Paul Veyne

"(El cristianismo) es la única religión del mundo, que yo sepa, que está organizada como un Ejército. Tiene un general, el Pontífice, los obispos, los arzobispos, los sacerdotes. Es una religión en la que se obedece. El islam suní no es así, todo el mundo es soldado. No hay jefes. Por eso, el cristianismo dio un marco muy claro a la población. Desgraciadamente tengo 86 años, pero me hubiera gustado escribir un libro, que habría sido el último, sobre por qué esta religión se organizó como un Ejército y que el principio de autoridad fuera tan fuerte. No lo sé, y que yo sepa nadie se ha planteado la pregunta, pero creo que es una cuestión muy importante."

Paul Veyne


"El estoicismo no es tanto una ética como una receta paradójica para la felicidad."

Paul Veyne
Tomada del libro El arte de la buena vida de William B. Irvine, página 33



“El oficio de historiador consiste en darle a la sociedad en la que vive el sentimiento de la relatividad de sus valores.”

Paul Veyne


"Este supuesto izquierdista, que no era freudiano ni marxista, ni socialista, ni progresista, ni tercermundista, ni heideggeriano, que no leía ni a Bourdieu ni Le Figaro, que no era ni “nietzscheano de izquierdas” (como algunos), ni por supuesto de derechas, fue el inactual, el intemporal de su época, recuperando para definirlo un término justamente nietzscheano. Era inconformista, algo que bastaba para clasificarlo como de izquierdas. Y, sin embargo, cuando era profesor en Vincennes, después de los hechos de Mayo del ’68 consideraba –en su fuero interno– a los maoístas y a los grupos izquierdistas fenómenos simpáticos y hasta útiles, por agitadores, pero también como fenómenos subalternos. En cuanto a ellos, lo consideraban imprevisible. Foucault era astuto. Como prefería caer del lado de la izquierda, se guardaba mucho de disipar el equívoco, el matiz, que separaba su atemporalidad del izquierdismo de sus admiradores. Lo cierto es que sólo entre los militantes de izquierdas y con el diario Libération podía encontrar algunos camaradas para acompañarlo en sus luchas concretas.
Me apresuro a añadir que en cambio era un hombre muy íntegro, poco dispuesto a hacer concesiones a ninguna opinión en interés de su carrera. Cada escritor gestiona sus intereses de carrera profesional de forma más o menos ostensible, con mayor o menor torpeza, más o menos duramente. Foucault no descuidaba sus intereses y para ello recurría a cierta diplomacia, pero sus verdades no eran negociables. Vivía ante todo para sus libros y para sus ideas. Una confidencia con la que acostumbraba a abrumarme periódicamente era lo mucho que le pesaba no poder publicar sus cursos con la rapidez que le habría gustado. Las personas que, después de que él muriera, editaron de manera realmente ejemplar sus Cursos y sus Dichos y escritos colmaron sus deseos póstumos."

Paul Veyne
Foucault: Pensamiento y vida



"La civilización que llamamos romana es griega, adoptaron todo de los griegos, incluido el ritmo de la poesía. La poesía romana abandonó los viejos ritmos itálicos y adoptó los ritmos de la gran poesía de la época griega."

Paul Veyne



“La intolerancia y el totalitarismo vienen del cristianismo. Eso no existía en la Antigüedad.”

Paul Veyne



 "Lo que me choca de la civilización romana creo que son los gladiadores. Puedo llegar a comprender la violencia, pero ¿cómo se puede asistir a eso? Ser gladiador se consideraba un deporte noble y era voluntario, para intentar garantizar un buen espectáculo. La danmatio ad bestias, las condenas a muerte, eran otra cosa. Por la mañana se podían ver carreras, gladiadores y, luego, lo que llamaban espectáculos de mediodía. Se evacuaba el anfiteatro y comenzaban los suplicios más horrendos que se pueda imaginar para condenar a los criminales. Ahí se quedaba mucha menos gente, un público que no era totalmente normal. Séneca, por ejemplo, admiraba a los gladiadores, pero no los suplicios. La inventiva en la atrocidad era extraordinaria, pero el propio Séneca decía que sólo asistían los tarados. Entonces también había gente que no podía soportar la violencia."

Paul Veyne


“Los clásicos nos enseñaron a hacernos preguntas.”

Paul Veyne



“Nuestra época habla mucho de imperialismo cultural y de la identidad, pero olvidamos que la modernización por adopción de costumbres extranjeras juega un papel en la historia más importante que el nacionalismo.”

Paul Veyne


"Roma y Grecia eran civilizaciones perfectamente refinadas y civilizadas, pero que no tienen nada que ver con nosotros. Bueno, tal vez sí hay una cosa: la costumbre que tienen los griegos y los romanos, que es la misma civilización porque los romanos se convirtieron en griegos, de plantearse preguntas, de reflexionar sobre sí mismos. Ahora mismo nos estamos haciendo preguntas sobre nosotros mismos. Eso prepara al nivel individual la relatividad de la que hablábamos. Nos preguntamos lo que somos, lo que debemos hacer. El mundo no es evidente, preguntarse sobre nosotros y no dar nada por sentado: eso lo hemos aprendido de los clásicos. Incluso los cristianos se preguntaban sobre sí mismos. Eso viene de la Antigüedad, del mundo grecorromano. Séneca se pasa la vida preguntándose lo que hay que ser, lo que hay que hacer."

Paul Veyne


















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