José Enrique Campillo Álvarez

"Cada especie animal porta en sus genes el diseño de cuáles son los alimentos más adecuados para su supervivencia. Las vacas se alimentan de vegetales y para digerirlos han desarrollado un sistema fermentador en el estómago. Un caballo y un gorila se alimentan de vegetales que digieren en un gran colon fermentado. Un león o un gato se alimentan de carne y el escaso tamaño de su colon les impide nutrirse de vegetales, son carnívoros estrictos. Hay animales como el cerdo y el oso que pueden alimentarse de alimentos de origen animal o vegetal. La historia evolutiva de nuestra especie nos ha hecho, lo que podíamos denominar “carnívoros facultativos”. No somos omnívoros porque a diferencia del cerdo y del oso, no sobreviviríamos a base exclusivamente de hierba. Nuestro pequeño colon solo puede digerir unos vegetales muy especiales llamados verduras, hortalizas y frutas. No podemos alimentarnos de césped."

José Enrique Campillo Álvarez


"Casi todos los mecanismos que se ponen en marcha en los seres vivos para sobrevivir a una amenaza son comunes a todas las especies, excepto en lo que atañe al cerebro. Este potente órgano, tan desarrollado en nuestra especie, nos aporta ventajas extraordinarias de supervivencia, pero también es, en gran parte, el responsable de muchos problemas de salud que nos ocasiona el estrés."

José Enrique Campillo Álvarez
El mono estresado, página 12


¿De qué estamos hablando?

¿Qué es realmente el estrés?

"Es posible que usted haya acudido a su médico en alguna ocasión porque no dormía bien, padecía palpitaciones o quizá sufría de vez en cuando una sensación de opresión en el pecho; puede que descubriera que tenía elevada la presión arterial, algo de azúcar en sangre o que sus niveles de ácido úrico estuvieran por las nubes. Muchos de estos síntomas y otros tantos que podríamos enumerar (que cada lector añada los suyos) suelen ser una consecuencia directa o indirecta de lo que va a constituir el tema de este libro: el estrés. Se estima que, en los países desarrollados, dos tercios de los pacientes que acuden a una consulta médica generalista (y a la de algunos especialistas) sufren síntomas relacionados con el estrés. Numerosos estudios muestran que, en las sociedades desarrolladas, los cambios fisiológicos y las potentes sustancias bioactivas que se ponen en marcha en una situación de estrés crónico pueden provocar la muerte de quien lo padece. Por ejemplo, el síndrome cardiometabólico, las enfermedades de la opulencia (obesidad, dislipemia, diabetes, hipertensión, aterosclerosis), las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Además, el estrés crónico es una de las principales causas de muchos trastornos cognitivos y degenerativos cerebrales (demencia, depresión, crisis de ansiedad), y es responsable de acelerar el proceso de envejecimiento. Ante este panorama, quienes habitamos el mundo desarrollado tenemos gran interés por conocer cómo prevenir el estrés y paliar sus consecuencias negativas. Para empezar, resulta sorprendente la confusión acerca de qué es realmente el estrés, en la sociedad que tanto padece sus efectos. Hoy mucha gente emplea la palabra «estrés» a diario y para todo tipo de situaciones. Se ha convertido en un término que se utiliza para todo y apenas aclara nada. Coloquialmente, se confunde el estrés con situaciones como la ansiedad, el nerviosismo de las prisas para realizar una tarea, nuestra irritación ante la actitud indolente de nuestra pareja o la desesperación que nos provocan los caprichos misteriosos de nuestro ordenador. Es importante que desde el principio aclaremos un malentendido muy común, incluso entre los profesionales: el estrés se refiere exclusivamente a la reacción que pone en marcha el organismo frente a una situación de emergencia, y no al suceso que la provoca. Si mientras cruzamos un paso de peatones vemos un camión acercarse a toda velocidad, inmediatamente nuestro organismo se alerta, nuestro corazón late con fuerza, se nos acelera la respiración, aumentan la glucosa y las grasas en la sangre, y nuestros músculos se contraen con eficacia para permitirnos saltar y correr para eludir el peligro. El estrés no es el camión que se nos echa encima, sino el conjunto de cambios fisiológicos que suceden en nuestro organismo frente a cualquier amenaza y que nos permiten, en esta ocasión, salvarnos del atropello. Hoy día, la mayor parte de los sucesos que desencadenan la respuesta de estrés surgen de los acontecimientos de nuestra vida cotidiana y abarcan un amplio espectro de situaciones. Por ejemplo, abusar de la sal en las comidas, atracarse de dulces, exponerse de repente a una elevada altitud, la amenaza de un perro que nos ataca, asistir a una reunión para pactar las condiciones de nuestro divorcio, cuidar de un familiar gravemente enfermo o incapacitado, el salario que no alcanza para cubrir las necesidades de la familia, vivir en un barrio peligroso, etc. Todas son circunstancias que pueden provocarnos estrés."

José Enrique Campillo Álvarez
El mono estresado, página 6



"Desde el punto de vista de la medicina darwiniana, muchas de las enfermedades que nos afligen a los seres humanos —en especial a los que habitamos sociedades desarrolladas y opulentas— son consecuencia de la discrepancia entre el diseño evolutivo de nuestro organismo y el uso que de él hacemos. Un trenecito de madera está diseñado para que el niño lo arrastre por el suelo tirando de una cuerda; pero si la criatura utiliza la máquina del tren a modo de martillo para clavar un clavo en una tabla, está haciendo un uso incorrecto del diseño del juguete y este se rompe. Eso es lo que, según la medicina darwiniana, ocurre cuando, a consecuencia de nuestra forma de vida, hacemos un uso incorrecto del diseño evolutivo de nuestro organismo."

José Enrique Campillo Álvarez
El mono estresado, página 21


"Desde el punto de vista de la teoría de la evolución, todos los seres vivos que habitan en la actualidad el planeta Tierra, aunque sean tan diferentes como una planta, un escarabajo, un ave y un ser humano, tuvieron un antepasado común hace millones de años, y por ello comparten muchos genes entre sí. Nuestro genoma contiene algún gen que no ha cambiado desde que lo albergaban las primeras criaturas unicelulares que poblaban el lodo primitivo hace miles de millones de años. También alberga numerosos genes que se desarrollaron cuando nuestros ancestros eran gusanos. Contiene genes que debieron de haber aparecido por primera vez cuando nuestros antepasados eran peces que se esforzaban por abandonar el agua y caminar por la tierra. Una parte de nuestro genoma fue común con el de los dinosaurios y con el de sus descendientes, las aves. Muchos de nuestros genes son comunes al resto de mamíferos. Un 99 por ciento de nuestros genes son idénticos a los que posee cualquier chimpancé, de los que nos separamos evolutivamente hace apenas diez millones de años. Dentro de la especie humana, la casi totalidad del genoma es idéntico en todos los individuos, incluso entre razas y poblaciones muy alejadas."

José Enrique Campillo Álvarez
El mono estresado, página 23


"El alma es un concepto más amplio. El alma, en el modelo Smartphone, incluiría también la batería, la hora, la linterna que puedo encender si me quedo a oscuras... El alma para los filósofos griegos era lo que nos mueve. Una parte pequeña del alma, fundamental y exclusiva del ser humano, sería la consciencia. Y esa consciencia, con las cualidades tan especiales que tiene, posiblemente perviva en algún tipo de formato.
Nosotros estamos conectados con todo. Los átomos son inmortales, los átomos sólo mueren en las explosiones nucleares. Y todos los átomos que nosotros tenemos, que forman nuestro cuerpo, son de segunda mano. Y todos los átomos que tenemos, todos, proceden de alguna estrella que explotó en su día. Por lo tanto, estamos todos conectados a nivel cuántico, por así decirlo. Esa conexión existe. Los propios físicos hablan de campos cuánticos y de que eso existe. Es como si estuviéramos conectados por hilos. Esa atracción que sentimos por alguien, esas conexiones mágicas que establecemos con una persona a la que de repente conocemos, cuando te equivocas al marcar un número de teléfono y te conectas con una persona con la cual se establece una relación que puede cambiarte la vida... Todo ese tipo de cosas nos indicarían cómo la actividad de nuestras consciencias modificaría una especie de espacio o campo que tenemos a nuestro alrededor o incluso a grandes distancias. La gravedad, por ejemplo, sabemos que es una deformación del espacio/tiempo, como demostró Einstein. Sería algo parecido a eso, algo que nos permitiría conectarnos a distancia, sin que nos demos cuenta, y que llamamos casualidades; todo ese tipo de cosas que no nos podemos explicar y que en todas las encrucijadas de la vida han hecho que tomáramos una u otra dirección."

José Enrique Campillo Álvarez


"Es difícil clasificar los misterios por su interés, ya que hay que establecer qué tipo de interés consideramos. Posiblemente unos de los temas más apasionante sea los mecanismos del envejecimiento."

José Enrique Campillo Álvarez


"Hay mucha confusión en general sobre qué es la consciencia. La primera confusión es que mucha gente confunde conciencia con consciencia. Y según la Real Academia de la Lengua son cosas diferentes. Conciencia tiene que ver con la moral, con el pecado, con lo que está bien y lo que está mal, es el examen de conciencia que hacen los católicos antes de confesarse. La consciencia es ese sentimiento de que estamos vivos, de que existimos. Y ese sentimiento no lo compartimos con los animales, porque la mayor parte de los animales no tienen consciencia de futuro ni de pasado, los perros que ahora son grandes no recuerdan por ejemplo lo bien que lo pasaron tal día cuando eran cachorros... Los animales no tienen el software capaz para albergar ese tipo de sentimientos. Por eso no hay que confundir inteligencia, mente, y actividad mental con consciencia. Son cosas diferentes."

José Enrique Campillo Álvarez


"Hay muchas sospechas, avaladas por investigaciones muy interesantes, que proponen que posiblemente no toda la consciencia se genere en el cerebro."

José Enrique Campillo Álvarez


"Hay muchos estudios que sugieren que la consciencia no es sólo cosa del cerebro sino que posiblemente ni siquiera se circunscriba al ámbito de nuestro cuerpo.
No sabemos (dónde se generaría), pero el corazón es por ejemplo un órgano que tiene miles de neuronas y muchas conexiones. Varios artículos, libros e incluso creo que una serie o película de Netflix hablan de que muchos trasplantados del corazón, después del trasplante, empezaron a tener gustos que antes no tenían, a pensar y a sentir cosas que antes no sentían. Cuando un médico cardiólogo se dedicó a investigar este asunto, se dio cuenta de que la mayor parte de los nuevos recuerdos y nuevas sensaciones que tenían los trasplantados del corazón correspondían a sensaciones que habían disfrutado en vida los donantes del corazón. Pero aparte de eso, hay también una posible conexión extracerebral y extracorporal en relación con la consciencia.
Se habla mucho hoy en día de la consciencia compartida, de la consciencia universal. Hay estudios interesantísimos realizados por la Universidad de Princeton, en Estados Unidos, en el que se han repartido por el mundo unos 60 sensores capaces de captar actividad cerebral. Por así decirlo, esos sensores son captadores de variaciones de la consciencia cósmica, de la consciencia universal. Hay una página web del laboratorio de la universidad que hace estos estudios donde se señalan acontecimientos mundiales como los atentados contra las Torres Gemelas o la pandemia de coronavirus, y siempre, siempre se han asociado a cambios en la secuencia de unos y ceros que generaban estos artilugios, y que evidentemente se debían a la influencia de modificaciones de la consciencia a nivel global, a nivel universal. Hay muchos estudios que sugieren que la consciencia no es sólo cosa del cerebro sino que posiblemente ni siquiera se circunscriba al ámbito de nuestro cuerpo."

José Enrique Campillo Álvarez


"Hay una polémica bastante grande sobre si algunos animales, por ejemplo los simios, podrían tener consciencia. Pero se ha demostrado que no. Hay un libro muy curioso de un filósofo americano que trata este tema y se pregunta en el título cómo es ser un murciélago, porque lo difícil es saber qué es lo que siente un murciélago o un perro. El ordenador que constituye la cabeza de un perro o de otro animal similar es como si no tuviera el software, por así decirlo, con los sentimientos de la consciencia. Los animales pueden tener actividades mentales, pueden resolver problemas. Cuando yo investigaba tenía unas ratas a las que se les enseñaba a apretar una palanca para comer, y eso lo aprenden. Pero eso no es consciencia."

José Enrique Campillo Álvarez


"La tasa de prevalencia de la obesidad es creciente. No solo en los países desarrollados; lo es más en las sociedades emergentes como India y China.
Desde que terminó la última glaciación hace 15000 años y comenzaron a desarrollarse la agricultura, la ganadería, la artesanía y las poblaciones, la humanidad ha seguido (con algunos altibajos) un camino hacia una mejor alimentación y un menor esfuerzo físico. Esto se ha acrecentado en los últimos cincuenta años y las tendencias culturales, sociales y lúdicas indican que seguiremos por ese camino. En el futuro habrá más sedentarismo y más hiperalimentación. En esto la situación de los niños es dramática: no juegan y están todo el día comiendo."

José Enrique Campillo Álvarez


"Jugar al ajedrez una mañana con un amigo es actividad cerebral. Eso lo puede emular un ordenador, incluso con ventaja. Pero si yo juego esa partida a la semana siguiente de morirse mi abuelo, que fue quien me enseñó a jugar al ajedrez y con quien jugaba todos los fines de semana una partida, le voy a añadir a esa partida un sentimiento de pena, de añoranza, de recuerdo. Eso es consciencia."

José Enrique Campillo Álvarez



"La consciencia también cree en cosas que no existen o que no somos capaces de ver. Si yo voy por ejemplo por el campo y veo que me sobrevuela un avión a gran altura, mi consciencia me permite imaginarme que dentro de ese avión va un montón de gente, disfrutando algunos del viaje, otros comiendo, otros viendo una película, algunos esperanzados por ver a su familia... Todo eso lo puedo imaginar e incluso verlo con mi consciencia. Pero ¿qué percepción tiene de ese avión y de la vida que hay en su interior la hormiga que acabo de evitar pisar, y que es tan real como el propio avión? Una de las cosas que hace la consciencia, y que la mayoría de la gente desconoce, es que se inventa el mundo en el que vivimos. Porque en el mundo en el que estamos ahora mismo viviendo no tiene nada que ver la realidad con lo que nosotros vemos.
Ya lo dijo el obispo Berkeley en el 1710, en esa frase que ahora está tan de moda: "Si un árbol cae en un bosque y nadie está allí para oírlo, ¿hace algún ruido?". No, no hace ruido, porque el sonido es una vibración que nuestros sentidos captan a través del oído, y si al caer el árbol no hay alguien cerca de él no hay ruido. Del mismo modo, todo lo que usted está viendo ahora mismo a su alrededor es falso. No existe en absoluto en la forma en la que usted lo está viendo. La consciencia inventa un mundo cuántico de átomos, de partículas, de fotones y de energía para nuestro uso particular.
¿Y usted cómo sabe que estamos viendo todos lo mismo? El propio Einstein decía: "Cuando no miro la Luna, la Luna no está allí". A su ordenador, a través del wifi o de la fibra óptica, sólo entran unos y ceros, nada más, millones de unos y ceros. Pero el ordenador tiene un software que transforma ese galimatías de unos y ceros en imágenes, en texto, en figuras... Exactamente lo mismo hace la consciencia. A nosotros, lo que nos llega son prácticamente señales informáticas en código binario, unos y ceros. Nuestros órganos de los sentidos actúan como tarjetas gráficas, como el software del ordenador, y cogen todo ese barullo de unos y ceros en forma de vibraciones del aire y lo transforman en sonido, en luz si son en forma de fotones... Los órganos de los sentidos transforman esos unos y ceros en algo que nos permita vivir. Una de las funciones de la consciencia es precisamente inventarse el mundo para nosotros. Ya lo dijo Berkeley y lo han dicho muchos filósofos. Y el científico estadounidense Robert Lanza, en su libro "Biocentrismo", llega a decir que ni siquiera existe el tiempo y el espacio.
Cada uno podemos ver un mundo diferente. Yo puedo decirle que veo ahora mismo el cielo es azul, pero ¿qué es azul? Yo llamo azul a unos fotones con una determinada longitud de onda que mis células de la retina procesan y hacen que la corteza occipital de mi cerebro lo vea de color azul. Pero el color azul que yo veo seguramente no sea el mismo que ve usted. Un niño nace y no ve, un niño tiene que aprender a ver. Es mentira eso que cuentan las típicas películas de la chica de familia humilde, ciega de nacimiento, de la que se enamora un chico rico que le consigue un médico oftalmólogo buenísimo, que cobra un pastón, y que la opera; y que cuando a la chica le quitan los apósitos ésta ve. No, esa chica no ve nada, tiene que aprender a ver, tiene que aprender a interpretar los fotones que le llegan a la retina para componer imágenes. Y aún hay otra cosa...
Los átomos están vacíos en un 99%, así que las cosas que tocamos y percibimos como duras no lo son. Usted está ahora mismo sentada. Sin embargo, hay un espacio de unos angstroms entre su posadera y el asiento, porque los electrones de los átomos se repelen entre sí. Y lo mismo ocurre cuando se toca a alguien: los electrones de los átomos se repelen, y esa repulsión hace que se deforme la piel, y al deformarse la piel pone en marcha unos receptores que transforman esa sensación de repulsión electromagnética en sensación táctil. De eso no hay ninguna duda. Si ahora mismo se estropeara mi sistema y yo viera la gente como realmente es, como una fuente de fotones y de partículas, como un batiburrillo de átomos moviéndose, saldría corriendo, sería terrorífico."

José Enrique Campillo Álvarez



"Las dos funciones fundamentales de cualquier ser vivo son la alimentación ( de interés a nivel de individuo) y la reproducción (de interés a nivel de especie). Los genes, que son los que verdaderamente mandan, se han encargado de que cumplamos ambas y para ello han hecho que nutrirnos y reproducirnos sean actos placenteros. De hecho, uno de los problemas para perder peso es que comer es placer. Por ello en lo que preguntas hay una doble relación que complica las cosas: por una parte nuestras emociones, nuestros pensamientos influyen la forma en que nos nutrimos y, por otra, los alimentos que tomamos influyen en nuestro comportamiento. Muchos alimentos son los precursores de neurotransmisores importantes, por ejemplo el triptófano de la carne es precursor de la serotonina."

José Enrique Campillo Álvarez


"Los físicos, los médicos y por supuesto los neurólogos siguen sin saber dónde está esa función tan específica que es la consciencia. Conocemos la inteligencia, conocemos cómo opera el cerebro, cómo escribimos, cómo hacemos cálculos, qué centros regulan todo eso... Pero la consciencia, ese sentido íntimo de que existimos, de que tenemos un pasado, un presente y un futuro, de que sabemos que vamos a morir, de que podemos creer en cosas que no existen como espíritus, todo eso tan exclusivamente humano no tenemos ni idea, ni idea, de dónde se produce."

José Enrique Campillo Álvarez



"Los seres humanos son los animales más crueles que existen. Todos los animales matan a sus presas simple y exclusivamente por necesidad, y además con el mínimo sufrimiento. Un león se abate sobre una cebra, le pega una dentellada en el cuerpo y la mata instantáneamente. Pero nosotros no, nosotros los seres humanos somos capaces de crueldades espantosas: de crucificar, de empalar, de quemar, de torturar, de arrasar poblaciones enteras... Eso es única y exclusivamente producto de nuestra consciencia, porque es una actividad que se mueve en el espacio y en el tiempo, que es lo que caracteriza a nuestra consciencia. Así que desgraciadamente, la crueldad es típicamente humana y es un producto de nuestra consciencia. Como también lo es el altruismo, el que un chico que va en monopatín se enfrente a unos terroristas al ver que están apuñalando a una chica y muera en el intento."

