Joseph Conrad

"Creí que era una aventura y en realidad era la vida."

Józef Teodor Konrad Korzeniowski más conocido como Joseph Conrad



"Dios es para los hombres y la religión para las mujeres."

Joseph Conrad

  

“El artista apela a nuestra capacidad para el deleite, para la admiración; a nuestra intuición del misterio que rodea la vida; a nuestro sentido de piedad, belleza y dolor; a la latente sensación de hermandad con todo lo creado, y a la sutil pero invencible fe en la solidaridad que une la soledad de innumerables corazones, y enlaza estrechamente a toda la humanidad.”

Joseph Conrad



“El mar nunca ha sido amigable para el hombre. Siempre ha sido cómplice de la inquietud humana.”

Joseph Conrad



“El mar -y esto hay que confesarlo- no tiene generosidad. No muestra cualidades varoniles: coraje, resistencia, fidelidad. Nunca ha sido conocido por si manejo irresponsable de su poder.”

Joseph Conrad



“El valor de una frase está en la personalidad de quien la dice, porque nada nuevo puede ser dicho por un hombre o una mujer.”

Joseph Conrad



“Enfrentarse, siempre enfrentarse, es el modo de resolver el problema. ¡Enfrentarse a él!”

Joseph Conrad


“Es muy difícil ser mujer, porque ellas siempre tienen que relacionarse con los hombres.”

Joseph Conrad



“Esto no podía ocurrir en otro lugar que no fuera Inglaterra, donde el hombre y el mar son uno.”

