Gisèle Halimi

"Cuando tenía 8 años me obligaban a servir a mis hermanos en la mesa. A mi madre le parecía normal, como a la madre de mi madre. Un día, ya no pude seguir haciéndolo. Algo me lo impedía en mi interior, una suerte de imposibilidad. Así que dejé de comer.
¿Por qué tenía que servir a mis hermanos? (...) no había razón para ello. Salvo que ellos eran de sexo masculino y yo de sexo femenino. Mi madre nunca pudo darme otra razón. (...) Así que llegó un momento en que dije “no”. Y ella me respondió “Pues no te sentarás a la mesa”, y yo le respondí “Pues no como y ya está”.
Prefería morirme a seguir sirviéndoles. Adelgacé mucho y, tras algún tiempo, mi padre se conmovió. Ese día supe que, cuando se quiere algo, no hay que ceder ante nada."

Gisèle Halimi


 “El feminismo como la verdadera política en un mundo demasiado masculino.”

Gisèle Halimi



"La base común, que quizás al inicio no era específicamente feminista, fue la injusticia. La injusticia me resultaba físicamente intolerable (...). La injusticia, el desprecio y el racismo hacen reflexionar sobre el colonialismo. Pero fundamentalmente yo observaba que las mujeres estaban mucho más oprimidas que los oprimidos políticos. Las mujeres de los colonizados, más que los propios colonizados. Tomé conciencia muy pronto de que había un desfase, una discriminación, una inferiorización de la mujer con respecto al hombre, y que era específica... que no tenía que ver ni con la colonización, ni con la lucha de clases (...). Siendo de la misma clase, con la misma educación, la misma cultura, las mujeres sufrimos ese famoso coeficiente diferencial que nos discrimina. Fue en ese momento cuando comprendí que esa era la batalla que había que librar, aunque quizás no lo llamé feminismo de inmediato."

Gisèle Halimi


"La injusticia me es físicamente intolerable. Toda mi vida puede resumirse en esa frase. Todo comenzó con el desprecio al árabe, y después al judío, y después al colonizado, y después a la mujer."

Gisèle Halimi



"La tortura es imponer sufrimiento con humillación. Yo me sentí humillada cuando aborté por primera vez, cuando el médico me tuteaba y me hizo el legrado a pelo. (...) Como no quería que abortara, me dijo: “así no vuelves a hacerlo” (...). Es verdad que lo sentí como tortura, porque la tortura es lo mismo, pero evidentemente con aspectos políticos. Hay que saber que la tortura en Argelia, por ejemplo, contra la lucha revolucionaria de todo un pueblo, no se utiliza solamente para hacer hablar a alguien: se arresta a la gente porque sí, sin que haya hecho nada, se la tortura, se la libera al día siguiente, se la aterroriza: “esto es lo que te puede pasar si te rebelas contra nosotros”."

Gisèle Halimi


"Las palabras eran los mismos clichés rancios: desde que la tortura se usa en Argelia se han usado esas mismas palabras, la misma expresión de indignación, las mismas firmas de protestas públicas, las mismas promesas. Esta rutina automática no ha destruido ni un solo juego de electrodos ni una sola manguera; tampoco ha disminuido ni de forma remotamente efectiva el poder de aquellos que los usan."

Gisèle Halimi
Tomada del libro La doctrina del shock de Naomi Klein, página 192



"Marx no fue al entierro de la compañera de Engels, porque no estaban casados. Era muy machista y creo que se equivocaba al encontrar normal que su mujer estuviera pendiente de él mientras el genio creaba la obra."

Gisèle Halimi


"Nunca habría podido tener para el trabajo los grandes testimonios que tuve para el aborto o la violación, esos que provocan las grandes mutaciones de la sociedad. No tuve nunca la suerte de que el juicio tuviera lugar en un momento en que convergían la acción militante y la madurez de la sociedad para el cambio. [El trabajo] es más insidioso y, hay que decirlo, las mujeres, más vulnerables en muchos aspectos, y en particular el económico, tienden a resignarse, algo que no hacen ante una violación, o ante un embarazo que se les impone. En el caso del trabajo, se resignan diciéndose que algo es mejor que nada. Se subestiman, se inferiorizan, incluso (...) Pocas mujeres se rebelan de verdad (...) Las mentalidades pueden más que el derecho. Y las relaciones sociales de género, la dominación masculina y esta forma de economía que infravalora el trabajo de las mujeres, terminan por inspirar las sentencias."

Gisèle Halimi


"Siempre he pensado que las revoluciones culturales vendrían primero de las mujeres, pues ellas subvierten en profundidad el orden establecido. De hecho, no existe ningún otro elemento tan capaz de cuestionar las relaciones humanas, tanto a nivel económico y político, como en lo privado."

Gisèle Halimi








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