José de Acosta

"Cosa es averiguada, que en lo que muestran más los bárbaros su barbarismo, es en el gobierno y modo de mandar; porque cuanto los hombres son más llegados a razón, tanto es más humano y menos soberbio el gobierno, y los que son Reyes y Señores se allanan más a sus vasallos."

José de Acosta o Joseph de Acosta


"De donde se ve cuán corta y flaca noticia tenían de Dios, pues aun nombrarle no saben sino por nuestro vocablo. Pero en efecto, no dejaban de tener alguna, tal cual, y así le hicieron un templo riquísimo en el Perú, que llamaban el Pachamac, que era el principal santuario de aquel reino. Y como está dicho, es lo mismo Pachacamac que el Creador, aunque también en ese templo ejercitaban sus idolatrías, adorando al demonio y figuras suyas, y también hacían al Víracocha, sacrificios y ofrendas, y tenía el supremo lugar entre los adoratorios que los reyes incas tuvieron. Y el llamar a los españoles, viracochas, fué de aquí por tenerlos en opinión de hijos del cielo, y como divinos, al modo que los otros atribuyeron deidad a Paulo y a Bernabé, llamando al uno Júpiter, y al otro Mercurio, e intentando de ofrecerles sacrificio como a dioses. Y al mismo tono los otros bárbaros de Melite, que es Malta, viendo que la víbora no hacía mal al Apóstol, le llamaban dios. Pues como sea verdad tan conforme a toda buena razón, haber un soberano Señor y Rey del Cielo, lo cual los gentiles con todas sus idolatrías e infidelidad no negaron, como parece así en la filosofía del Timeo de Platón, y de la Metafísica de Aristóteles, y Asclepio de Trismegisto, como también en las Poesías de Homero y de Virgilio. De aquí es que en asentar y persuadir esta verdad de un Supremo Dios, no padecen mucha dificultad los predicadores evangélicos, por bárbaras y bestiales que sean las naciones a quienes predican."

José de Acosta
Historia Natural y Moral de las Indias



"Del nuevo mundo ... han escrito muchos autores diversos libros y relaciones en que dan noticia de las cosas nuevas y extrañas, que en aquellas partes se han descubierto ... Mas hasta ahora, no he visto autor que trate de declarar las causas y razón de tales novedades y extrañezas de naturaleza, ni que haga discurso o inquisición en esta parte (...) así se contentaron con relatar algunas de sus cosas superficiales. (...) se podrá tener esta historia por nueva, por ser juntamente histórica y en parte filosofía, y por ser no sólo de las obras de naturaleza, sino también de las del libre albedrío, que son los hechos y costumbres de los hombres. Por donde me pareció darle nombre de Historia natural y moral de las indias, abrazando con este intento ambas cosas."

José de Acosta



"... el derecho natural... para la conservación de todo el cuerpo de la familia o la ciudad dispone que las partes necesarias vengan obligadas a colaborar, y no es justo mandar que el ojo pise la tierra, o el padre de familia guise la comida."

José de Acosta



"Los edificios y fábricas que los Incas hicieron no usaban de mezcla, ni tenían hierro ni acero para cortar y labrar las piedras, ni maquinas, ni instrumentos para traerlas; y con todo eso están tan sólidamente labradas, que en muchas partes apenas se ve la juntura de unas con otras."

José de Acosta
Tomada del libro Las piedras de los dioses de Miguel Labrador



"Mas es cosa de alta consideración, que la Sabiduría del eterno Señor quisiese enriquecer las tierras de el modo mas apartadas, y habitadas de gente menos política, y allí pusiese la mayor abundancia de minas que jamás hubo, para con esto convidar á los hombres á buscar aquellas tierras, y tenerlas, y de camino comunicar su Religion, y culto del verdadero Dios, á los que no le conoscian, cumpliéndose la profecía de Isaías, que la Iglesia había de extender sus términos, no solo a la diestra, sino también á la siniestra."

José de Acosta



"Muy reverendo padre nuestro en Cristo. Gratia et pax Christi. El año pasado, cuando fue el P. Gobierno a Roma, le di una memoria que comunicase con vuestra paternidad de los deseos que nuestro Señor me daba de servir más a su divina Majestad, especialmente en las partes de las Indias; y con la respuesta de vuestra paternidad que el P. Maestro Dionisio me escribió aprobando aquellos deseos, me consolé.
Ahora me ha parecido no haría lo que debo a la -buena voluntad que nuestro Señor es servido darme en esta parte, si no declarase más a vuestra paternidad lo que de mí siento. Porque, aunque es verdad que habrá ya ocho o nueve años que ando con estos pensamientos y deseos, pero de algunos meses acá son mucho más crecidos, y con más eficacia y confianza que no han de ser de balde, así por sentir siempre más voluntad después de haber dicho muchas misas y ofreciéndome al Señor lo que he podido, como por ver en mí notable ventaja de salud corporal, que con el mismo ejercicio que se pensó me hiciera daño ha crecido, y tengo esperanza en Dios no me faltará para todo lo necesario; que esta cuaresma, con la lección ordinaria y dos sermones en la semana y razonablemente de confesiones, no hice falta, antes salí con más fuerzas, y así entiendo será en lo que la obediencia me ordenare. El dolor que solía tener del pecho es muy poco o cuasi nada, y en lo demás me hallo bueno, a lo menos no de suerte que tenga indisposición de importancia.
Lo que me suele despertar estos deseos principalmente es parecerme que, para salir de un paso ordinario en que me persuado caminar poco en el divino servicio, me haría la misma necesidad ser otro donde no hay este entretenimiento y regalo ordinario. Y aunque de mi flaqueza temo, pero de la confianza que en nuestro Señor tengo y de alguna experiencia, tengo entendido me ayudarían mucho las mismas cosas que no dejan a uno olvidarse de sí. También se me pone delante que, si Dios nuestro Señor y la Compañía halla en mí algunas partes para ayudar a otros, se hace esto en aquellas partes con menos peligro de vanidad y con esperanza de más fruto, a lo menos hay más necesidad y por acá se haría poca falta, donde hay tantos que sean para esto. Y represénteseme que si en aquellas partes se han de criar obreros, por no ser posible ir todos hechos de acá que ordenándolo Dios nuestro Señor, lo que hago acá haría de muy buena gana por allá o donde la obediencia me señalare, y que de esto resultaría mucha ayuda para lo que se pretende.
Pero lo que sobre todo hallo mover mi voluntad es algún deseo de la cruz de Nuestro Señor, y de ser agradecido al que tan liberalmente se me dio, lo cual en los trabajos y contradicciones y soledad y penuria y peligros que allá se pasan, siendo los que deben los obreros del Señor, con su gracia hace que le parezcan e imiten en algo; y de esto suelo sentir muchas veces harto fuertes deseos con una confianza y seguridad grande, que si el Señor por mano de mi superior me enviase, no sería parte mi flaqueza y pocos merecimientos para estorbar tanto bien. No sé, padre, si su divina bondad me tiene guardado tal tesoro, y hasta poner mi alma ante vuestra paternidad no me parece cumplo con la fuerza que en esto tantas veces me hace, no teniendo por imposible ante su divino acatamiento lo que está muy lejos del parecer humano."

José de Acosta
Carta a San Francisco de Borja, general de la Compañía de Jesús, en que pide las misiones de Indias (Ocaña, 23 de abril de 1569)



"Ningún hombre de consideración habrá, que no se admire de tan notable y próvido gobierno, pues sin ser Religiosos ni Cristianos los indios, en su manera guardaban aquella tan alta perfeccion, de no tener cosa propia y proveer a todos lo necesario, y sustentar tan copiosamente las cosas de la Religión y las de su Rey y Señor."

José de Acosta


"Quien por esta vía de poner sólo diferencias accidentales pretendiere salvar la propagación de los animales de Indias, y reducirlos a las de Europa, tomará carga, que mal podrá salir con ella. Porque si hemos de juzgar a las especies de los animales por sus propiedades, son tan diversas que quererlas reducir a especies conocidas de Europa, será llamar al huevo, castaña."

José de Acosta


"... se debe impedir cuidadosamente los fraudes e imposturas de los que... llamamos vulgarmente curacas o caciques. Porque... es tanta la cortedad de los indios, y tan grande el temor de la plebe desvalida, que ni a chistar se atreven contra sus curacas, y prefieren morir antes que decir una palabra contra su mandamiento. Esta tiranía tan prepotente y antigua deberían reprimirla los encomenderos, librando al pobre de las garras del más fuerte; pero sucede muy al revés, porque encomenderos y curacas se entienden..."

José de Acosta
















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