George Saint George

"… Yo viví de niño en la taiga… Recuerdo que se habló de este asunto (explosión en la Tunguska) en nuestro hogar, en Chitá (Transbaikalia) hacia 1914… Lo discutieron mi padre y un médico amigo suyo que afirmaba haber estado en la zona de la explosión pocos meses después de que se produjera… El médico tenía en su poder un detallado dibujo donde se apreciaba la trayectoria, en zigzag, del cuerpo desconocido a lo largo de 170 kilómetros… Y hablaron de las copas de los árboles, cercenadas antes de la explosión por el paso del objeto… El médico manifestó igualmente que sobre el epicentro de la explosión se apreció —con posterioridad—, durante semanas, un extraño fulgor como el producido por cierto tipo de radiaciones… Mi padre, a quien interesaban ya los asuntos de los platillos volantes, estaba convencido de que algunos seres de otros planetas utilizaban ciertos sectores de la taiga como bases en nuestro mundo… Sacaba tales conclusiones por algunas leyendas antiguas de los evenkos… Diversos objetos volantes no identificados fueron vistos por nativos de las tribus de Siberia, así como mongoles y chinos durante muchos siglos… Por desgracia, las voluminosas notas de mi padre se perdieron en China, donde falleció en 1928, en un monasterio budista."

George Saint George
Siberia, un mundo nuevo
Tomada del libro Mis «primos» de J. J. Benítez, página 141

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