Bernabé Cobo y Peralta

"En la provincia de Santa Cruz de la Sierra fue gobernador un caballero cristiano y de mucha verdad, llamado D. Lorenzo Suárez de Figueroa, que pobló la ciudad de San Lorenzo, cabeza de aquella provincia, y se había hallado en la conquista de Tucumán; este caballero solía contar que, andando en aquella conquista, descubrieron un osario, que al parecer sería de más de cien cuerpos humanos, y todos de huesos de gigantes de excesiva grandeza, y que él mismo metió su espada en una calavera, y se escondió toda en su concavidad. Esto me refirió a mí un religioso viejo de nuestra Compañía, a quien, estando en la dicha provincia de Santa Cruz, se lo había contado el mismo D. Lorenzo. No pude averiguar si aquel cuerpo de tan gran cabeza era el mismo que se halló en Tarija, ó otro distinto, que como estas dos provincias de Tucumán y Tarija son contérminas, podría ser hubiese sido uno mismo. De hacia aquella misma parte de Tucumán y Tarija se trujo años ha á villa de Potosí una gran cantidad de huesos de gigantes: todos eran pedazos, que no había hueso entero más que algunas muelas; pero su extraña grandeza mostraba ser de cuerpos diformes. Las muelas eran no menores que un puño cada una; pesóse una de ellas y tenía once onzas, lo cual supe del mismo que la pesó, que era hombre fidedigno. No sé si eran destos mismos huesos unos que á mí me mostraron en esta ciudad de Lima, entre los cuales había una muela, y era de la grandeza que he dicho; si bien es verdad, que aunque tenía forma muy perfecta de muela, por la mucha antigüedad parecía más piedra que hueso. No hace poco en confirmación desto, la antigualla de algunos edificios arruinados que vemos en este reino, de piedras grandísimas y bien labradas, como son el de Tiaguanaco, el que está debajo de tierra dos lenguas de Guamanga, y otros; y más con las estatuas de piedra que se han desenterrado en el de Tiaguanaco, las cuales son tan grandes que yo mismo medí la cabeza de una por la frente y sienes, y tenía de ruedo doce palmos; y no solamente en su grandeza, talle y facciones de rostro muestran ser figuras de gigantes, sino que, teniendo el traje, tocado y cabello de muy diferente compostura que el de los indios, es no pequeño indicio de haber sido labradas por otras gentes; que si fueran obradas de indios, las hubieran formado de su estatura y traje, como son otras muchas que en otras partes hallamos. A esto se allega la relación que dan los mismos indios, particularmente los de costa de Puerto Viejo, que dicen haber venido a ella gigantes por mar en grandes balsas de hacia la parte del Sur, y que por no haber traído consigo mujeres, se acabaron, puédese presumir que viniesen del Estrecho de Magallanes, pues hasta el día de hoy viven en aquella tierra hombres de mayor estatura que la ordinaria. No solo en el Perú hay estos rastros de gigantes, sino que también en la Nueva España, que es argumento de haberlos habido en toda la América; y puesto que no podemos determinar el tiempo en que vivieron, es cierto que no llegaron a el de los Incas, antes pienso que desde que ellos se acabaron hasta que estos comenzaron a reinar, pasaron algunos siglos. Y esto cuanto a la fama y rastros que hallamos de haber habido en estas Indias gigantes en tiempos pasados."

Bernabé Cobo
Tomada del libro Las piedras de los dioses de Miguel Labrador, página 108



"Nuestros antepasados nos han dicho que estas piedras (Tiahuanaco) fueron transportadas por los aires, al son de una trompeta que tocaba un hombre."

Bernabé Cobo y Peralta
Historia del Nuevo Mundo 1653
Tomada del libro de Ricardo González Los maestros de Paititi, página 48



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