Almudena Grandes

 Aún no son cadáveres y están muertos de miedo…"

Almudena Grandes


"Aunque los desiertos florezcan muy despacio, la hierba brota antes en el suelo que en la mirada de quienes lo contemplan, y por eso tiene que pasar el tiempo, mucho tiempo, para que alguien recuerde un buen día que las manzanas no crecen en la tierra, que las manzanas se caen necesariamente de los árboles."

Almudena Grandes


"Con el tiempo comprendí que la alegría era un arma superior al odio, las sonrisas más útiles, más feroces que los gestos de rabia y desaliento."

Almudena Grandes
as tres bodas de Manolita



"El que no es sabio es necio, y entre los necios no hay diferencias."

Almudena Grandes



"En el bar de un hotel barato, una mujer sola, no sé por qué, inspira incluso a quienes la contemplan una ambigua punzada de compasión, como si su soledad nunca fuera accidental, ni escogida, ni transitoria, y desvelara a cambio, aun sin proponérselo, la huella de una tragedia reciente. En los hoteles baratos, todas las mujeres solas parecen viudas de un viajante, o huérfanas de un sargento, o amantes clandestinas y abnegadas de un hombre sin corazón."

Almudena Grandes
Atlas de geografía humana



"Hay que ser muy valiente para pedir ayuda, ¿Sabes? Pero hay que ser todavía más valiente para aceptarla."

Almudena Grandes


“La alegría me había hecho fuerte, porque me había enseñado que no existe trabajo, ni esfuerzo, ni culpa, ni problemas, ni pleitos, ni siquiera errores que no merezca la pena afrontar cuando la meta, al fin, es la alegría.”

Almudena Grandes
El corazón helado, 2007
Tomada del libro GuiaBurros Las mejores citas (Las Mejores Citas De Pensadores Españoles) de Delfín Carbonell, página 5




"La autocompasión es una droga muy dura."

Almudena Grandes


“La derecha considera que este país le pertenece, que es propiedad suya porque lo heredaron de sus abuelos, los ganadores de la guerra. Cuando la derecha pierde el poder, reacciona como si se lo hubieran robado.”

Almudena Grandes

"La expectativa de felicidad es más intensa que la propia felicidad, pero el dolor de una derrota consumada supera siempre la intensidad prevista en sus peores cálculos."

Almudena Grandes


"La felicidad es como los encefalogramas: se trata de exponerse a estar muy bajo para llegar más tarde al pico. El que apueste por la meseta nunca lo consigue."

Almudena Grandes


"La literatura teje y desteje desde hace siglos, un inmenso tapiz fabricado con las historias que condensan los hilos de la existencia humana."

Almudena Grandes


"La madre superiora lo repetía cada dos por tres, hay que arrancar las ramas antes de que lleguen a troncos."

Almudena Grandes

“La soberbia, cuando es excesiva, acaba convirtiéndose en el motor de la voluntad. Aparte de la capacidad, del talento, del instinto, sin voluntad no se va a ninguna parte.”

Almudena Grandes



"La tierra giraba sobre sí misma y alrededor del sol justo debajo de nuestros cuerpos desnudos y enlazados. Más allá estaba todo lo demás. Más allá estaba el invierno, el hielo, la condición resbaladiza y sucia de una nieve fea, terrosa, manchada de barro y deshecha sólo a medias por las pisadas de la gente, mucha gente inocente y culpable, leal y traidora, consciente o no de la herida que sus pasos iban abriendo en las heladas aceras del futuro de sus hijos, de sus nietos, un horizonte culpable, desolado, distinto del paisaje limpio y envuelto con astucia en un bonito papel de colores brillantes que alguna vez ellos creerían heredar."

Almudena Grandes


"Las relaciones sexuales son como el dinero: cuando lo tienes te lo gastas, y cuando careces de él, sólo piensas en eso."

Almudena Grandes


"Lo malo es que tenga la vista tan débil, porque no le veo bien la cara, pero conservo mi cerebro privilegiado, superior, y he activado todas mis potencias. Se lo expliqué muchas veces a los médicos al llegar aquí y no me hicieron caso. Mi corazón, mis caderas, mis pechos, mis nalgas son de mujer, pero el cerebro, el cuello, los brazos, las piernas y la clavícula son completamente viriles. Si no se lo creen, que me hagan la autopsia cuando muera y ya lo verán. No conseguí transmitirle esta facultad a Hilde, ella era mujer de los pies a la cabeza, por eso se perdió. Las mujeres se pierden por el sexo, pero a mí ningún hombre me ha hecho sentir nada de la cintura para abajo. De ahí proviene mi fortaleza. Cada vez que él entra por la puerta, mientras hago que escucho a la mosquita muerta, me pongo en mi postura de pensar. Si mis piernas fueran femeninas, de tobillo redondo, no podría hacerlo, pero me basta con colocar la pierna izquierda sobre la derecha, apoyar el codo en la rodilla, la barbilla en el codo, girar un poco el cuerpo y así, gracias a mis partes masculinas en un cuerpo femenino, puedo seguir perfectamente su pensamiento sin que se dé cuenta de nada. Por eso sé que es uno de ellos y que está ahí, al acecho, esperando una oportunidad para atacarme. Claro que mientras estoy en la postura de pensar no puede nada contra mí, en esta postura soy invencible, porque mi cerebro es más fuerte que el suyo, yo soy más fuerte que él, más fuerte que nadie. Así fue cómo me enteré de que había perdido a mi hija. La tarde que vino aquel muchacho a hablar con ella estaba tan nerviosa, la muy tonta... ¿Y si viene a pedirme relaciones, mamá? Yo le dije que no se preocupara, cerré la puerta del gabinete, y desde allí, en mi postura, seguí todo lo que decían como si estuviera sentada entre los dos. Cuando aquel cabrón se marchó, le dije a Hilde que había hablado estupendamente, porque entonces ella era inocente y yo no sabía, no había descubierto su código. Mientras mi hija le decía que le agradaba mucho su compañía, que podían ser amigos, él debía de estar haciendo señales, moviendo las manos, no sé, algo tuvo que hacer para provocar una interferencia porque yo no me di cuenta, no comprendí... Pero luego se descuidaron. Confiaban tanto en su triunfo que me fueron dejando muchas pistas, hasta que una mañana apareció aquel vecino que pretendía vendernos una docena de huevos. ¡Una docena de huevos! Él, que era profesor, que no iba vendiendo por las casas, que no tenía gallinas, una docena de huevos... Y la criada le dijo que sí, pues claro, porque la tenían comprada a ella también, que se encerraba con mi hija en su cuarto cada tarde para leer noveluchas, novelas románticas de esas que cuestan dos perras y valen todavía menos, una mierda. Intenté impedirlo, pero Hilde se escondía para leer en el mismo momento en que la dejaba sola, así empezó con la tontería del enamoramiento."

Almudena Grandes
La madre de Frankenstein


"Mientras informaba a sus compañeros de lo que había ocurrido, mientras se vestía tan rápido como podía, mientras se bebía un café que todavía estaba hirviendo sin haber revuelto bien el azúcar depositado en el fondo de la taza, mientras pisaba el acelerador de su coche para remontar la rampa del aparcamiento subterráneo del hospital, Juan Olmedo trataba de desplazar todos los cadáveres que poblaban su memoria con el recuerdo de todos los accidentados que habían logrado sobrevivir ante sus ojos. Se aferraba a cada cama de hospital, a cada ejercicio de recuperación, a cada lágrima furtiva, a cada sonrisa consciente, a cada jarrón con flores, como a la única palanca capaz de hacer saltar por los aires otras tantas imágenes de cuerpos sin piernas, sin brazos, sin ojos, sin cabeza, sin verdadero cuerpo, todos los despojos privados de vida cuya muerte había visto certificar o había tenido que certificar él mismo. Nunca había estado sometido a una presión semejante, nunca se había sentido tan fuera de sí, nunca recordaba haber tenido tanto miedo como entonces. Necesitaba gritar, maldecir al cielo, machacarse los nudillos contra el salpicadero, arañarse la cara, pero se estaba quieto, y conducía con toda la prudencia que era capaz de simultanear con la máxima velocidad que desarrollaba el motor del coche, y con toda la fe que podía improvisar."

Almudena Grandes
Los aires difíciles


"Mientras le rogaba que se sentara, y averiguaba lo que le apetecía tomar, y me iba a buscar un par de cervezas a la nevera, me pregunté por qué no me había atrevido a descolgar nunca aquel cuadro horrible, por qué cargaba con él como si fuera una especie de maldición indisoluble incluso ahora, cuando Amanda ya no necesitaba vivir entre recuerdos de su padre porque disfrutaba a diario del irreemplazable original, y mientras recorría el pasillo en sentido inverso con una bandeja entre las manos, me propuse incluso quitarlo de la pared aquella misma noche, ahorrarme para el resto de mi vida esa pequeña tortura a la que jamás había llegado a acostumbrarme, el instante de repeluzno que me asaltaba al contemplarme así, tan horrorosa, cada vez que ponía un pie en mi propia casa. Creo que eso fue lo último que pensé con serenidad en muchas horas.
Cuando volví al salón, él no estaba de pie, estudiando los mapas, como había previsto, sino sentado en el mismo sillón en el que lo dejé, mirándolo todo con mucha atención, interpretando tal vez la realidad, mi realidad, recordé, como si fuera un paisaje más. Desde la primera vez que le vi, e incluso después de su acceso de cólera telefónica, demasiado violento para ser habitual, me había parecido un hombre muy tranquilo, y no sólo por sus gestos lentos, reposados, sino por una extraña cualidad, relacionada tal vez con su capacidad para comprender lo que le rodeaba, que le permitía integrarse casi instantáneamente en cualquier lugar, como si fuera uno de esos animales miméticos que pueden cambiar a voluntad de forma y de color. Por eso estaba ahí, más recostado que erguido, con Las piernas cruzadas de esa enrevesada manera típicamente masculina, el tobillo izquierdo encabalgado sobre la rodilla derecha, dejando caer la ceniza de su cigarrillo sobre el cenicero que tenía más a mano, relajado y divertido, con tanta naturalidad como si llevara toda la vida viviendo en mi casa, sentándose en aquel sillón, ensuciando aquel cenicero."

Almudena Grandes
Atlas de geografía humana


“Omitir las verdades no es otra cosa que una variedad refinada de la mentira.”

Almudena Grandes
El corazón helado, 2007



"¿Qué para qué sirve? Pues para comprender cómo suceden las cosas. ¿Te parece poco? Para intentar formular reglas que alivien la insoportable angustia de nuestra existencia en esta miserable brizna de la inabarcable inmensidad del universo que es el mundo."

Almudena Grandes



"Quizás hoy en las grandes ciudades la gente esté más sola que nunca."

Almudena Grandes

"Siempre nos queda la alegria, para enfrentar este mundo."

Almudena Grandes



"Sólo una historia española, de esas que lo echan todo a perder."

Almudena Grandes



"Todos nos dejamos engañar a la vez, y no porque seamos tontos, sino porque las buenas personas son fáciles de engañar."

Almudena Grandes


"– Verás, papá, este verano voy a cumplir diecisiete años…– intentaba improvisar, pero él echó una ojeada a su reloj y, como de costumbre, no me dejó terminar.
Uno, si quieres dinero, no hay dinero, no sé en qué coño os lo gastáis. Dos, si te quieres ir en julio a Inglaterra a mejorar tu inglés, me parece muy bien, y a ver si convences a tu hermana para que se vaya contigo, estoy deseando que me dejéis en paz de una vez. Tres, si vas a suspender más de dos asignaturas, este verano te quedas estudiando en Madrid, lo siento. Cuatro, si te quieres sacar el carnet de conducir, te compro un coche en cuanto cumplas dieciocho, con la condición de que, a partir de ahora, seas tú la que pasee a tu madre. Cinco, si te has hecho del Partido Comunista, estás automáticamente desheredada desde este mismo momento. Seis, si lo que quieres es casarte, te lo prohíbo porque eres muy jóven y harías una tontería. Siete, si insistes a pesar de todo, porque estás segura de haber encontrado el amor de tu vida y si no te dejo casarte te suicidarás, primero me negaré aunque posiblemente, dentro de un año, o a lo mejor hasta dos, termine apoyándote sólo para perderte de vista. Ocho, si has tenido la sensatez, que lo dudo, de buscarte un novio que te convenga aquí en Madrid, puede subir a casa cuando quiera, preferiblemente en mis ausencias. Nueve, si lo que pretendes es llegar más tarde por las noches, no te dejo, las once y media ya están bien para dos micos como vosotras. Y diez, si quieres tomar la píldora, me parece cojonudo, pero que no se entere tu madre."

Almudena Grandes
Malena es un nombre de Tango


 "¿Vox? Una no sabe ya qué son más, si tontos o malos."

Almudena Grandes