Benedict Anderson

"Algunas personas creen que la palabra imaginado indica que algo no es real o no existe. En inglés tenemos dos palabras: imaginario e imaginado. Imaginario es un unicornio, mientras que imaginado es Don Quijote. Se creó esta novela que es tan extraordinaria que Don Quijote de alguna manera está vivo. Madame Bovary también lo está gracias a la literatura francesa. Son imaginadas pero no imaginarias. En el siglo XVIII la gente estaba muy relacionada con las novelas y los periódicos y los leía varias veces. Pero los medios electrónicos pasan muy rápido. No hay motivo para volverlo a leer. Es algo que cambia constantemente. Si hablas español y lees “Don Quijote” nunca vas a pensar que el personaje es francés. Es nuestro, toma propiedad. Es completamente lo opuesto de la paranoia de lo electrónico. Los mensajes son cortos. Las frases que se emiten pueden ser una mentira."

Benedict Anderson


"La mayoría de las veces, el nacionalismo es como la goma que une a las sociedades. Es normal que todos los días veas la televisión para saber cómo será el clima del Perú. No te va a interesar qué es lo que pasa con el clima en Brasil ni en Chile. El nacionalismo es como el oxígeno, no piensas en él hasta que te enfermas. Y la enfermedad empieza cuando uno empieza a tener miedo. Antes uno temía a las guerras pero ahora es casi imposible tenerlas. Ahora el miedo es a que el país sea tomado por otros, o sea por los extranjeros. Este hecho es muy obvio en Europa. Por ejemplo, en Gran Bretaña tenemos personas que vienen del Caribe. A pesar de que los ingleses saben que trajeron a estas personas para que sean esclavas y controlaron durante mucho tiempo esas islas, no tienen vergüenza ni culpa y ahora se están poniendo contra los inmigrantes. Hay un chiste sobre una película de la saga de “La guerra de las galaxias” que se llama “El imperio contraataca”, ahora se dice “El imperio está contraatacando”. Lo mismo sucede con los turcos en Alemania, los argelinos en Francia, los vietnamitas en Dinamarca, entre otros. Por mucho tiempo se pensó que las segunda y tercera generaciones se asimilarían porque nacieron y se educaron en el país. El problema radica en que estas generaciones, a pesar de que han crecido en los países europeos, sienten que hay discriminación contra ellos. Por lo general la primera generación está agradecida porque les dan un lugar, pero la segunda y tercera generación sienten que no es suficiente. Están enojados porque están asimilados. Pero, por ejemplo, ahora el problema es la falta de trabajo. La promesa de ser un inglés o un francés está rota."

Benedict Richard O'Gorman Anderson




"Las pinturas serían reproducidas en serie y distribuidas por todo el sistema de escuelas primarias; en las paredes de las aulas de los jóvenes indonesios habría, por doquier, representaciones visuales del pasado de su país. Casi siempre, el fondo se había hecho en el predecible estilo sentimental naturalista del arte comercial de comienzos del siglo XX, y las figuras humanas habían salido, o bien de los dioramas de museo de la época colonial, o bien del popular drama folklórico seudohistórico Wayang Orang. Sin embargo, la más interesante de las series ofrecía a los niños una representación del Borobudur. En realidad, este monumento colosal, con sus 504 imágenes de Buda, 1460 paneles pictóricos y 1212 paneles de piedra tallada, es un fantástico depósito de escultura javanesa antigua. Pero el artista bien considerado imagina las maravillas de su apogeo, en el siglo IX con instructiva perversidad. El Borobudur está pintado completamente de blanco, sin ningún rastro de escultura visible. Rodeado por bien cuidados prados y bonitas avenidas flanqueadas por árboles, no hay a la vista ni un solo ser humano. Podría argüirse que este vacío refleja la incomodidad de un pintor musulmán contemporáneo ante una antigua realidad budista. Pero yo sospecho que en realidad estamos viendo un descendiente lineal inconsciente de la arqueología colonial: el Borobudur como símbolo del Estado y, desde luego, su logotipo. Un Borobudur tanto más poderoso cuanto que es símbolo de la identidad nacional, porque todos tienen conciencia de su ubicación en una serie infinita de Borobodurs idénticos.
Entrelazados entre sí, entonces, el censo, el mapa y el museo iluminan el estilo de pensamiento en el Estado colonial tardío, acerca de su propio dominio. La "urdimbre" de este pensamiento fue una red totalmente clasificatoria, que podía aplicarse con interminable flexibilidad a todo lo que se encontrara bajo el dominio real o supuesto del Estado: pueblos, regiones, religiones, lenguajes, productos, monumentos, etc. El efecto de la red sería ser capaz de decir siempre de algo, que era esto y no aquello; correspondía aquí, y no allá. Estaba limitado, determinado, y por tanto ---en principio—era contable. Los cómicos rubros del censo, clasificatorios y subclasificatorios, llamados "Otros" ocultaban todas las anomalías de la vida real, mediante un espléndido trompe l'oeil burocrático. La "urdimbre" era lo que podríamos llamar serialización: la suposición de que el mundo estaba integrado por plurales duplicables."

Benedict Anderson
Comunidades imaginadas


"Prefiero los países pequeños, porque le prestan atención a otras cosas."

Benedict Anderson























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