Antoni Altadill

"Tomó, pues, una hacha, que procuró escoger, y se puso de pie en mitad del puente con el hacha al brazo y una especie de tranquilidad y calma que hubiera espantado á quien le hubiese contemplado en un tan cercano como terrible peligro.
La calma y la figura de Diego, arma al brazo, como decimos, de pie é inmóvil en mitad del puente, contrastaba de una manera particular con la ansiedad y continuo movimiento de los demás de la tripulación.
El pirata estaba ya cerca, distinguiéndose sus hombres y hasta sus feroces fisonomías en la murada, armados y con las cuerdas y los ganchos dispuestos para arrojarlos á bordo del negrero.
Con un tino admirable el timonel del pirata puso la proa al negrero como si intentase ponerle la punta del bauprés en el costado de estribor, y cuando el extremo del palo parecía que estaba próximo á rozar al negrero, desvió tan hábilmente y con tanto pulso, que los dos buques se hallaron casi rozando y perfectamente paralelos en el agua.
-¡Hurra! gritó con voz estentórea el capitán pirata.
Instantáneamente los ganchos fueron arrojados á bordo del negrero, lanzándose sobre él y hacha en mano los piratas.
-¡A ellos, muchachos! gritó seguidamente el capitán negrero.
La tripulación del negrero, á la banda de estribor, recibió el primer empuje parando y devolviendo hachazos que los piratas menudeaban con una rapidez extraordinaria.
Diego, inmóvil e impasible en su sitio, dominaba la horrible y sangrienta escena, pasando rápidamente sus ojos centelleantes de popa á proa, porque la línea del combate era la de lo largo de los buques."

Antoni Altadill i Teixidó
Barcelona y sus misterios


"En esta situación hace que le lluevan de repente dos mil reales. A las dos horas, veréis que sale del Cisne ó de casa Lardy un caballero bien vestido con un habano en la boca; su rostro revela una gran satisfacción: bien puede tenerla; no le aflige el menor quebradero de cabeza; ha comido á cuatro duros y se dirige á tomar café al Suizo. Allí habla de política, de literatura y artes, y habla bien; su talento se revela en sus palabras. Seguidle cuando se retira á las altas hora de la noche después de haber cenado en el mismo Suizo. Satisfecho el estómago, llena de ideas la cabeza, veréis que coge las cuartillas dispersas y vierte en ellas toda la riqueza de su ingenio, ó bien se duerme y después de un sueño regalado, se levanta á la primera luz del siguiente día y prosigue embelleciendo el lienzo abandonado con los primores de su talento peregrino.
Este es el artista: su talento es estrella de rara luz que no brilla para su dueño sino cuando la ilumina el sol del presente, por más que sus rayos se extiendan al más lejano porvenir.
La cantidad que el general había dado á Fernando, la invirtió casi toda en un día.
Pagó sus deudas, tomó un sotabanco muy modesto, pero algo mejor que la miserable buhardilla que habitaba; compró los muebles más precisos, y, sobre todo, se proveyó de un caballete, una caja de pinturas y otros útiles del arte, que hasta entonces no había tenido. "

Antonio Altadill
Los hijos del trabajo











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