Cicerón

"A cada cual lo suyo."

Cicerón


“A pesar de que ya soy mayor, sigo aprendiendo de mis discípulos.”

Cicerón


“Acuérdate que los mayores dolores acaban con la muerte; que los pequeños tienen muchos períodos de descanso; y que son los medianos los que dominamos. Así, tolerables los soportamos; e intolerables, los abandonamos, saliendo de la vida que nos desagrada, como de un teatro.” 

Cicerón


“Al embustero no se le da crédito ni siquiera cuando dice la verdad.”

Cicerón


“Aparta un amor viejo con un amor nuevo, como un clavo saca a otro clavo.”

Cicerón


"Comamos, bebamos y gocemos: tras la muerte no habrá ningún placer."

Cicerón



"Con frecuencia bajo un traje sucio se esconde una gran sabiduría."

Cicerón


"Con la virtud por guía, con la fortuna por compañera."

Cicerón



"Considera en cada placer no cómo comienza, sino cómo finaliza."

Cicerón


“Contradice sin obstinación y déjate contradecir sin irritación.”

Cicerón


"Creo que nada hay difícil para el que ama."

Cicerón

"Cuando aspiras a alcanzar el puesto más alto, recuerda que es honorable la segunda, o tercera posición."

Cicerón


“Cuando los tambores hablan, las leyes callan.”

Cicerón


“Cuanto más altos estamos, más debemos bajarnos hacia nuestros inferiores.”

Cicerón


"Cuanto más virtuoso es el hombre, menos acusa de vicios a los demás."

Cicerón



"Cuanto mayor es la dificultad, mayor es la gloria."

Cicerón



“Cuanto mejor es una persona, más difícilmente sospecha de la maldad de los demás.”

Cicerón



"De común acuerdo, los hombres miden el año por el retorno del sol, o en otras palabras, por la revolución de una estrella. Pero cuando todas las constelaciones vuelvan a las posiciones de las que partieron, rehaciendo así tras un largo intervalo el primer mapa del cielo, podremos llamar a esto el Gran Año, el cual no me atrevo a decir cuántas generaciones de hombres comprende."

Cicerón


“De hombres es equivocarse; de locos persistir en el error.”

Cicerón


"Debes concebir todo este universo como una comunidad de la cual son miembros tanto los dioses como los hombres".

Cicerón 


"Desdichado el que por tal se tiene."

Cicerón



“Difícil es decir cuánto concilia los ánimos humanos la cortesía y la afabilidad al hablar.”

Cicerón



“Donde quiera que se esté bien, allí está la patria.”

Cicerón


"El amor filial es el fundamento de todas las virtudes."

Cicerón


"El bien del pueblo es la suprema ley."

Cicerón


“El buen ciudadano es aquel que no puede tolerar en su patria un poder que pretende hacerse superior a las leyes.”

Cicerón


“El amor es el deseo de obtener la amistad de una persona que nos atrae por su belleza.”

Cicerón


"El derecho exagerado es extremadamente injusto."

Cicerón


"El dinero es el nervio de la guerra."

Cicerón


“El egoísta se ama a sí mismo son rivales.”

Cicerón



“El fundamento de la justicia es la buena fe."

Cicerón


"El hábito es una especie de segunda naturaleza."

Cicerón


"El hambre es el condimento de la comida."

Cicerón


"El hombre no tiene enemigo peor que él mismo."

Cicerón


"El hombre que cultiva su campo no piensa en hacer mal a nadie."

Cicerón


“El mundo está lleno de locos.”

Cicerón



“El primer vínculo de la sociedad es el matrimonio; el siguiente, los hijos, y después, la familia.”

Cicerón



"El que puede hablar consigo mismo, no busque los discursos de los demás."

Cicerón



“El que seduce a un juez con el prestigio de su elocuencia, es más culpable que aquel que le corrompe con dinero.”

Cicerón


"El que sufre, recuerda."

Cicerón



“El recuerdo del mal pasado es alegre.”

Cicerón



El sueño de Escipión

Cuando llegué a Africa, en donde, como es sabido, era tribuno de la Cuarta Legión, bajo las órdenes del cónsul Manius Manilus, nada deseaba tanto como encontrarme con Masinissa. monarca que por causas justas había sido muy amigo de nuestra familia. Cuando me presenté ante él, el anciano, tras haberme abrazado, lloró, y tras hacer una pausa miró al cielo y dijo: «Gracias te sean dadas a ti, oh Sol supremo, y a tus compañeros celestes, por haberme permitido, antes de partir de esta vida, contemplar en mi propio reino y bajo estos cielos a P. Cornelius Scipio, cuyo sólo nombre me reconforta: ¡Pues nunca se ha ido de mi alma el recuerdo de los mejores y más invencibles de los hombres!». Le pregunté entonces con respecto a los asuntos de su reino, y él a mí con respecto a nuestra república-, y así pasamos el día conferenciando por extenso. Tras regios entretenimientos, volvimos a conversar hasta bien entrada la noche, en la que el anciano sólo habló del viejo Scipio ( Africanus Major): recordaba todo sobre él, no sólo sus hazañas sino también sus dichos. Cuando nos separamos para retirarnos a descansar, por el viaje y nuestra conversación nocturna yo estaba más cansado de lo habitual. quedándome profundamente dormido.

Tras lo cual (pues creo que ello surgió del tema de nuestra conversación, dado que a menudo sucede que nuestros pensamientos y conversaciones producen algún resultado en el sueño, como lo que Ennius relata que le sucedió a Homero, quien acostumbraba a hablar sobre ello y meditar en sus horas de vigilia) Africanus se me aparecio en una forma que reconoci más por su busto que por mi conocimiento del hombre mismo. Cuando le reconocí me eché a temblar; él, sin embargo, me dijo: «Ten valor y rechaza el miedo, oh Scipio; guarda en la memoria lo que voy a decirte».

