Begoña Ugalde

Batalla silenciosa

Primero en el sexo la experiencia alucinada
los días siguientes ese brillo de obsidiana
que recorre el cuerpo y hace que todo vibre
hasta que el calendario rectangular proyecta
una sombra inmensa sobre mi casa
la cordillera es una madre enojada
la humedad avanza en las paredes
se desata esa batalla silenciosa
que oscurece aún más la perspectiva
de un futuro ya incierto
porque no llega la sangre
cuando yo espero esa sangre
como el recado más urgente
para que mi corazón deje de repetir
su monótona advertencia:
la destreza física no basta
el amor necesita tiempo para florecer.

Begoña Ugalde



Escombros 

Las palabras se comen la noche
Las palabras se comen
la noche como un espiral
Aviones atraviesan la ciudad callada
callados
Perros rompen bolsas de basura
ladran a ratos a las sombras
mientras todos duermen
y en realidad no todos duermen.
Las palabras nos comen
Caminas
sobre los escombros que nos obsesionan
Queda un grito
basura desaparramada sobre el pasto húmedo
cuentas de luz y agua desasiéndose en la vereda
la noche cruzada por aviones que no abordamos

Begoña Ugalde



“Está en crisis el modelo de familia tradicional.”

Begoña Ugalde


Pequeños milagros

Cuando dormían esos extraños en mi casa
nunca descansaba realmente ¿sabes?
lo pasaba bien pero después era raro
estar tan desnuda, tan cerca de alguien
que aún no me había hablado de su rutina
o de su forma pasar sin nadie un domingo.

A veces me imaginaba que podía ser un sonámbulo
que rompía mi cuello o se llevaba mis libros
entonces me mantenía alerta
no me entregaba ni al sueño ni al amor.

Ahora es diferente, tú y yo
hablamos por horas después de comer
de temas que no importan a nadie más
y eso me parece un pequeño milagro.

Como también es un milagro despertar
en medio de la noche, sentir el peso de la oscuridad
donde hemos permanecido quietos
entrelazando nuestras piernas como para estar muy seguros
de que el cuerpo del otro seguirá a nuestro lado
tibio y completo hasta la mañana siguiente.

Begoña Ugalde


Sendero luminoso

 En la oscuridad de la pieza

con hilos blancos, azules y lentejuelas

hicimos el trazado de lo que no seremos

el uno en el otro.

Yo bordé un corazón rojo sobre tu pecho

y el pedazo de montaña

donde me gustaría deshacerte.

Tú amarraste a mi muñeca

algunas hebras rotas

y un botón dorado para reconocernos

luego del temblor.

Begoña Ugalde










No hay comentarios: