John A. Mackay

"… cúpome la suerte en dos ocasiones, de visitar, en su propio domicilio, al ilustre escritor vascongado, don Miguel de Unamuno. A los momentos pasados a los pies de este maestro eximio, cuyas conversaciones me volvieron en fervoroso admirador y discípulo…"

John A. Mackay



"Don Miguel llevaba la cruz, no suelta, ni pendiente del pecho, sino grabada  sobre  el  corazón  y  fue  el  verdadero  símbolo  de  su  vida y fe. Miguel de Unamuno fue un cristiano “sin templo”, el príncipe de los pensadores cristianos modernos."

John A. Mackay



"El  principio  pedagógico  es  que  la  escuela  es  para  el  alumno;  el principio sociológico es que el alumno es para la vida; y el principio trascendental que la vida es para Dios."

John A. Mackay


"Hemos llegado a un punto en que se hace imperativo un nuevo comienzo. Necesitamos un avivamiento de la teología, una nueva comprensión de Dios y de su voluntad respecto a la vida humana. La actitud de tranquila desesperación, que caracteriza nuestra edad, y la búsqueda múltiple de la mente moderna tras el sentido y la autoridad, convierten a la teología cristiana en nuestra más capital necesidad. Lo que necesitamos más en estos momentos no es una defensa de la religión, del cristianismo o de la Iglesia Cristiana. Lo que los hombres ansían es que el pensamiento se convierta en un medio, al través del cual puedan escuchar una Voz que viene del más allá y percibir los contornos de un Rostro."

John A. Mackay



“La   acción,   es   la  esencia   de   la   vida   y   como combustión  es  la  esencia  de  la  flama.”

John A. Mackay



"La clave de su punto de vista (se refiere al de Kierkegaard) es el significado que da al término “existir”. Rompe, en forma decisiva, con el famoso "cogito ergo sum" de Descartes. La simple capacidad de pensar puede diferenciar a un hombre de un animal, pero no le otorga a aquel ningún título a la verdadera existencia como hombre. Kierkegaard aceptaría de mucho mejor grado el postulado “Pugno ergosum”, o sea: “Lucho, luego soy”."

John A. Mackay



"La falta de interés en la política es el tercer síntoma de la misma enfermedad psicológica. “No soy político”, “ese es un político”, “el gobierno nada me da”. Estas y otras expresiones repetidas a porfía y todas igualmente humillantes, las que años las satirizó el eminente escritor español, José Mariano de Larra, en su artículo intitulado “En este país”, ¿qué son sino indicios de la desconfi anza de un pueblo en su vida política, y por lo tanto en sí mismo a quien le toca elegir políticos, así también en el porvenir de la patria? Pues como dice muy bien Unamuno “Donde el pueblo se desinteresa de la política, decaen ciencias, artes y hasta industrias”."

John A. Mackay


"Lo  que nos hace falta  es  un  hombre, un hombre en  cada  país,  en cada  ciudad,  en  cada  hogar,  que  siga  el  buen  camino.  Vale  decir un hombre que nos recuerde a Cristo, cuya fidelidad le conduzca, si fuera necesario, a la cruz."

John A. Mackay



"Mi madre y yo íbamos a la Iglesia de Rogart. Las reuniones se celebraban sobre la falda de una colina cerca de la iglesia porque no había suficiente espacio en la capilla para recibir tanta gente. Fue en el culto del sábado en aquella loma que sucedió la experiencia más grande de mi vida.Durante la noche antes del culto de comunión, me sentí agobiado de mi propia necesidad de Dios, y repetía “¡Señor, ayúdame! ¡Señor, ayúdame!” Fue así, en aquel lugar de Rogart que oí a Dios hablarme durante el culto. Parecía oír las palabras: Tú también serás predicador y tú ocuparás aquel púlpito. De modo que después del culto de preparación y antes de la Comunión del domingo fui caminando por una senda escarpada de las montañas lleno de éxtasis. Hablaba con Dios, mirando a las estrellas. De repente Dios se hizo presente en mi vida...de veras yo descubrí una misión en la vida. Me encontré en otro mundo y me relacionaba con lo Divino."

John Alexander Mackay












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