«¿Ves tú esa ciudad que, obligada por mí a someterse al pueblo romano, renueva sin embargo, incapaz de permanecer en paz, sus antiguas guerras? (Aquí me mostró Cartago desde un punto claro y brillante, lleno de estrellas, de las alturas celestes.) ¿Y el asalto al que tú vas, siendo un simple muchacho? En dos años a partir de ahora, tú derribarás como cónsul esa ciudad, y ese nombre hereditario, que hasta ahora tú tuviste de nosotros, te pertenecerá a ti por tus propios esfuerzos. Además, cuando Cartago haya sido arrasada por ti, llevarás a cabo tu Triunfo y serás nombrado censor; entonces como legado irás a Egipto, Siria, Asia y Grecia, siendo hecho cónsul una segunda vez durante tu ausencia, y llevando a cabo la mayor de las guerras, destruirás Numancia. Pero cuando seas llevado sobre el carro triunfal al Capitolio, encontrarás la república en confusión por la política de mi nieto. Aquí, oh Africano, será necesario que muestres a la tierra patria la luz de tu espíritu, tu genio y tu sabiduría; en este período de tu vida veo oscuramente el curso de tu destino, aunque cuando tu edad haya completado ocho veces siete circuitos y vueltas del sol, eso te llevará a la época fatal de tu vida por el circuito natural de estos dos números (cada uno de los cuales es perfecto, el uno por razón distinta al otro); ante ti sólo y ante tu nombre todo el estado girará; a ti, corno senador, todas las buenas gentes, los aliados de los latinos y los propios latinos, acudirán; en ti descansará la salvación de todo el estado, y a menos que caiga sobre ti la mala fortuna, a ti, como dictador, te corresponde establecer firmemente la república si escapas de las manos impías de tus parientes»; ante esta parte del recital Laelius lloró y los otros se lamentaron amargamente, pero Scipio, sonriendo, dijo: «Te ruego no me despiertes de mi sueño; permanece un poco en paz y escucha el resto».

«Pero, oh Africano, para que puedas ser el más entregado al bienestar de la república, escucha bien: para todos los que han guardado, animado y ayudado a su patria, hay asignado un lugar particular en el cielo, en donde los bendecidos gozarán de vida permanente. Pues nada sobre la tierra es más aceptable a la deidad suprema que reina sobre todo el universo, que las uniones y combinaciones de hombres unidos bajo la ley a las que llamamos estados; por tanto los gobernantes y conservadores proceden de ese lugar y a él retornan después».

En ese punto, aunque estaba totalmente aterrado, no tanto por el miedo a la muerte como por la traición de mis parientes, quise saber si él mismo estaba vivo realmente, y mi padre Paulus y otros a quienes creíamos aniquilados.

«Sí», contestó. «En verdad siguen vivos los que se han líberado de las ataduras del cuerpo como de una prisión: ¡Pues lo que llamáis vida no es en realidad sino muerte! ¿No ves a tu padre Paulus que viene hacia ti?»

Ante esa visión rompí en un mar de lágrimas: él, por su parte, me abrazó y besó y me prohibió llorar; luego, cuando mis lágrimas cesaron, y pude hablar, dije: «Te ruego me digas, reverenciadísimo y Excelentísimo padre: puesto que eso es la vida, como he oído decir al Africano, ¿por qué permanezco en la tierra? ¿Por qué no me precipito a ir contigo?

«No puede ser», contestó él, «pues a menos que la Deidad que es el Señor de este universo que tú habitas, te libere de la prisión de tu cuerpo, aproximándose aquí, no puedes venir. Pues hombres han nacido bajo esta ley para ser fieles guardianes de ese Globo que ves en el medio de este universo y que es llamado la Tierra: y un alma se les ha dado de aquellos fuegos Sempiternos a los que tú llamas estrellas y constelaciones; siendo estos cuerpos esféricos y globulares, animados con almas divinas , prosiguen sus órbitas circulantes con maravillosa celeridad. Y por tanto, o Publius, por ti y por todas las personas piadosas, el alma será retenida en el mantenimiento del cuerpo: sin su orden, por quien se te ha dado ese alma, no podrás despedirte de la vida mortal, a menos que parezcas ser infiel al deber ante la humanidad que te ha sido asignado por la Deidad.

Pero cultiva la justicia y la piedad, oh Scipio, siguiendo los pasos del Gran señor y de mí mismo, que te lo suplicamos. Estas cualidades, excelentes ya entre los padres y parientes. son todavía más nobles cuando se practican hacia el país de uno: esta vida es el camino al Cielo y a la reunión de aquellos que, habicndo vivido ya en la tierra, ahora, liberados del cuerpo, habitan este lugar que tú ves (esta esfera que brilla con la más resplandeciente luz entre las abrasadoras estrellas) y que, siguiendo a los griegos, llamáis la Vía Láctea. Desde este lugar todos los otros cuerpos aparecen ante mi vista muy brillantes y maravillosos. Además están las estrellas que no se ven nunca desde la tierra: y la magnitud de todas ellas es tal como nunca hemos sospechado: entre ellas contemplo la más pequeña que está en el punto más lejano al Cielo y más cercano a la Tierra, brillando con la luz prestada. Además, las esferas de las estrellas trascendieron mucho el tamaño de la Tierra. Así, la propia Tierra me parece ya pequeña, afligiéndome al pensar la pequeña parte de su superficie que en realidad ocuparnos.»

