Luis I, llamado el Piadoso

"… Un día, entre otros casos, ocurrió en Lyon que tres hombres y una mujer fueron vistos descender de estas naves aéreas. Toda la ciudad se congregó a su alrededor, gritando que eran magos enviados por Grimaldo, duque de Benevento, que era enemigo de Carlomagno, para que destruyese las cosechas de Francia. Fue en vano que los cuatro inocentes tratasen de justificarse, diciendo que también ellos eran campesinos, y que habían sido arrebatados poco tiempo antes por unos hombres milagrosos que les habían mostrado incontables maravillas, y que tan sólo deseaban relatar lo que habían visto. El enfurecido populacho no hizo caso de sus declaraciones, y se disponía a arrojarlos a la hoguera cuando el muy digno Agobardo, obispo de Lyon, que por haber sido monje en aquella ciudad gozaba en ella de una autoridad considerable, acudió corriendo al oír la algarabía, y después de escuchar las acusaciones de las gentes y la defensa de los acusados, dictaminó solemnemente que ambas eran falsas. Que no era cierto que estos hombres habían caído del cielo, y que lo que decían haber visto era imposible. »El pueblo creyó más las palabras de su buen pastor Agobardo que el testimonio de sus propios ojos, depuso de su enojo, liberó a los cuatro embajadores de los silfos, y acogió con pasmo el libro que escribió Agobardo para confirmar el juicio que había pronunciado. Así fue invalidado el testimonio de estos cuatro testigos."

Luis I, llamado el Piadoso o Ludovico Pío
las Capitulares del Emperador
Tomada del libro Mis «primos» de J. J. Benítez, página 73

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