidades humanas.
El segundo escarnio de aquella verdad tiene que ver con la disparidad. Ya no aceptamos la proyección (implícita en el modelo clásico del capitalismo beneficioso) de que el progreso necesariamente habrá de difundirse desde los centros privilegiados a todos los hombres. Indecentes lujos de las sociedades desarrolladas coexisten con lo que parece ser la endémica muerte por inanición en una gran parte de la tierra. En efecto, las mejoras en cuanto a las probabilidades y duración de la vida individual, alcanzadas por las técnicas médicas, han alimentado el ciclo de la superpoblación y del hambre. A menudo los suministros y los medios de distribución necesarios para acallar el hambre y la pobreza son accesibles, pero se oponen a su realización las inercias de la codicia o de la política. En demasiados casos la nueva tecnocracia es no solamente destructora de otros valores anteriores sino cruelmente impotente fuera de la provechosa aplicación local. De suerte que nos hallamos en una posición ambivalente e irónica respecto del dogma del progreso y respecto del fantástico bienestar que tantos de nosotros realmente gozamos en el Occidente tecnológico."

George Steiner
En el castillo de Barba Azul


"Pero había de venir un hombre cuya boca fuera como un horno y cuya lengua fuese una espada de devastación. El sabría la gramática del infierno y la enseñaría a otros. Él conocería las expresiones de la locura y el odio y las revestiría de la apariencia de la música."

George Steiner
El traslado de A. H. a San Cristóbal


"¿Puede mentir la música? A decir verdad, puede ir acompañada, en el caso de los personajes de la ópera, de una falsedad verbal que insinúa y subraya su intención mendaz, cómica o trágica. Basta observar la instrumentación de mentiras en Così fan tutte, de Mozart, o Falstaff, de Verdi. Pero esto es trivial. ¿Puede la música, en su autonomía, ser falsa? (¿Falsa con respecto a qué?) ¿Puede ser contrafactual y transmitir, sirviéndose de sus propios medios, “aquello que no es el caso”? Simultáneamente, ¿cuáles son las “funciones de verdad” en la música? ¿En qué sentido puede una declaración musical ser “verdadera”? (¿Verdadera con respecto a qué?) La concordancia entre música y matemáticas ha sido señalada y aplicada desde los presocráticos. Resulta de un plano simultáneamente formal e interpretativo (medida, ritmo, división). Pero se quiebra en un punto decisivo. En las matemáticas, por más puras que sean, por más especulativas y desligadas de la aplicación práctica que estén, es preciso demostrar la verdad o falsedad de los axiomas, los teoremas o los lemas. Este es el núcleo de la prueba. Spinoza lee en las matemáticas el auténtico rostro de la verdad. La música puede violar el contrato firmado con una forma elegida y sometida a unas reglas, como una fuga o un canon. Estas violaciones pueden calificarse de “errores” en una matriz técnica-convencional. El principiante hace “mal” sus ejercicios de contrapunto. Pero estos errores o irregularidades no son en ningún caso “falsedad” o “mentira”. Por el contrario, en la historia de la música, con frecuencia son estas violaciones del contrato con las convenciones técnicas y los hábitos auditivos las que generan innovación y desarrollo. Las disonancias puestas a prueba por Beethoven, las subversiones de la tonalidad en los últimos estudios para piano de Liszt engendran los modernos sistemas atonales. No “mienten”, no pueden mentir. Cuando decimos que enriquecen y renuevan las “verdades” musicales, tomamos prestado este concepto y lo usamos de un modo indefinible."

George Steiner
Errata: el examen de una vida



"Se ha dicho que la auténtica enseñanza es la imitatio de un acto trascendente o, dicho con mayor exactitud, divino, de descubrimiento, de ese desplegar verdades y plegarlas hacia dentro que Heidegger atribuye al Ser (aletheia). El manual secular o el estudio avanzado son la mimesis de una plantilla y de un original sagrados, canónicos, que fueron también ellos comunicados oralmente, en lecturas filosóficas y mitológicas. El profesor no es más, pero tampoco menos, que un auditor y mensajero cuya receptividad, inspirada y después educada, le ha permitido aprehender un logos revelado, la «Palabra» que «era en un principio». Éste es, en esencia, el modelo que presta validez al maestro de la Tora, al explicador del Corán y al comentador del Nuevo Testamento. Por analogía —y cuántas perplejidades salen a la luz en los usos de lo análogo—, se extiende este paradigma a la difusión, transmisión y codificación del conocimiento secular, de la sapientia o Wissenschaft. Incluso en los Maestros de las Sagradas Escrituras y su exégesis encontramos ideales y prácticas que se adaptan a la esfera secular. Así, san Agustín, Akiba y Tomás de Aquino tienen un lugar en la historia de la pedagogía.
Por el contrario, desde la autoridad pedagógica se ha sostenido que la única licencia honrada y demostrable para enseñar es la que se posee en virtud del ejemplo. El profesor demuestra al alumno su propia comprensión del material, su capacidad para realizar el experimento químico (el laboratorio alberga a «demostradores»), su capacidad para resolver la ecuación de la pizarra, para dibujar con precisión el vaciado de escayola o el desnudo en el taller. La enseñanza ejemplar es actuación y puede ser muda. Tal vez deba serlo. La mano guía la del alumno sobre las teclas del piano. La enseñanza válida es ostensible. Muestra. Esta «ostentación», que tanto intrigaba a Wittgenstein, está inserta en la etimología: el latín dicere, «mostrar» y, sólo posteriormente, «mostrar diciendo»; el inglés medio token y techen con sus connotaciones implícitas de «lo que muestra». (¿Es el profesor, a fin de cuentas, un hombre espectáculo?) En alemán, deuten, que significa «señalar», es inseparable de bedeuten, «significar». La contigüidad impulsa a Wittgenstein a negar la posibilidad de toda instrucción textual honrada en filosofía. Con respecto a la moral, solamente la vida real del Maestro tiene valor como prueba demostrativa. Sócrates y los santos enseñan existiendo."

George Steiner
Lecciones de los maestros



“Todas las grandes artes, la música, la literatura, son un acto crítico.”

George Steiner




“Un libro no tiene edad.”

George Steiner


"Una suma de bluff de los magos más el absurdo de los dadaístas."

George Steiner
sobre el pensamiento de Jacques Derrida