Mientras yo proseguía mirando, El Africano siguió hablando: «¿Cuánto tiempo permanecerá tu mente clavada a la Tierra? ¿Contemplas el glorioso Templo al que has llegado’? Ahora sabes que el Universo se compone de nueve círculos”, o más bien Esferas, todas unidas entre sí, una de las cuales es celestial, y la más lejana, que abarca a todas las demás, la Deidad suprema que conserva y gobierna a las otras. En esta esfera se realizan las revoluciones eternas de las Estrellas, y a ella están sometidas las siete esferas que giran hacia atrás con un movimiento contrario al de la Esfera Celeste. La primera (de las Siete) Esferas está ocupada por la Estrella que en la Tierra se llama Saturno. Luego viene la esfera de esa espléndida Estrella, saludable y afortunada para la raza humana, llamada Júpiter. Luego viene la Esfera Roja, terrible para la Tierra. a la que llamáis Marte. Bajo estas esferas, y casi en la región media, está situado el Sol, el Dirigente. Jefe y Gobernador de las otras Luces. la mente del Mundo y el principio organizador, de tan maravillosa magnitud que ilumina e impregna con su luz todas las partes del Universo. Las Esferas de Venus y Mercurio siguen al Sol en sus respectivos cursos como compañeras suyas. En la Esfera inferior la Luna gira iluminada por los rayos del sol. Bajo ésta en verdad no existe nada que no esté sometido a la muerte y decadencia, salvo las Almas, que por donación de los Dioses han sido entregadas a la raza humana. Por encima de la Luna todas las cosas son eternas, pero la Esfera de la Tierra, que ocupa un lugar medio y es la novena, no se mueve: es la más baja y a ella son atraídos todos los cuerpos por su propia gravedad.»

Cuando me hube recuperado de mi asombro ante la visión de todas aquellas cosas, pregunté: «¿Qué es esa dulce y maravillosa melodía que llena mis oídos?»

«Eso», respondió él, «es esa armonía que, afectada por la combinación de intervalos irregulares, y sin embargo en armoníosas proporciones y separados así con razones, se debe al impulso y movimiento de las propias esferas: la luz combinada con los tonos más graves; los diversos sonidos, que uniformemente hacen una gran sinfonía. Pues no con silencio pueden hacerse esos movimientos hacia adelante, y la Naturaleza nos lleva a la conclusión de que los extremos dan una nota baja en un lado y una alta en el otro. Así la esfera celestial cuyo curso estelar es más rápido da un sonido alto y agudo; siendo el tono más grave el de la esfera lunar, que es inferior; pero la Tierra, la novena esfera, permanece inmóvil, siempre fija en la sede inferior en el lugar medio del Universo. Además, los movimientos de estas ocho esferas que están por encima de la tierra, y de las que la fuerza de dos es la misma, producen siete sonidos apoyados en intervalos regulares; cuyo número es el principio conector de casi todas las otras cosas. Hombres Instruidos, habiendo imitado este misterio divino con instrumentos de cuerdas y armonías vocales, se han ganado para sí mismos el regreso a este lugar al igual que otros que, dotados de una sabiduría superior, han cultivado las ciencias divinas incluso en la vida humana.»

«Ahora los oídos de los hombres se han vuelto sordos a esta melodia; no hay en vosotros un sentido más apagado. Lo mismo que en ese lugar que se llama Catatdupa, en donde el Nilo cae desde las altas montañas, las gentes que allí viven han perdido el sentido del oído por la magnitud del sonido, así ciertamente, un tremendo volumen de sonido surge de la rápida revolución de todo el Cosmos, pero los oídos humanos no son capaces de recibirlo, del mismo modo que sois incapaces de mirar directamente al Sol, cuyos rayos ciegan y vencen los sentidos.»

Maravillado ante estas cosas, mis ojos volvían a menudo hacia la Tierra.

Entonces dijo El Africano: «Percibo que incluso ahora miras al lugar y morada de los mortales. Pero si a ti te parece tan pequeña, como ciertamente lo es, así vista, afánate por estas cosas celestes y estima menos las de la tierra. Pues la gloria o renombre realmente dignos de ser buscados no derivan de las bocas de los hombres. Tú ves que la Tierra está habitada en esparcidos lugares confinados dentro de estrechos límites, siendo esas regiones habitadas simples motas sobre su superficie con vastas zonas salvajes entre medio: y los que habitan la Tierra no sólo están separados así, pues ninguna comunicación es posible entre ellos del uno al otro, pues ocupan posiciones en parte oblicuas, en parte transversales, en parte opuestas a las vuestras; de éstos seguro que no puedes esperar gloria. También percibirás que esta misma tierra está, por así decirlo, circunscrita y circundada por zonas, dos de las cuales, las más separadas y situadas a cada extremo bajo los mismos polos del cielo, están heladas como puedes ver: mientras la zona media, la más grande, se quema con el calor del Sol. Dos zonas son habitables, una de las cuales está hacia el Sur, y aquellos que allí habitan ponen sus pies opuestamente a vosotros, y nada tienen que ver con vuestra raza. En cuanto a la otra zona que habitáis, y que está sometida al viento del Norte, mira qué parte tan pequeña tiene que ver con vosotros: pues toda la superficie habitada por tu raza, limitada hacia los polos y más ancha lateralmente, sólo es una pequeña isla rodeada por el mar, al que llamáis en la Tierra el Atlántico, el Gran Mar o el Océano. Pero, a pesar de ese nombre, es tan pequeño como tú puedes ver. ¿Cómo es posible entonces que desde esos países conocidos y cultivados, tu nombre o el de cualquiera de los nuestros, pueda cruzar esas montañas caucásicas, que tú ves, o pasar más allá del Gánges? ¿Quiénes, en las partes restantes del Oriente, en las regiones más profundas del errabundo Sol, bien en los Climas del Norte o del Sur, oirán tu nombre? Entonces, descartadas esas partes, percibes dentro de qué estrechos límites trata de extenderse tu gloria; ¿y por cuánto tiempo, incluso, aquellos que cantan tus alabanzas seguirán haciéndolo?

«Pues aunque generaciones desde aquí a la posteridad trataran de perpetuar la fama de alguien de nosotros pasada de padre a hijo, no obstante, por causa del fuego y la inundación, que inevitablemente sucederán en períodos fijos del tiempo, seremos incapaces de alcanzar renombre duradero, y menos aún gloria eterna. ¿Qué importancia, además, las cosas a ti concernientes tendrán para los que nazcan después, cuando no quede vivo nada de lo que existió antes? Más especialmente, cuando de esos mismos hombres que van a venir, ninguno sea capaz de recordar los acontecimientos de un solo año. Ahora, de acuerdo con una costumbre común, los hombres suelen medir el año simplemente por el retorno del Sol o, dicho de otro modo, por la revolución de una estrella. Pero cuando todas las constelaciones retornen a las Posiciones originales de las que una vez partieron, restaurando así a largos intervalos la configuración original de los Cielos, entonces puede, hablarse verdaderamente del «Gran Año», dentro de cuyo período apenas me atrevo a decir cuántas generaciones de hombres están comprendidas. Pues así como en el tiempo pasado, cuando el Alma de Rómulo entró en estas moradas sangradas, el Sol parecía fallar y extinguirse, así cuando el Sol de nuevo falle en la misma posición y al mismo tiempo, entonces, cuando los Signos del Zodíaco hayan regresado a su posición original, y las Estrellas sean llamadas, el ciclo del Gran Año se habrá cumplido; de este enorme período de tiempo, has de saber que ni una veinteava parte ha transcurrido todavía.

«.Y por tanto, si tú desesperas de un rápido retorno a este cuarto, en donde todas las cosas están preparadas para grandes y excelentes hombres, concibe qué valor tiene la gloria humana, que apenas puede soportar la más pequena parte de un ciclo. Pero si miras hacia lo alto y fijas tu mirada en este estado y en tu casa eterna, no prestarás atención a la charla vulgar, ni pennitirás que tus actos sean influidos por la esperanza de recompensas humanas. La verdadera virtud ha de conducir por sí misma a la gloria real. Deja que los demás se preocupen de averiguar lo que pueden decir de ti: pues está fuera de toda duda que hablarán de ti. La fama humana está totalmente restringida dentro de estos estrechos límites que tú ves, y nunca en ningún tiempo ha ganado nadie renombre inmortal, pues eso es imposible por causa del aniquilamiento de los hombres y el olvido de la posteridad.

Entonces dije yo: «Oh Africano, si es cierto que quienes han hecho merecimientos ante su país tienen, por así decirlo, un Camino abierto al Cielo -aunque por mi juventud he seguido los pasos tuyos y de mi padre, y nunca empañé tu gran renombre- ahora, con tan gran perspectiva ante mí, me esforzaré con mayor atención.»

«Afánate», dijo él, «con la seguridad de que no eres tú quien está sometido a la muerte, sino tu cuerpo. Pues tú no eres lo que esa forma parece ser, pues el hombre real es el principio pensante de cada uno, no la forma corporal que se puede señalar con el dedo. Que sepas pues, entonces, que tú eres un Dios. en tanto en cuanto es Deidad lo que tiene voluntad. sensación, memoria, previsión, y quien así gobierna, regula y mueve el cuerpo entregado a su cargo, así como la Deidad suprema hace con el Universo, y como el Dios Eterno dirige este Universo que en cierto grado está sometido a decadencia, así un Alma sempiterna mueve el frágil cuerpo.

»Ahora bien, lo que está siempre en movimiento es eterno, mientras que lo que sólo comunica movimiento, habiendo sido puesto en movimiento por otra causa, cesará necesariamente de moverse cuando se retire el impulso motor. De acuerdo con ello sólo lo que se mueve espontáneamente, porque es siempre todo en sí mismo, nunca cesa realmente de moverse, y es además la fuente del movimiento en todas las cosas. Ahora bien, una causa primaria no deriva de ninguna otra causa-, pues de ahí proceden todas las cosas, y no de otra cosa. Lo que surge de algo más no puede ser causa primaria, y si ésta no tuvo un comienzo, tampoco tendrá nunca un fin. Pues una vez destruida la causa primordial, ni podría ser generada de nuevo de ninguna otra cosa ni podría producir nada más: pues todas las cosas deben proceder necesariamente de la causa primordial. Este principio eterno del Movimiento completo surge de lo que es movido por sí mismo y de sí mismo, y por tanto no puede nacer o perecer; o de otro modo por necesidad todos los cielos colapsarían, y toda la Naturaleza se detendría, incapaz ya de obtener el impulso que la puso en movimiento.

»Puesto que, de acuerdo con ello, es manifiesto que es eterno lo que se mueve por sí mismo, ¿quién negará que este principio eterno es un atributo natural de las almas? Pues todo lo que es movido por un impulso externo es inanimado: en cambio, lo que se energiza desde su interior es verdaderamente animado, y esta es la operación peculiar del Alma. Entonces, si el Alma es lo que está por encima de todo, lo que es el propio motivo. ciertamente no nace, sino que es eterna. Ejerce, por tanto, esta alma tuya en las cosas más nobles: la solicitud y el cuidado por el bienestar del propio país son las mejores: pues animada y controlada por esos sentimientos, el alma pasa más rápidamente a esta esfera: su verdadero hogar. Y ello se puede conseguir más rápidamente si, estando aprisionada en el cuerpo, se eleva por encima de las limitaciones terrenas y, mediante la contemplación de las cosas que están más allá del cuerpo, se abstrae en el mayor grado de su tabernáculo terrenal.

»Pues las Almas de los hombres que se han entregado a los deseos del cuerpo, y de las mujeres que, como instigadoras, se han entregado a sí mismas, y por el impulso de las pasiones obedientes a la gratificación sensual, han violado las leyes de Dios y del Hombre, una vez liberadas del cuerpo, siguen girando en este mundo, y esas Almas torturadas no volverán a este lugar, salvo después de muchos siglos.»

Aquí dejó de hablar, y yo desperté de mi sueño.

Marco Tulio Cicerón
Sobre la República, Biblioteca Clásica Gredos, Ed. Planeta-deAgostini, Barcelona, páginas 158-171
Traducción: Alvaro D´Ors


"El tiempo es una cierta parte de la eternidad."

Cicerón



"En cuanto a la adversidad, difícilmente la soportarías si no tuvieras un amigo que sufriese por ti más que tú mismo."

Cicerón


"En la discusión lo que debe exigirse no es tanto el peso de la autoridad como la fuerza de los argumentos. De hecho, la autoridad de quienes profesan la enseñanza es a menudo un obstáculo positivo para quienes desean aprender; para saldar la cuestión, dejan de utilizar su propio juicio y aceptan lo que consideran como el veredicto del maestro escogido..."

