Avrom Reyzen

Campanas de iglesia 

¡Qué repicáis, campanas de iglesia! 
¡Basta! Suficiente terror ha sembrado ya 
vuestro siniestro sonido en nuestro pobre mundo. 

Vuestras campanadas parecen llamar 
a quemar cuerpos humanos 
en los altos patíbulos que habéis levantado. 

Vuestro sonido convoca a verdugos 
a martirizar a todo aquel que piensa 
y a cortar las cabezas que no quieren doblarse. 

Vosotros pretendéis acunar al mundo 
con un negro canto de muerte 
y cubrirlo con un manto jesuita. 

Yo construí una nueva campana 
para despertar esclavos agobiados 
y no la cuelgo en iglesias sino en el aire; 

una campana que en vez de asustar, despierte 
por todos los rincones, al mundo entero 
con un entusiasta y alegre llamado: levantaos a vivir.

Avrom Reyzen


Una familia de ocho 

Solo un par de camas 
para una familia de ocho. 
¿Cómo duermen entonces 
cuando llega la noche? 

Tres con el padre 
y tres con la madre, 
brazos y piernas 
mezclados, trenzados. 

Y cuando cae la noche 
y hay que tender las camas, 
comienza a pedir la madre 
la muerte sobre sí. 

Y lo piensa de veras, 
y no tiene nada de extraño: 
también la tumba es estrecha, 
pero se yace separado. 

Avrom Reyzen


Voces 

¿No es un milagro acaso 
lo de nuestros lejanos hermanos? 
Por su lado, en cada tierra, 
canta cada cual su canto; 

todas las voces cruzan luego 
los océanos todos, 
y los cantos lejanos 
se hacen uno solo.

Avrom Reyzen o A. Reisen










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