Joseph Conrad


"George lo miró fijamente y rompió en sollo­zos. Después se tendió sobre un canapé, ocultó su cara debajo de un almohadón y continuó llo­rando como un niño. "Más vale así", se dijo Cloete y se marchó, explicando al hostelero que se retiraba porque necesitaba realizar unas cuan­tas cosas aquella misma noche. La mujer del hos­telero, llorando, lo siguió hasta la escalera para decirle: "¡Oh, pobre señora, se vuelve loca...!"
Cloete la apartó, mientras respondía: "No, seguramente, no. Ya se le pasará. No es el dolor lo que enloquece a la gente, es el tormento".
En esto Cloete se equivocaba. La desola­ción de la señora de Harry se debía a que su esposo se había suicidado ante ella. No se le pasó y, de tal modo, luego de un año hubo ne­cesidad de internarla en un manicomio. No es­taba agitada; su estilo de locura era dulce, tranquilo. Vivió todavía largo tiempo.
Y Cloete ya estaba desafiando el viento y la lluvia. Nadie en las calles. Había vuelto la tran­quilidad. El patrón del café salió a buscarlo al pasillo, y le dijo: "Por aquí, no. No está en la habitación. No hemos conseguido que se acos­tara por más que lo intentamos. Está allí, en la sala pequeña. Le hemos encendido fuego..." "Le has dado de beber también -dijo Cloete-. Nunca habló de pagar su bebida. ¿Cuánto ha bebido?" "Dos", dijo el otro. "Bueno. Bien pue­do hacer esto por un marino rescatado del nau­fragio." Cloete se puso a reír con una risa de­moníaca: "¿Qué, ha pagado?". El cafetero gui­ñó el ojo... "Le ha pagado a usted en oro, ¿ver­dad? Vamos, hombre, hable..." "¿Pero qué? -gritó el hombre-. ¿Qué quiere decir usted? Yo le he devuelto religiosamente el cambio de su moneda de oro". "Está bien", repuso Cloete. Y se dirigió a la sala pequeña donde estaba Stafford con el cabello desordenado, vestido con una camisa, en zapatillas y con un panta­lón del dueño del establecimiento, sentado jun­to al fuego. Al ver a Cloete bajó la mirada.
-Usted no creyó que volveríamos a encon­trarnos, señor Cloete -dijo Stafford lentamen­te, pues aquel individuo, cuando no estaba ba­jo los efectos de la bebida, adoptaba una acti­tud huraña y humilde-. Después que el capi­tán se suicidó, me quedé allí, sentado y repa­sando en mi mente todo lo sucedido -dijo-. Todo llega. Han pasado muchas cosas: complot para hundir el barco, tentativa de asesinato y el suicido este. Señor Cloete, sé que he sido víctima de una cruel y premeditada tentativa de ase­sinato, como término de mil muertes previas. Y esto vale las mil libras esterlinas de las que ha­blamos. Una cantidad insignificante, como us­ted ve. El suicido ha llegado oportunamente...
Y levantó los ojos hacia Cloete, que sonrió y se acercó a la mesa.
-Usted ha matado a Dunbar -murmuró. Lo miró con firmeza y le mostró los dientes:
-Cierto que lo he matado. Yo estuve ence­rrado en la cabina como un ratón en la rato­nera... Encerrado y condenado a ahogarme al hundirse el barco. Claro, yo lo he matado. La sangre y la carne serán los jueces de esta ac­ción. Yo creí que era usted, miserable asesino, que venía a terminar conmigo... Él abrió la puerta con violencia y cayó sobre mí; tenía un revólver en la mano y lo maté. Estaba loco. Mucha gente enloquece por mucho menos.
Cloete lo contempló sin pestañar.
-¡Ah, ah! ¿Éste es su cuento? -Y al propio tiempo que hablaba, con ansias movió un poco la mesa-. Ahora, escuche el mío. ¿Dónde está el complot? ¿Quién puede probarlo? Usted se encontraba allí robando. Usted se disponía a desvalijar la cabina. El capitán lo sorprendió en el momento en que revolvía el cajón y con su propio revólver, usted lo mató. Usted lo mató pa­ra robar, sólo para robar. Su hermano y los em­pleados de la oficina saben que usted se llevó a bordo sesenta libras. Sesenta libras oro en un maletín. Me dijo a mí donde estaban guardadas. El patrón de la lancha salvavidas puede ser testi­go de que todos los cajones se encontraban va­cíos, sin excepción. Y usted ha sido lo suficien­temente estúpido como para pagar unas copas media hora después de desembarcar, cambian­do una de las monedas de oro. Escúcheme. Si no va usted pasado mañana a casa de los abogados de George Dunbar, a prestar una justa declara­ción sobre las causas del hundimiento del navío, lo denunciaré a la policía. Pasado mañana...
¿Y usted qué cree que pasó? Que Stafford co­menzó a tirarse de los cabellos. Exactamente. Se los arrancó a manos llenas, sin decir palabra. Cloete dio un golpe a la mesa y el hombre rodó por el suelo, al ser derribada la silla donde se sentaba. Con su cuerpo dio en el guardafuego de la chimenea, al que tuvo que sujetarse."

Joseph Conrad
Un socio


"Hay tres cosas en la vida que nunca puedes olvidar: el primer salario que ganas, la primera mujer que amas y la primera isla de los Mares del Sur que ves."

Joseph Conrad


“Juzga a un hombre tanto por sus amigos como por sus enemigos.”

Joseph Conrad


“La conquista de la tierra en su mayor parte no consiste más que en arrebatársela a aquellos que tienen una piel distinta o la nariz ligeramente más achatada que nosotros.”

Joseph Conrad



“La creencia en algún tipo de maldad sobrenatural no es necesaria. Los hombres por sí solos ya son capaces de cualquier maldad.”

Joseph Conrad


“La fuerza de uno es solo un accidente que se deriva de la debilidad de los otros.”

Joseph Conrad



"La gente tiene una gran opinión acerca de las ventajas de la experiencia. Pero a ese respecto, la experiencia significa siempre algo desagradable, porque es contraria al encanto y la inocencia de las ilusiones."

Joseph Conrad
La línea de la sombra



“La mente del hombre es capaz de todo, porque todo está en ella, tanto el pasado como el futuro.”