Cicerón



"En las discordias civiles, como los buenos valen más que los muchos, propongo pesar a los ciudadanos mejor que contarlos."

Cicerón



"En lo más recóndito de la mente está escondido el don de profecía divina: un sacro impulso que surge a borbotones, o sea la inspiración."


Cicerón



"¿En qué país estamos?"

Cicerón



"En verdad, prefiero siempre una silenciosa prudencia que una tonta locuacidad."

Cicerón


"Es bueno acostumbrarse a la fatiga y a la carrera, pero no hay que forzar la marcha."

Cicerón


“Es de necios decir: pensaba...”

Cicerón



“Es imposible que no sea totalmente feliz alguien que depende por completo de sí mismo y que posee en sí mismo todo lo que lama suyo.”

Cicerón



“Es más propio del hombre de recto carácter el odio abierto y declarado que ocultar los sentimientos bajo un semblante tranquilo.”

Cicerón



“Es mejor sufrir una ofensa que hacerla.”

Cicerón



"Es preferible ser viejo menos tiempo que serlo antes de la vejez".

Cicerón



“Es propio de los necios ver los vicios ajenos y olvidar los propios.”

Cicerón



"Es una necedad arrancarse los cabellos en los momentos de aflicción, como si ésta pudiera ser aliviada por la calvicie."

Cicerón



"Esperemos lo que deseamos, pero soportemos lo que acontece."

Cicerón



"Este es el primer precepto de la amistad: Pedir a los amigos sólo lo honesto, y sólo lo honesto hacer por ellos."

Cicerón


“Estos son malos tiempos. Los hijos han dejado de obedecer a sus padres y todo el mundo escribe libros.”

Cicerón



“Existe tanto en el placer como en el dolor un cierto prejuicio afeminado y fútil y cuando nos ablandamos en molicie no podemos soportar un dardo de abeja sin gritar. Todo consiste en saberse dominar.”

Cicerón


“Generalmente, a mi parecer, la saciedad de todos los deseos engendra saciedad de vivir.”
Cicerón


"Gran descanso es estar libre de culpa."

Cicerón



“Hablo, pero no puedo afirmar nada; buscaré siempre, dudaré con frecuencia y desconfiaré de mí mismo.”

Cicerón



“Hacer depender la Justicia de las convicciones humanas es destruir la moral.”

Cicerón



"Hago más caso del testimonio de mi conciencia que de todos los juicios que los hombres hagan de mi."

Cicerón


"¿Hasta cuándo?"

Cicerón


“Hay dos clases de bromas: una incivil, petulante, malévola, obscena; otra elegante, cortés, elegante y jovial.”

Cicerón


“Hay dos clases de injusticia: la primera se encuentra en quienes hacen daño a alguien; la segunda en quienes pudiendo, no lo protegen del daño.”

Cicerón



"Hay que atender no sólo a lo que cada cual dice, sino a lo que siente y al motivo porque lo siente."

Cicerón



“Hay que comer para vivir, no vivir para comer.”

Cicerón



“Hemos de entender todo este universo como una república de la cual son miembros los dioses y los hombres.”

Cicerón



"Hemos nacido para unirnos con nuestros semejantes y vivir en comunidad con la raza humana."

Cicerón



"La amistad comienza donde termina o cuando concluye el interés."

Cicerón



"La amistad brilla más entre los iguales."

Cicerón


“La amistad es un acuerdo perfecto de los sentimientos de cosas humanas y divinas, unidas a la bondad y a una mutua ternura.”

Cicerón



"La aspiración democrática no es una simple fase reciente de la historia humana. Es la historia humana."

Cicerón



"La cara es el espejo del alma, y los ojos son sus intérpretes."

Cicerón



"La ciencia que se aparte de la justicia mas que ciencia debe llamarse astucia."

Cicerón



"La confidencia corrompe la amistad; el mucho contacto la consume; el respeto la conserva".

Cicerón


"La dulzura, la indulgencia, la afabilidad, pueden hacer soportable la vejez."

Cicerón



“La evidencia es la más decisiva demostración.”

Cicerón



“La extremada rectitud es la mayor injusticia.”

Cicerón



"La falsedad está tan cercana a la verdad, que el hombre prudente no debe situarse en un terreno resbaladizo."

Cicerón


“La felicidad no está en la frivolidad de los juegos y de los placeres, ni en la alegría, ni en la risa, sino a menudo, pese a la tristeza, en la firmeza y en la constancia.”

Cicerón
De los fines


"La Filosofía es la verdad medicina del alma."

Cicerón


"La Filosofía, si se quiere definir bien, no es más que el deseo de sabiduría."

Cicerón



"La Filosofía tiene por objeto la enseñanza de la virtud, el deber y la vida recta."

Cicerón


"La fuerza es el derecho de las bestias."

Cicerón



“La gratitud no sólo es la más grande de las virtudes, sino que engendra todas las demás.”

Cicerón



“La historia es el testimonio de los tiempos, luz de verdad, vida de la memoria, maestra de la vida, mensajera de la Antigüedad, anunciadora de lo por venir.”

Cicerón


"La honradez es siempre digna de elogio, aun cuando no reporte utilidad, ni recompensa, ni provecho."

Cicerón


"La justicia es absolutamente nula si no se encuentra en la naturaleza."

Cicerón


"La justicia no espera ningún premio. Se la acepta por ella misma. y de igual manera son todas las virtudes."

Cicerón


"La ley es, pues, la distinción de las cosas justas e injustas, expresada con arreglo a aquella antiquísima y primera naturaleza de las cosas."

Cicerón



"La ley no ha sido establecida por el ingenio de los hombres, ni por el mandamiento de los pueblos, sino que es algo eterno que rige el universo con la sabiduría del imperar y del prohibir."

Cicerón



“La ley suprema es el bien del pueblo.”

Cicerón



"La libertad no consiste en tener un buen amo, sino en no tenerlo."

Cicerón



“La libertad sólo reside en los estados en los que el pueblo tiene el poder supremo.”

Cicerón



"La mejor salsa del mundo es el hambre

Cicerón


"La memoria disminuye si no se ejercita".

Cicerón



"La muerte es terrible para aquellos que con la vida lo pierden todo; no para aquellos cuya grata memoria no puede morir nunca."

Cicerón


"La naturaleza misma ha impreso en la mente de todos la idea de un Dios."

Cicerón



"La naturaleza nos ha dotado con un incansable deseo de ver la verdad en nuestras mentes."

Cicerón



"La naturaleza quiere que la amistad sea auxiliadora de virtudes, mas no compañera de vicios."

Cicerón



"La necedad es la madre de todos los males."

Cicerón



"La patria es la madre común a todos."

Cicerón



“La patria es lo más sagrado, pero es necesario que sea justa.”

Cicerón

"La primera ley es que el historiador no debe osar jamás escribir lo que es falso; la segunda, que no osará jamás ocultar la verdad; la tercera, que no debe haber sospecha en su obra de favoritismo o prejuicio."

Cicerón



“La primera ley de la amistad es pedir a los amigos cosas honradas; y sólo cosas honradas hacer por ellos.”

Cicerón



"La religión es lo que otorga veneración y reverencia a alguna naturaleza más alta (que es llamada divina)".

Cicerón


"La República es la cosa del pueblo; y el pueblo no es el conjunto de todos los hombres reunidos de cualquier modo, sino reunidos por un acuerdo común respecto al derecho y asociados por causa de utilidad."


Cicerón
República, I, 25




“La salud del pueblo está en la supremacía de la ley.”

Cicerón


"La sola idea de que una cosa cruel pueda ser útil es ya de por sí inmoral."

Cicerón



“La temeridad acompaña a la juventud, como acompaña la prudencia a la vejez.”

Cicerón



"La templanza es un gran capital."

Cicerón


"La verdad se corrompe o con la mentira o con el silencio."

Cicerón


"La victoria es por naturaleza insolente y arrogante."

Cicerón



"La vida de los muertos consiste en hallarse presentes en el espíritu de los vivos."

Cicerón


“La vida feliz y dichosa es el objeto único de toda la filosofía.”

Cicerón


"La virtud encuentra su recompensa en sí misma."

Cicerón


"Las enemistades ocultas y silenciosas, son peores que las abiertas y declaradas."

Cicerón



"Las leyes callan en medio de las armas."

Cicerón


“Las leyes se han hecho para el bien de los ciudadanos.”

Cicerón


“Las vanas pretensiones caen al suelo como las flores. Lo falso no dura mucho.”

Cicerón

“Las voces de las lisonjas se han oído
a menudo y las deidades han aparecido
en formas tan visibles que han
obligado a todo aquel que no es
insensible o endurecido en la impiedad
a confesar la presencia de los dioses.”

Cicerón


"Ley es la suprema razón fundada en la naturaleza que ordena qué ha de hacerse y prohíbe lo contrario."

Cicerón


"Libre es aquel que no está esclavizado por ninguna torpeza."

Cicerón



"Lo que mal se gana, mal se pierde."

Cicerón



“Lo que vemos con frecuencia no nos maravilla, aun cuando no sepamos por qué sucede.”

Cicerón




"Los deseos deben obedecer a la razón."

Cicerón



"Los deseos del joven muestran las futuras virtudes del hombre."

Cicerón


"Los dioses han existido siempre y nunca han nacido."

Cicerón


“Los hombres son como vinos: la edad agria los malos y mejora los buenos.”

Cicerón


"Los hombres superiores nos han enseñado que no solo hay que elegir entre los males el menor, sino también a sacar de ellos todo el bien que puedan contener."

Cicerón


“Los ojos, como centinelas, se sitúan en la parte más alta del cuerpo.”

Cicerón


"Los sueños no merecen ningún crédito ni respeto. Puesto que los sueños no provienen de Dios, ni hay en la naturaleza objetos con los cuales tengan afinidad y conexión necesarias, ni es posible, mediante la experimentación y la observación, llegar a interpretarlos con certeza, se deduce que los sueños no merecen ningún crédito ni respeto... Rechacemos, por lo tanto, esta adivinación de los sueños, lo mismo que todas las demás. Porque, para decir la verdad, esa superstición se ha extendido por todas las naciones, agobió las energías intelectuales de todos los hombres y los sumió en una interminable imbecilidad."

Cicerón
De la adivinación


"Llevo conmigo mi riqueza"

Cicerón




“Me avergüenzo de esos filósofos que no quieren desterrar ningún vicio si no está castigado por el juez.”

Cicerón



“Me extraña que un adivino no se ría cuando ve a un colega.”

Cicerón


“Me interesa más mi conciencia que la opinión de los demás.”

Cicerón


"Mi conciencia tiene para mí más peso que la opinión de todo el mundo."

Cicerón


"Mis libros siempre están a mi disposición, nunca están ocupados."

Cicerón


"… Muchas son las luces que nuestro Senado pidió a los decentinos consultar a los oráculos cuando aparecieron tres lunas, y unas llamas de fuego fueron observadas en el cielo, cuando la nube misma pareció estallar y se observaron extraños globos en el cielo."

Cicerón
Tomada del libro Mis «primos» de J. J. Benítez


"Nada corre tanto como la calumnia, nada se lanza con más facilidad, se acoge con más presteza y se difunde tan ampliamente."

Cicerón


“Nada hay más injusto que buscar premio en la justicia.”

Cicerón



“Nada  hay más necio que una risa necia.”

Cicerón



“Nada perturba tanto la vida humana como la ignorancia del bien y el mal.”

Cicerón



"Nada prueba mejor un carácter estrecho y ruin que el amor al dinero; y nada es más noble y excelso que despreciarlo, si no se tiene, y emplearlo, cuando se tiene, de forma benéfica y generosa."

Cicerón


“Nada resulta más atractivo en un hombre que su cortesía, su paciencia y su tolerancia.”

Cicerón



“Nadie es tan viejo que no crea vivir todavía un año más.”

