Casimiro de Abreu

Canción del exilio

Si tengo que morir en la flor de los años
¡Dios mio! no lo estés ya;
Quiero escucharlo en el naranjo, por la tarde,
¡Cantando el tordo!

Dios mío, siento y puedes ver que me muero
Respirando este aire;
¡Hazme vivir, Señor! Dame de nuevo
¡Las alegrías de mi hogar!

el país extranjero más hermoso
Lo que no tiene la patria;
Y este mundo no vale ni un beso
¡Qué dulce madre!

Dame los lugares suaves donde jugué
Allí en el tribunal de niños;
Puedo ver el cielo de la patria una vez
¡El cielo de mi Brasil!

Casimiro José Marqués de Abreu


Mi alma esta triste

Mi alma esta triste como la paloma en apuros
Que el bosque se despierta de la aurora,
Y en un dulce arroyo que imita el hipo
El marido muerto gimiendo llora.

Y, como la tórtola que perdió a su marido,
Mi alma llora las ilusiones perdidas,
Y en tu libro de fanatica alegria
Vuelva a leer las hojas que ya se han leído.

Y como notas de llanto
Tu pobre canto con el dolor se desmaya,
Y tus gemidos son iguales a la queja
Que la ola suelta cuando besa la playa.

Como el niño que se bañó en lágrimas
Busca el pendiente que te llevó al río,
Mi alma quiere resucitar en los rincones
Uno de los lirios que marchitó el verano.

Dicen que hay alegrías en las galas mundanas,
Pero no sé cuál es el placer.
– O simplemente en el campo, o en el ruido de las habitaciones,
No sé por qué, ¡pero mi alma está triste!

Casimiro de Abreu


Mis ocho años

Oh! Qué añoranza tengo
De la aurora de mi vida,
De mi infancia querida
Que los años no traen ya!
Qué amor, qué sueños, qué flores,
En aquellas tardes agradables,
A la sombra de los plataneros,
Debajo de los naranjos!

Como son bellos los días
Al comenzar la existencia!
- Respira el alma inocencia
Como perfumes la flor;
El mar es - lago sereno,
El cielo - un manto azulado,
El mundo - un sueño dorado,
La vida - un himno de amor!

Qué auroras, qué sol, qué vida,
Qué noches de melodía
En aquella dulce alegría,
En aquel ingenuo jugar!
El cielo bordado de estrellas,
La tierra de aromas llena,
Las olas besando la arena
Y la luna besando el mar!

Oh! días de mi infancia!
Oh! mi cielo de primavera!
Qué dulce la vida no era
En esa risueña mañana!
En vez del dolor de ahora,
Yo tenía en esas delicias
De mi madre las caricias
Y besos de mi hermana!

Libre hijo de las montañas,
Yo iba muy satisfecho,
De camisa abierta en el pecho,
- Pies descalzos, brazos desnudos -
Corriendo por los campos
Alrededor de las cascadas,
Detrás de las alas ligeras
De las mariposas azules!

En aquellos tiempos preciosos
Iba a coger las pitangas,
Trepaba a tirar los mangos,
Jugaba a la orilla del mar;
Rezaba el Ave-María,
Encontraba el cielo siempre lindo,
Me dormía sonriendo
Y me despertaba cantando!

Casimiro de Abreu















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