"A excepción de la cicatriz que dejó, una vieja herida se mide con mayor precisión por el dolor que causó, y se perdió para siempre en el momento en que dejó de doler, aunque palpita locamente en los días de lluvia."
Caio Fernando Abreu
"Aprendí a gustarme vivir y ser feliz."
Caio Fernando Abreu
Breve memoria
Desde la ausencia y la distancia te construyo un
amigo
querido.
Y más allá de la forma
ni mano
ni fuego:
mi estar ausente de lo que soy
y de lo que tengo, ajeno.
En la dimensión exacta de tu cuerpo
cabe mi ser mi vuelo más remoto
caben límites trascendentes
En la dimensión del cuerpo que tienes
y que no toco
cabe el verso torturado
y un espeso laberinto de voluntades
Pero no lo sabes.
Caio Fernando Abreu
Canción de piedra
(Porto Alegre, 1996)
Me gusta mirar las piedras
que nunca salen de ahí.
no deseo ni anhelo
nunca seas lo que no eres.
El ser de las piedras que veo
es solo ser, completamente.
quiero ser como las piedras
que nunca salen de ahí.
Incluso si la piedra no vuela
quien sabrá de tus sueños?
Los sueños no son deseos
los sueños saben ser sueños.
quiero ser como las piedras
y nunca te vayas de aquí.
Ser siempre, completamente,
donde sea que esté mi ser.
Caio Fernando Abreu
"El primer aviso fue un ruido, de mañana bien temprano, cuando él se inclinaba para escupir agua y pasta de dientes en el lavabo. Pensó que fuese el chorro de agua del grifo y no prestó mucha atención: siempre olvidaba puertas, ventanas y grifos abiertos por las casas y baños por donde andaba.
Entonces cerró el grifo para oír, como todos los días, el silencio medio azulado de las mañanas, con los periquitos cantando en el balcón y los rumores diluidos de los automóviles, pocos todavía. Pero el ruidito continuaba. Fuente chorreando: agua clara de cántaros, ánforas, grutas —y a él le pareció bonito y se acordó (sólo un poco, porque no había tiempo) remotos paseos, infancias, encantos y enamoradas.
Cuando se agachó para amarrar el cordón del zapato percibió que el ruidito venía del suelo y, más atentamente agachado, exactamente de dentro del propio pie izquierdo. Volvió a no prestar mucha atención; encontró hasta bonito poder sacudir de vez en cuando el pie para oír el ruidito trayendo mares, memorias. Cuando amarró el cordón del zapato del pie derecho, volvió a oír el mismo ruidito y sonrió para las obturaciones reflejadas en el espejo: dos pies, dos fuentes, dos alegrías.
Al abotonar el pantalón, sintió el ombligo saltar exactamente como una concha empujada por una ola más fuerte y, luego, el mismo ruidito, ahora más nítido, más alto. Se sentó en el excusado y encendió un cigarrillo, pensando en la feijoada del día anterior. Antes de dar la primera tragada, pasó la mano por el cuello, previniendo la áspera barba por hacer, y la nuez dio un salto, ombligo, concha, como si tragase aire seco, y no tragó nada, apenas esperaba, el cigarrillo parado en el aire.
Se irguió para mirar la propia cara en el espejo, los pantalones caídos sobre los zapatos desamarrados, y abrió la boca liberando una especie de eructo.
Fue entonces que el agua comenzó a chorrear boca afuera. Primero en gotas, después en flujos más fuertes, olas, mareas, hasta que un casi maremoto lo arrastró afuera del baño. Espantado, intentó aferrarse al pasamanos de la escalera, llegó a extender los dedos, pero no había dedos, sólo agua derramándose escalones abajo, atravesando el corredor, el despacho, la pequeña sala de helechos desmayados. Antes de llegar al zaguán él todavía pensó que sería bueno, ahora, no ser más riachuelo, ni fuente, ni lago, sino río harto, caminando en dirección a la calle, tal vez al mar.
Pero cuando las olas más fuertes reventaron la puerta de entrada para inundar el jardín, él se contrajo, se relajó y cesó, entero y vacío. No pasaba de una gota en la inmensa masa de agua que bajaba de las otras casas inundando las calles. "
Entonces cerró el grifo para oír, como todos los días, el silencio medio azulado de las mañanas, con los periquitos cantando en el balcón y los rumores diluidos de los automóviles, pocos todavía. Pero el ruidito continuaba. Fuente chorreando: agua clara de cántaros, ánforas, grutas —y a él le pareció bonito y se acordó (sólo un poco, porque no había tiempo) remotos paseos, infancias, encantos y enamoradas.
Cuando se agachó para amarrar el cordón del zapato percibió que el ruidito venía del suelo y, más atentamente agachado, exactamente de dentro del propio pie izquierdo. Volvió a no prestar mucha atención; encontró hasta bonito poder sacudir de vez en cuando el pie para oír el ruidito trayendo mares, memorias. Cuando amarró el cordón del zapato del pie derecho, volvió a oír el mismo ruidito y sonrió para las obturaciones reflejadas en el espejo: dos pies, dos fuentes, dos alegrías.
Al abotonar el pantalón, sintió el ombligo saltar exactamente como una concha empujada por una ola más fuerte y, luego, el mismo ruidito, ahora más nítido, más alto. Se sentó en el excusado y encendió un cigarrillo, pensando en la feijoada del día anterior. Antes de dar la primera tragada, pasó la mano por el cuello, previniendo la áspera barba por hacer, y la nuez dio un salto, ombligo, concha, como si tragase aire seco, y no tragó nada, apenas esperaba, el cigarrillo parado en el aire.
Se irguió para mirar la propia cara en el espejo, los pantalones caídos sobre los zapatos desamarrados, y abrió la boca liberando una especie de eructo.
Fue entonces que el agua comenzó a chorrear boca afuera. Primero en gotas, después en flujos más fuertes, olas, mareas, hasta que un casi maremoto lo arrastró afuera del baño. Espantado, intentó aferrarse al pasamanos de la escalera, llegó a extender los dedos, pero no había dedos, sólo agua derramándose escalones abajo, atravesando el corredor, el despacho, la pequeña sala de helechos desmayados. Antes de llegar al zaguán él todavía pensó que sería bueno, ahora, no ser más riachuelo, ni fuente, ni lago, sino río harto, caminando en dirección a la calle, tal vez al mar.
Pero cuando las olas más fuertes reventaron la puerta de entrada para inundar el jardín, él se contrajo, se relajó y cesó, entero y vacío. No pasaba de una gota en la inmensa masa de agua que bajaba de las otras casas inundando las calles. "
Caio Fernando Abreu
"En cualquier caso, vuelvo a descubrir que la literatura, esta diosa puta, es lo que más he amado en mi vida."
Caio Fernando Abreu
"Entonces ven amor. Completame. Demuéstrame que te importa. Cuida de mí. Bésame y envuélveme en tus brazos."
Caio Fernando Abreu
"En cualquier caso, vuelvo a descubrir que la literatura, esta diosa puta, es lo que más he amado en mi vida."
Caio Fernando Abreu
"Entonces ven amor. Completame. Demuéstrame que te importa. Cuida de mí. Bésame y envuélveme en tus brazos."
Caio Fernando Abreu
"Es hora de hacer todo lo que siempre quisiste. Y es maravilloso ver que todo lo que siempre quise es simple, hermoso, accesible, fácil y bueno."
Caio Fernando Abreu
"Hay cosas en nosotros que no son defectos ni errores, son simplemente nuestra forma de ser."
Caio Fernando Abreu
"Hay tanto que hacer, escribir y vivir que creo que es una tontería perder el tiempo."
Caio Fernando Abreu
“Me ha ocurrido una cosa, tan extraña que aún no he aprendido la forma de hablar de ella.”
Caio Fernando Abreu
Caio Fernando Abreu
este
envíame verbena o benjuí en la próxima media luna
y un parche púrpura de seda alucinante
y manos plateadas todavía (si puedes)
y si puedes más, envía violetas
(quizás margaritas, si quieres
me envía a Osiris en la próxima media luna
y un ojo abierto de locura
(un pentagrama, alas transparentes)
mándame todo por el viento;
envuelto en nubes, sellado con estrellas
teñidas de arco iris, mojado con el infinito
(sellado desde el este, te encontraste a ti mismo)
Caio Fernando Abreu
"Hay cosas en nosotros que no son defectos ni errores, son simplemente nuestra forma de ser."
Caio Fernando Abreu
"Hay tanto que hacer, escribir y vivir que creo que es una tontería perder el tiempo."
Caio Fernando Abreu
He estado navegando por lo incierto durante años
He estado navegando por lo incierto durante años.
No hay rutas ni puertos.
los mares son de errores
y el miedo anterior a las rocas
nos atrapa en falsas pausas.
Las islas en el horizonte, espejismos verdes.
No queria nada mas
mirar las estrellas
como alguien que no sabe nada
para intercambiar palabras, tal vez un toque
con la caja para sordos a un lado
pero le tengo miedo al barco fantasma
perdido en picos en la caca
Doy la cara y formo formas borrosas.
La luna llena disminuye todos los días.
No hay respuestas.
Solo quería un amigo donde pudiera jugar mi corazón
como un ancla.
Caio Fernando Abreu
"Hoy me desperté para vivir, levantarme y seguir adelante."
Caio Fernando Abreu
"Me etiquetaron, me analizaron, me echaron mil complejos, problemas, introyecciones, fugas, neurosis, represiones, traumas ...
Ninguna pelea me volverá jamás brutal, ninguna vida cotidiana será tan pesada como para aplastarme, ninguna carga. me hará inclinar la cabeza. Quiero ser diferente. Yo soy. Y si no, lo haré."
Caio Fernando Abreu
“Me ha ocurrido una cosa, tan extraña que aún no he aprendido la forma de hablar de ella.”
Caio Fernando Abreu
"Porque el mundo, a pesar de ser redondo, tiene muchos rincones."
Caio Fernando Abreu
Caio Fernando Abreu
"Todavía no conozco la clave del éxito, pero la clave del fracaso es tratar de complacer a todos. Y eso es lo que he estado haciendo estos días."
Caio Fernando Abreu
Caio Fernando Abreu
"Y creo en el mecanismo del infinito, haciendo que todo suceda en el momento exacto."
Caio Fernando Abreu
Quiero escribir las cosas más perversas
solo porque tengo las manos tan frías
que quiero escribir las cosas más amargas
y no encuentro la rima
ni la razón.
Caio Fernando Abreu
"Todavía no conozco la clave del éxito, pero la clave del fracaso es tratar de complacer a todos. Y eso es lo que he estado haciendo estos días."
Caio Fernando Abreu
ven a explorar mi vida
ven a explorar mi vida
Finge que mi cuerpo es un río
Finge que mis ojos son la corriente
Finge que mis brazos son peces
finge que eres un barco
Y que la naturaleza del barco es navegar.
Y luego navegar, sin pensar,
Sin temer las cascadas de mi mente,
Sin miedo a las corrientes, a las profundidades.
Me haré agua clara y ligera.
Entonces puedes cortarme lento, seguro
Hasta que nos sumerjamos juntos en el mar
Cual es nuestro puerto.
Caio Fernando Abreu
"Y creo en el mecanismo del infinito, haciendo que todo suceda en el momento exacto."
Caio Fernando Abreu
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