Cicerón


"Nadie puede negar a los cuerpos celestes la posesión de razón a menos que él mismo esté privado de razón.”

Cicerón



"Nadie que confía en sí, envidia la virtud del otro."

Cicerón



"Ningún hombre puede ignorar que tiene que morir, ni debe estar seguro de que ello no pueda ocurrir en este mismo día."

Cicerón


"Ninguno debe obedecer a los que no tienen derecho a mandar."

Cicerón


"No basta adquirir sabiduría, es preciso además saber usarla."

Cicerón


"No entiendo por qué el que es dichoso busca mayor felicidad."

Cicerón


“No es otra cosa la amistad que un sumo consentimiento en las cosas divinas y humanas con amor y benevolencia.”

Cicerón


"No existe ninguna justicia si a cada uno no le está permitido poseer lo suyo."

Cicerón


"No hay absurdo que no haya sido apoyado por algún filósofo."

Cicerón



"No hay hombre de nación alguna que, habiendo tomado a la naturaleza por guía, no pueda llegar a la verdad."

Cicerón



"No hay insidias tan cautelosamente ocultas como las que se encubren con la capa del deber o con el pretexto de la amistad."

Cicerón



"No hay nada hecho por la mano del hombre que tarde o temprano el tiempo no destruya."

Cicerón



"No hay nada que Dios no pueda realizar."

Cicerón


“No hay nada tan increíble que la oratoria no pueda volverlo aceptable.”

Cicerón


“No hay cosa que los humanos traten de conservar tanto, ni que administren tan mal, como su propia vida.”

Cicerón



"No hemos nacido solamente para nosotros."

Cicerón


“No logran entender los hombres cuán gran renta constituye la economía.”

Cicerón



"No puede existir nada honesto si no está conforme con la justicia".

Cicerón



"No quiero morir, aunque en realidad el estar muerto me parece indiferente."

Cicerón



“No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser incesantemente niños.”

Cicerón



“No sé, si, con excepción de la sabiduría, los dioses inmortales han otorgado al hombre algo mejor que la amistad.”

Cicerón



"No solamente es ciega la fortuna sino que de ordinario vuelve también ciegos a aquellos a quienes halaga."

Cicerón


"Nunca la costumbre, que es como una segunda naturaleza, podrá vencer a la Naturaleza".

Cicerón



“Obra muy mal quien trata de obtener con el dinero lo que debe obtener con la virtud.”

Cicerón


"¡Oh, dulce nombre de la libertad!"
(O nomen dulce libertais)

Cicerón


“¡Oh tiempos, oh costumbres!”

Cicerón



"Os aconsejo, sobre todo, que valoréis la virtud. Sin ella, es imposible la amistad. Excepto la virtud, nada debéis apreciar tanto como la amistad."

Cicerón



"Para el hombre sabio vivir es pensar."

Cicerón


“Para juzgar la amistad, el espíritu y la edad han tenido que madurar.”

Cicerón


“Para ser libres, hay que ser esclavos de la ley.”

Cicerón


"Para vivir como es debido, el breve tiempo de la vida resulta bastante largo."

Cicerón


"Pensar es como vivir dos veces."

Cicerón


"Poner tanto cuidado en la elección de un amigo que no empecemos jamás amando al que un día lleguemos a odiar. No hay unión más excelente ni más firme que aquella con que se estrechan dos hombres semejantes en virtud; pues nada hay más amable ni que inspire más confianza e intimidad que la semejanza de las buenas costumbres."

Cicerón


"Por conservar la libertad, la muerte, que es el último de los males, no debe temerse."

Cicerón


"Por la costumbre se forma casi otra naturaleza."

Cicerón


“¿Por qué sentir pena en lugar de ayudar si se puede?”

Cicerón
Tomada del libro Hombres en tiempos de oscuridad de Hannah Arendt



“Preferiría la paz más injusta a la más justa de las guerras.”

Cicerón



"Prefiero equivocarme con Platón que acertar en compañía de estos."

Cicerón



PRINCIPALES ERRORES QUE COMETE LA GENTE

1.La engañosa creencia de que el progreso propio se logra pasando por encima de los demás.
2.La tendencia a preocuparse por cosas que no tienen remedio.
3.Insistir que algo es imposible porque no podemos lograrlo.
4.Descuidar el refinamiento y el desarrollo mental y no adquirir el hábito del estudio y la lectura.
5.Intentar obligar a los demás a pensar y vivir como nosotros.


Cicerón




"Prudencia es saber distinguir las cosas que se puedan desear, de las que se deben evitar".

Cicerón


“Pues el hombre que se apena por la desgracia de otro también se apena por la prosperidad de otro.”

Cicerón
Tomada del libro Hombres en tiempos de oscuridad de Hannah Arendt



“¿Qué cosa más grande que tener a alguien con quien te atrevas a hablar como contigo mismo?”

Cicerón


“¿Qué hay, ¡por los dioses inmortales!, más deseable que la sabiduría, más trascendente, más útil y más digno del hombre? Los que se entregan con ardor a su consecución se llaman filósofos.”

Cicerón


"¡Qué tiempos! ¡Qué costumbres!"

Cicerón



“Quien contempla a un verdadero amigo, es como si contemplara a otro ejemplar de sí mismo.”

Cicerón



"Quien posee un verdadero amigo ve un calco de su propia alma".

Cicerón


“Recuerda que a los grandes dolores pone fin la muerte; que los pequeños se interrumpen con frecuentes intervalos de tranquilidad; y que a los sufrimientos medianos sabemos dominarlos. De modo que, si son ligeros, podemos soportarlos; y si intolerables, podemos sustraernos a ellos y salir de esta vida como de un teatro.”

Cicerón


"Recuerdo lo que no quisiera, y no puedo olvidar lo que quisiera."

Cicerón


"Se debe, amigos míos, luchar contra la vejez, contrabalanceando los defectos a base de cuidados, y combatiéndola como una enfermedad. Para ello, cuidemos nuestra salud, practiquemos un ejercicio moderado, tomemos como alimento lo necesario para reparar las fuerzas, y guardémonos del exceso que las destruye. Y no demos nuestros cuidados sólo al cuerpo: el espíritu y el corazón los demandan más aún."