José Enrique Campillo Álvarez


"Nuestra especie, como la de algunos simios, perdimos la capacidad de fabricar vitamina C a partir de la glucosa, como hacen el resto de los animales. Esto nos condenó a tener que depender de fuentes externas para conseguir este potente antioxidante. Hoy día aquellas personas que no se preocupen por consumir alimentos frescos (verduras, hortalizas, frutas) no adquieren toda la vitamina C que necesitan. Es de notar que la vitamina C también abunda en la carne y pescado crudos, esa es la razón por la que los esquimales no padecen escorbuto.
La vitamina es un potente dador de electrones en numerosas reacciones metabólicas y por ello una deficiencia de vitamina C reduce la capacidad del organismo para oxidar combustibles como las grasas. Esto, entro otras causas, es la razón de que numerosos estudios recientes señalen la relación inversa que existe entre niveles plasmáticos de vitamina C y masa grasa y obesidad.
En principio con una buena ingesta de vegetales frescos y zumos de frutas tendremos garantizado un aporte suficiente de vitamina C. Pero está demostrado que con dietas de menos de 1500 kcal/ día, es imposible lograr el aporte de vitamina solo con alimentos; en estos casos habrá que recurrir a la suplementación farmacológica. Medio gramo de vitamina C tres o cuatro veces a la semana sería suficiente. Más de esta dosis podría ocasionar problemas de cálculos a las personas predispuestas y, en cualquier caso, se eliminaría por la orina gran parte de la vitamina ingerida."

José Enrique Campillo Álvarez



"Obesidad y diabetes tipo 2 van juntas. Es muy difícil encontrar un diabético tipo 2 sin sobrepeso. A muchos diabéticos se les normaliza su tolerancia a la glucosa si adelgazan y desarrollan un programa de ejercicio físico diario.
La tasa de obesidad y diabetes van en paralelo. Se calcula que para el año 2030 habrá más de 300 millones de diabéticos en el mundo.
Para la prevención y el tratamiento de la diabetes es esencial un programa de ejercicio físico diario."

José Enrique Campillo Álvarez


"Todo el funcionamiento del sistema nervioso se resolvió con la electricidad y con la física. Pero la consciencia no se explica con eso. Los físicos cuánticos están realizando unos trabajos impresionantes. Sin embargo, mientras que yo puedo coger la pata de una rana, conectarle un cable a un nervio de la pata de la rana, ver si la pata se contrae y luego estudiar eso y traspasarlo a los seres humanos, con la consciencia no se puede hacer, porque no existe en los animales. Entre que no hay mucho interés médico y lo dificilísimo que es estudiar la consciencia, no hay muchos avances. Pero se están haciendo esfuerzos. Sólo la física cuántica va a resolver el problema."

José Enrique Campillo Álvarez



"Ya hay físicos cuánticos que hablan de inmortalidad cuántica. Los huesos se pueden pudrir, pero el artilugio que sostiene la parte más íntima de nosotros mismos, eso persiste en algún formato. Los religiosos pueden pensar en el cielo o en el infierno, en que se transmigran en otro ser vivo... Yo lanzo la hipótesis "smartphone" de la consciencia. Lo mejor de nuestro teléfono móvil no está en el aparato, está en una nube, en un lugar misterioso de donde te lo puedes bajar. Si este teléfono que yo ahora tengo entre las manos lo tiro contra el suelo y lo rompo, los vídeos de mis nietas y las fotos están en la nube, las puedo rescatar aunque mi móvil haya muerto. Esa idea tiene muchos seguidores hoy en día y se llama inmortalidad cuántica. Y todas las cosas que están diciendo los cuánticos respecto a la consciencia lo averiguan con las mismas matemáticas que usan para poner en marcha todos los artilugios que hacen que funcionen los teléfonos móviles."

José Enrique Campillo Álvarez






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