Joseph Conrad
El corazón de las tinieblas, pág. 92




“La narración de un sueño no puede transmitir (...) esa idea de verse atrapado en lo inconcebible que es la esencia misma de los sueños.”

Joseph Conrad



“La protección es la primera necesidad de la opulencia y el lujo.”

Joseph Conrad



"La vida es una bufonada. Disposición misteriosa de implacable lógica para un objetivo vano. Lo que más se puede esperar de ella es un cierto conocimiento de uno mismo, que llega tarde, y una cosecha de remordimientos inconmensurables."

Joseph Conrad



“Las modas de los monstruos cambian, pero la verdad de la Humanidad prosigue eternamente, inalterable e inagotable en la variedad de sus revelaciones.”

Joseph Conrad
  


“Las palabras, como es bien sabido, son los grandes enemigos de la realidad.”

Joseph Conrad



"Me pareció sinceramente que los Bastiones era un lugar muy adecuado, puesto que mi amiga, por el momento, no juzgaba prudente presentar a este joven a su madre. Sería allí, me dije, mirando aquel jardín de una banalidad deplorable, donde comenzaría su relación y se produciría el intercambio de indignaciones generosas y de sentimientos extremos, tal vez demasiado dolorosos para que una mentalidad que no fuera rusa pudiera concebirlos. Me imaginé a esta pareja, surgida de entre ochenta millones de seres humanos triturados entre las dos ruedas de un molino, paseando bajo aquellos árboles, con sus jóvenes cabezas juntas. Sí, era un sitio excelente para pasear y conversar. Llegó a ocurrírseme, cuando volvimos a alejarnos una vez más de la amplia verja de hierro, que dispondrían de abundantes espacios para reposar cuando se sintieran cansados. Mesas y asientos se desplegaban entre el chalet-restaurante y el quiosco de los músicos, bancos de madera pintada se extendían bajo los árboles. Justo en el centro vi a una solitaria pareja suiza, cuyo destino desde la cuna hasta la tumba estaba garantizado por el mecanismo perfecto de las instituciones democráticas en una república que casi cabía en la palma de una mano. El hombre, anodino y basto, bebía cerveza en un vaso centelleante, y la mujer, rústica y plácida, se recostaba en la tosca silla y miraba ociosamente alrededor.
No cabe esperar demasiada lógica en este mundo, tanto en el plano del pensamiento como en el del sentimiento. Me sorprendió descubrir el desagrado que me inspiraba aquel joven desconocido. Había pasado una semana desde que se conocieron. ¿Era insensible, era cruel o sencillamente estúpido? No alcanzaba a comprenderlo."

Joseph Conrad
Bajo la mirada de Occidente



"No es necesario creer en un principio sobrenatural del mal; los hombres son completamente capaces por sí solos de toda tipo de maldad."

Joseph Conrad



“No hay credulidad tan ansiosa y ciega como la credulidad de la codicia, que es, en su medida universal, la miseria moral y la indigencia intelectual de la humanidad.”

Joseph Conrad


“No hay nada más seductor y esclavizante que la vida humana en el mar.”

Joseph Conrad


"No me gusta trabajar – a ningún hombre le gusta – pero me gusta lo que hay en el trabajo – la oportunidad para encontrarte a ti mismo. Tu propia realidad – para ti, no para otros- lo que ningún otro hombre podrá saber."