Cicerón
De Senectute, XI


“Se debe empezar pronto a ser viejo si se quiere serlo mucho tiempo.”

Cicerón



“Se debe preferir la muerte antes que la esclavitud y las acciones despreciables.”

Cicerón


"Se fue, partió, corrió, escapó."

Cicerón



"Ser alabados por los hombres honestos y vituperados por los malos es la misma cosa".

Cicerón



“Si cerca de la biblioteca tenéis un jardín ya no os faltará de nada.”

Cicerón


"Si diariamente defraudas, engañas, buscas y haces componendas, robas, arrebatas con violencia; si despojas a tus socios, si saqueas el erario […], entonces, dime: ¿significa esto que te encuentras en la mayor abundancia de bienes o que careces de ellos?"


Cicerón
Las Paradojas de los estoicos
Tomada del libro de Nuccio Ordine, La utilidad de lo inútil, página 13

“Si estoy equivocado en mi creencia de que las almas de los hombres son inmortales, me alegro de mi error, y no quiero que, mientras yo viva, nadie me saque de este error que me hace dichoso.”

Cicerón



“Si hacemos el bien por interés, seremos astutos, pero nunca buenos.”

Cicerón


"Si junto a la biblioteca tienes un jardín, ya no te faltará nada."

Cicerón


"Si la amistad desapareciera de la vida, sería lo mismo que si se apagara el sol, porque nada mejor ni más deleitoso hemos recibido de los dioses inmortales."

Cicerón



“Si las leyes fueran constituidas por los hombres, o por las sentencias de los jueces, serían derechos matar, robar, adulterar, etcétera.”

Cicerón



“Si lo ignoras, no puedes afirmarlo; si lo sabes, algo sabes.”

Cicerón


"... si me equivoco al creer en la inmortalidad del alma, es una ilusión que me gusta, y no quiero que me la arranquen mientras viva. Si una vez muerto, todo sentimiento ha de extinguirse en mí, como lo pretenden algunos semifilósofos, no tendré que temer que después del óbito vengan a mofarse de mi error. Aunque el alma no fuese inmortal, sería con todo de desear que se extinguiera en un plazo razonable; pues la vida tiene su medida, como todo lo demás."

Cicerón
De Senectute, XXIII
Tomado del libro de Salvador Bermúdez de Castro, Vida, destino y muerte, página 77



"Si queremos gozar la paz, debemos velar bien las armas; si deponemos las armas no tendremos jamás paz."

Cicerón


“Si quieres aprender, enseña.”

Cicerón


"Si quieres ser viejo mucho tiempo, hazte viejo pronto."

Cicerón



"Si somos dichosos no es por las alegrías, ni por los placeres, ni por la francachela, compañeros en la frivolidad; muchas veces hallan también su felicidad, los espíritus doloridos, en la constancia y en la firmeza."

Cicerón



"Si un hombre pudiera subir al cielo y contemplar todo el Universo, la admiración que le causarían sus bellezas quedaría grandemente mermada si no tuviera alguien con quien compartir su placer."

Cicerón


"Siempre he sabido que soy mortal."
Non ignoravi me mortalem genuisse

Cicerón




"Siempre la mala paz es mejor que la mejor guerra."

Cicerón

"Sobre el tema de la naturaleza de los dioses la primera pregunta es: ¿existen los dioses o no existen? Es difícil, dirás, negar que ellos existan. Yo estaría de acuerdo si estuviéramos discutiendo el asunto en una asamblea pública, pero en una discusión privada de este tipo, es perfectamente fácil negar su existencia."

Cicerón



"Somos esclavos de las leyes para poder ser libres."

Cicerón



“Somos más sinceros cuando estamos iracundos que cuando estamos tranquilos.”

Cicerón

"Son siempre más sinceras las cosas que decimos cuando el ánimo se siente airado que cuando está tranquilo."

Cicerón


"Tantos hombres, tantas opiniones."

Cicerón


"Tocar el cielo con el dedo."

Cicerón


"Toda la vida de los filósofos es una meditación sobre la muerte."

Cicerón



"Todas las acciones cumplidas sin ostentación y sin testigos me parecen más loables."

Cicerón


“Todas las almas son inmortales, pero las de los justos y los héroes son divinas.”

Cicerón



"Todas las cosas fingidas caen como flores marchitas, porque ninguna simulación puede durar largo tiempo".

Cicerón



"Todos los hombres pueden caer en un error, pero sólo los necios perseveran en él."

Cicerón

“Tristes los tiempos en que los hijos viven en casa de los padres. Tristes los tiempos en que los hijos, cuando trabajan, trabajan en lo que les gusta aunque esté muy mal pagado porque son los que padres quienes los sostienen. Tristes los tiempos en que los hijos pasan días y días de bacanales en vez de esforzarse. Tristes los tiempos en que los hijos no salen a buscarse el trabajo. Tristes los tiempos que sólo escriben los que no tienen nada que decir y los que tienen que decir, piden limosna. Tristes los tiempos...”

Cicerón


"Un amigo es un segundo yo."

Cicerón



"Un hogar sin libros es como un cuerpo sin alma."

Cicerón


“Un hombre cualquiera, si no está dotado de gran sabiduría, difícilmente se contiene en los límites del deber en las grandes prosperidades y en la abundancia.”

Cicerón


"Una cosa es saber y otra saber enseñar."

Cicerón



“Una prueba fehaciente de que los hombres conocen la mayoría de las cosas antes de nacer es el hecho de que cuando son simples niños llegan a entender innumerables fenómenos con tal rapidez que es evidente que no los están comprendiendo por primera vez, sino que los recuerdan, los traen a la memoria.”

Cicerón


“Verdaderamente la filosofía es la medicina del alma.”

Cicerón


“Vive como si esperaras llegar a los cien años, pero estuvieras listo para morir mañana.”

Cicerón

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