Raïssa Oumançoff

"Dejamos por ese tiempo a los filósofos argumentando entre sí; en tal sentido, nos sentíamos descansando en una neutralidad temporal, dejando a un lado todas sus filosofías hasta nuevo aviso. Fue una delicia vivir lejos de sus disputas, y dejar que poco a poco la razón humana creciera y renovara sus fuerzas, reparándose bajo la luz de las verdades eternas."

Raïssa Oumançoff


Dolor

Te conozco amigo del dolor
Déjame cavilar con
la angustia de la muerte

¿Por qué sigue siendo poesía?
Para hacer memorable
Un adorable mensaje
que pasa como la vida

Deja que venga
la chispa que reúne las palabras
para llevarlas al cielo.

Raïssa Oumançoff



"El sentido de la poesía hace una cosa con su forma verbal [...] Esto distingue inmediatamente al poema de cualquier obra prosaica, no digo de cada prosa. De manera prosaica, de hecho, las palabras son casi exclusivamente signos; hay, sobre todo, para referir el espíritu a lo que significan; en sí mismos son de importancia secundaria. Mientras que en la poesía, en cambio, las palabras son a la vez signos y objetos (objetos portadores de imágenes) que se organizan en un cuerpo vivo e independiente; no pueden dar paso a un sinónimo sin el sentido del poema como tal sufrimiento o muerte."

Raïssa Oumançoff


“Jacques había pensado que en el largo plazo valía la pena luchar por los pobres” y “esa generosidad suya le había fortalecido, pero incluso en esa circunstancia se hallaba tan desesperado como yo.”

Raïssa Oumançoff
Tomada del libro ¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer de Dante A. Urbina


 "La inteligencia sólo puede desarrollar sus poderes más altos en la medida en que esté protegida y fortalecida por la paz que da la oración. Cuando más se acerca un alma a Dios por el Amor, más sencilla crece la mirada de su intelecto y más clara es su visión."

Raïssa Oumançoff



"Si nuestra naturaleza era desdichada por no poseer más que una seudo inteligencia capaz de todo salvo de la verdad, si, juzgándose a sí misma, tenía que humillarse hasta tal punto, no podíamos nosotros ni pensar ni obrar dignamente. Entonces todo se hacía absurdo –e inaceptable– sin que siquiera supiésemos qué era lo que se negaba de esa manera en nosotros a aceptar.
Lo que nos salvó entonces, lo que hizo de nuestra real desesperación una desesperación todavía condicional, fue justamente nuestro sufrimiento. Esta dignidad apenas consciente del espíritu salvó nuestro espíritu con la presencia de un elemento irreductible al absurdo a que todo trataba de conducirnos…
Decidimos, pues, conceder confianza a lo desconocido durante algún tiempo; íbamos a abrir un crédito a una experiencia a realizar, con la esperanza de que ante nuestro vehemente llamamiento se rasgaría el velo que oculta el sentido de la vida… y de que se revelarían nuevos valores que nos libertarían de la pesadilla de un mundo siniestro e inútil. Que si esta experiencia no tenía éxito, la solución sería el suicidio… Queríamos morir con libre determinación si era imposible vivir según la verdad."

Raïssa Oumançoff



"Tengo la sensación de que lo que se nos pide es vivir en el torbellino, sin sustraer nada de nuestra sustancia, sin guardarnos nada, ni descanso, ni amigos, ni salud, ni placeres; orar incesantemente... En realidad, dejarnos llevar y sacudir por las olas de la voluntad divina hasta el día en que se nos diga: ya basta."

Raïssa Oumançoff




"Un día en que invadida por la melancolía, salía yo de un curso de Mutrachot, profesor de fisiología vegetal, vi venir a mí a un muchacho de dulce semblante, abundantes cabellos rubios, barba ligera y un poco echado hacia adelante. Se presentó, me dijo que estaba formando un comité de estudiantes para suscitar un movimiento de protesta entre los escritores y universitarios franceses, contra lo malos tratos de que eran víctimas en su país los estudiantes socialistas rusos. Me pidió mi nombre para aquel comité. Ese fue mi primer encuentro con Jacques Maritain.
Pronto nos hicimos inseparables. Jacques era ya licenciado en filosofía, pero preparaba también la licenciatura en ciencias, y frecuentaba los mismos cursos que yo.
Su cultura artística era entonces ya de muy elevado nivel, grandemente favorecida por su sentido innato de la poesía y de la belleza plástica… Con él fui por primera vez al Louvre."

Raïssa Oumançoff
































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