Joseph Conrad
El corazón de las tinieblas


"No me respondió enseguida y, mientras esperaba, pensé que nada lo hace a uno parecer tan loco como una confesión, y de todas las confesiones, la escrita es la más perjudicial en todo sentido. ¡No te confieses nunca! ¡Nunca jamás! Una broma inoportuna es siempre fuente de amargo arrepentimiento. A veces puede arruinar a un hombre, pero no por ser una broma, sino por ser inoportuna. Y una confesión, de cualquier tipo, es siempre inoportuna. Lo único que puede hacerla soportable durante un rato es la curiosidad. ¿Sonríes? Te aseguro que es así o, de no ser por la curiosidad aquel que confiesa se quedaría solo al llegar a la segunda frase. ¿Cuántas almas realmente compasivas conoces en el mundo? ¿Una de cada diez, una de cada cien... de cada mil... de cada diez mil? ¡Ah! ¡Menudo engaño son las confesiones! ¡Qué terrible engaño! Lo que uno busca con ellas es compasión y lo único que obtiene, a lo sumo, es una efímera sensación de alivio. Porque una confesión, cualquiera que sea, mueve las secretas profundidades del carácter del oyente. A menudo profundidades de las que él mismo es sólo vagamente consciente. De modo que los virtuosos se sienten en secreto triunfantes, los afortunados se divierten, los fuertes se disgustan, los débiles se preocupan o se irritan con uno, según sea la medida de su propia sinceridad. Y todos ellos, en lo profundo de su corazón, lo tendrán a uno por loco o por imprudente."

Joseph Conrad
Azar


“Para que la vida sea ancha y llena tiene que mantener el cuidado del pasado y del futuro en cada momento del presente.”

Joseph Conrad




“Penetramos más y más espesamente en el corazón de las tinieblas. Allí había verdadera calma.”

Joseph Conrad
El corazón de las tinieblas, pág. 90



“Que piensen lo que quieran, pero no pretendía ahogarme. Tenía intención de nadar hasta hundirme –pero no es lo mismo.”

Joseph Conrad


"Recuerdo mi juventud y aquel sentimiento que nunca más volverá. El sentimiento de que yo podría durar más que todo, más que el mar, más que la tierra, más que todos los hombres."

Joseph Conrad



"Se vive como se sueña, solo."

Joseph Conrad



"Ser mujer es una tarea terriblemente difícil, porque consiste principalmente en tratar con hombres."

Joseph Conrad



“Si uno fuese a creer todo lo que se ha escrito en este libro, se pasaría la mayor parte del tiempo recorriendo los mares, en un desesperante esfuerzo para hurtarle el cuerpo a las tormentas.”

Joseph Conrad



"... siente que la barbarie, la más absoluta barbarie, le va rodeando; toda la misteriosa vida de la selva que se agita en los bosques, en las junglas, en los corazones salvajes. No hay iniciación posible en semejantes misterios; tiene que vivir en medio de lo incomprensible, que es también detestable. Y eso ejerce además una fascinación que actúa sobre él."

Joseph Conrad
El corazón de las tinieblas



"Sólo sé que quien se encadena está perdido. El germen de la corrupción ha entrado en su alma."

Joseph Conrad



"Supongo que sólo aquéllos que no hacen nada están libres cometer errores."

Joseph Conrad





“Tal vez la vida es sólo eso... Un sueño y un temor.”

Joseph Conrad



“Tenía el secreto de la individualidad que excita y se escapa...”

Joseph Conrad


“Toda pasión se ha perdido ahora. El mundo es mediocre, débil, sin fuerza. Y la locura y la desesperación son una fuerza. Y la fuerza es un crimen a los ojos de los necios, los débiles y los tontos.”

Joseph Conrad



"Todas las ambiciones son detestables, excepto las que ennoblecen y estimulan a la humanidad."

Joseph Conrad



“Todas las ambiciones son lícitas, excepto aquellas que elevan las miserias de la humanidad.”

Joseph Conrad


“Un artista es un hombre de acción, si crea una personalidad, inventa un expediente, o considera la cuestión de una situación compleja.”

Joseph Conrad



“Un hombre es un trabajador. Si él no es eso, no es nada.”

Joseph Conrad


“Una caricatura es poner la cara de una broma en el cuerpo de una verdad.”

Joseph Conrad


"Una verdad, una fe, una generación de hombres pasa, se la olvida, ya no cuenta. Excepto para aquellos pocos, tal vez, que creyeron esa verdad, profesaron esa fe o amaron a esos hombres."

Joseph Conrad
Juventud


"Vivimos como soñamos, solos."

Joseph Conrad



No hay comentarios: