Charles Dickens

“A medida que me acerco al final voy cerrando un círculo que me aproxima al comienzo. Pareciera tener que ver con allanar y preparar el camino. A mi corazón acuden muchos recuerdos que hasta ahora dormían.”

Charles Dickens
Historia de dos ciudades


“Abre los pulmones, lava el semblante, ejercita los ojos y suaviza el temperamento; así que llora.”

Charles Dickens


“Acostumbramos a cometer nuestras peores debilidades y flaquezas a causa de la gente que más despreciamos.”

Charles Dickens



"Ahora lo que es necesario son los hechos."

Charles Dickens



“Caballero una vez, caballero por siempre.”

Charles Dickens


"Cada fracaso enseña al hombre algo que necesitaba aprender."

Charles Dickens



“Cada niño que viene al mundo es más hermoso que el anterior.”

Charles Dickens


“Cuando lo hayas encontrado, anótalo.”

Charles Dickens



“Cuanto más engorda uno, más prudente se vuelve. Prudencia y barriga son dos cosas que crecen simultáneamente.”

Charles Dickens


"Después de aquello, ambos propusieron que asistiera a la congregación una vez más antes de mi marcha definitiva. A qué se sometería mi tímida reserva al ser sermoneada y objeto de oración expresamente ya lo sabía de antemano. Pero consideré que sería por última vez, y que podría sumarse al peso de mi carta. Era bien conocido por los hermanos y las hermanas que no había un sitio reservado para mí en su paraíso, y si yo mostraba esta última señal de deferencia hacía el hermano Hawkyard de modo ostensible, a pesar de mis pecadoras inclinaciones podría acudir a socorrer un poco mi declaración de que él se había portado bien conmigo, y de que yo le estaba agradecido. Tras convenir que no realizarían ningún esfuerzo explícito para convertirme (lo cual implicaría los revolcones de varios hermanos y hermanas por el suelo, manifestando que sentían todos sus pecados amontonados en el costado izquierdo, pesando tantas o tantas otras libras, como sabía por lo que había visto de aquellos repugnantes misterios), lo prometí.
Desde la lectura de mi carta, el hermano Gimblet había estado limpiándose un ojo con el borde de su pañuelo a intervalos mientras sonreía para sí. Sin embargo, aquello era ya un hábito del hermano Gimblet: sonreír de una manera desagradable incluso al predicar. Me viene a la memoria como algo extraordinariamente repulsivo el gruñido de placer con el que solía detallar desde el estrado los tormentos reservados a los inicuos (es decir, toda la creación humana, a excepción de aquella hermandad).
Dejé a los dos que arreglaran las cláusulas de su sociedad y contaran el dinero, y no volví a verlos hasta el domingo siguiente. El hermano Hawkyard murió dos o tres años después, legando todo lo que poseía al hermano Gimblet, en virtud de un testamento fechado (según me han dicho) aquel mismo día.
Ahora estaba en paz conmigo mismo, sabiendo que había vencido mi propio recelo y que reparaba el buen nombre del hermano Hawkyard frente a la visión llena de prejuicios de un rival. Llegó el domingo y fui a aquella tosca capilla en un estado menos sensible del habitual. ¿Cómo podría yo prever que el delicado, quizás enfermo, rincón de mi cerebro que me hacía estremecer y encogerme cuando lo tocaban, o cuando apenas se acercaba alguien a él, iba a ser manoseado como tema de toda la ceremonia?
En esta ocasión se le encomendó al hermano Hawkyard la oración, y al hermano Gimblet el sermón. La oración abriría la ceremonia, el sermón vendría después. Ambos, los hermanos Hawkyard y Gimblet, estaban en el estrado: el hermano Hawkyard de rodillas delante del altar, a disgusto pero listo para rezar; el hermano Gimblet, sentado y pegado a la pared, sonriente y listo para predicar."

Charles Dickens
La declaración de George Silverman



“¡Dios nos bendiga a cada uno! Dijo Tiny Tim, el último de todos.”

Charles Dickens



“Donde millones de hombres se arredraron, allí empieza tú a trabajar.”

Charles Dickens



"El corazón humano es un instrumento de muchas cuerdas; el perfecto conocedor de los hombres las sabe hacer vibrar todas, como un buen músico."

Charles Dickens



“El dolor de la separación no es nada comparado con la alegría de reunirse de nuevo.”

Charles Dickens



"El hombre nunca sabe de lo que es capaz, hasta que lo intenta."

Charles Dickens



"El número de malhechores no autoriza el crimen."

Charles Dickens



“El perro es, generalmente, un animal que jamás se venga del castigo que le aplica su amo.”

Charles Dickens



“El recuerdo, como una vela, brilla más en Navidad.”

Charles Dickens


"El sol es débil cuando se eleva primero, y cobra fuerza y coraje a medida que avanza el día."

Charles Dickens
Vieja tienda de curiosidades


“El sol se levantó tristemente, pero salió sobre una noche no más triste que aquel hombre dotado de talento y de buen corazón, incapaz de dirigir convenientemente sus cualidades, incapaz de ayudarse a sí mismo y de conquistar la felicidad, aunque se daba cuenta de que cada vez se hundía más y más y por fin se abandonaba a su lamentable destino.”

Charles Dickens
Historia de dos ciudades



“Ella es el ornamento de su sexo.”

Charles Dickens



“En el pequeño mundo en el que los niños tienen su existencia, sea quien sea el que los eduque, nada hay que se perciba y se sienta tan sutilmente como la injusticia.”

Charles Dickens


“En todas las cosas debe el hombre confiar más en su propia actividad que en la ajena.”

Charles Dickens


“Entradas anuales: 20 libras, gastos del año: 19,60; resultado: felicidad. Entrada anual: 20 libras; gastos al año: 20,60; resultado: miseria.”

Charles Dickens



“Entrego mi alma a la misericordia de Dios, a través de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, y exhorto a mis queridos hijos a tratar humildemente de conducirse por las enseñanzas del Nuevo Testamento.”

Charles Dickens



"Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo."

Charles Dickens
Historia de dos ciudades


“Érase el mejor de los tiempos y el más detestable de los tiempos;... la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos y nada poseíamos.”

Charles Dickens


“Es triste recordar el pasado cuando va a hacerse de día.”

Charles Dickens
Historia de dos ciudades


"Es una verdad melancólica que incluso los grandes hombres tienen sus parientes pobres."

Charles Dickens


“Este es un mundo de acción, no de quejas y lamentos.”

Charles Dickens



“¡Feliz, feliz Navidad, la que hace que nos acordemos de las ilusiones de nuestra infancia, le recuerde al abuelo las alegrías de su juventud, y le transporte al viajero a su chimenea y a su dulce hogar!”

Charles Dickens


“Hay cuerdas en el corazón humano que sería mejor no hacerlas vibrar.”

Charles Dickens


"Hay grandes hombres que hacen a todos los demás pequeños. Pero la verdadera grandeza consiste en hacer que todos se sientan grandes."

Charles Dickens



"Hay hombres que parecen tener sólo una idea y es una lástima que sea equivocada."

Charles Dickens



"Hay libros cuyas partes traseras y cubiertas son de lejos la mejor parte."


Charles Dickens
Oliver Twist



“Hay siempre en el alma humana una pasión por ir a la caza de algo.”

Charles Dickens


"Hay sombras oscuras en la tierra, pero sus luces son más fuertes en el contraste."

Charles Dickens


“Hay una sabiduría de la cabeza y una sabiduría del corazón.”

Charles Dickens



“He aquí una regla fundamental en los negocios: házselo a los demás, puesto que ellos te lo harán a ti.”

Charles Dickens


"He comprobado el cálculo a menudo, y creo que me pasé dos noches recuperándome en la taberna. Veamos. Sí. Estoy seguro de que fue mientras estaba allí echado en la cama cuando me vino la idea de convertir los peligros que había pasado en mi supuesta y misteriosa desaparición, y de probar así a Bella. El temor de vernos obligados a casarnos y perpetuar el destino que parecía haber recaído sobre las riquezas de mi padre (un destino que solo podía acarrear más males) impulsaba esa timidez moral que se remonta a la infancia que pasé en compañía de mi pobre hermana.
Hasta el día de hoy no puedo entender que la orilla del río donde reaparecí a la superficie fuera la opuesta a aquella en la que me tendieron la trampa, y ya nunca lo entenderé. Ni siquiera en este momento, mientras dejo el río a mi espalda y me dirijo a mi casa, no puedo concebir que sus aguas discurran entre ese lugar y yo, ni que el mar esté donde está. Pero eso no es aclarar las cosas; esto no es más que un salto al presente.
No podría haber hecho todo eso de no haber llevado una fortuna dentro de un cinturón impermeable. No era una gran fortuna, ¡poco más de cuarenta libras para el heredero de más de cien mil! Pero era bastante. Sin ellas habría tenido que revelar mi identidad. Sin ellas nunca habría podido ir a la Posada del Tesoro Público, ni alquilado las habitaciones de la señora Wilfer.
Viví en ese hotel unos doce días, antes de la noche en que vi el cadáver de Radfoot en comisaría. El inexpresable horror mental bajo el que actué, como una de las consecuencias del veneno, hace que el intervalo parezca mucho mayor, pero sé que no pudo serlo. Ese sufrimiento ha ido debilitándose desde entonces, y solo ha vuelto de manera esporádica, y espero estar ya libre de él; pero aún en la actualidad a veces tengo que pararme a pensar, esforzarme, y hacer una pausa, o soy incapaz de decir las palabras que pretendo decir."

Charles Dickens
Nuestro amigo común


"Hechos, hechos, hechos; no se advertía otra cosa en la apariencia externa de la población, y tampoco se advertía otra cosa que hechos en todo lo que no era puramente material. La escuela del señor M’ Choakumchild era toda hechos, la escuela de dibujo era hechos, las relaciones entre el amo y el trabajador eran hechos y todo eran hechos, desde el hospital de Maternidad hasta el cementerio; todo lo que no se podía expresar en números ni demostrar que era posible comprarlo en el mercado más barato para venderlo en el más caro no existía, no existiría jamás en Coketown hasta el fin de los siglos. Amén."

Charles Dickens
 Tiempos difíciles I, 5, página 57





“Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré conservarla durante todo el año.”

Charles Dickens



“Humildes somos, humildes hemos sido, y humildes seremos.”

Charles Dickens



"Jamás habría tenido éxito en la vida si no hubiera yo prestado a la cosa más nimia de que me ocupé la misma atención y el cuidado que he prestado a la más importante."

Charles Dickens



"La caridad comienza en mi casa, y la justicia en la puerta siguiente."

Charles Dickens


“La fama es la amada de todo corazón humano.”

Charles Dickens



“La ley es un asno.”

Charles Dickens



“La muerte, los incendios y los robos hacen a todos los hombres iguales.”

Charles Dickens



"La regla de oro de todo negocio es: engaña a los demás, de lo contrario te engañarán ellos."

Charles Dickens


"La verdadera grandeza consiste en hacer que todos se sientan grandes."

Charles Dickens


"Las herramientas melladas se pueden usar allí donde las herramientas no sirven."

Charles Dickens


"Las venturas nunca vienen por pares; las desdichas nunca vienen solas."

Charles Dickens



Londres , Octubre de 1868.

Querido hijo mio:

Te escribo hoy esta carta porque tu partida me preocupa mucho, y porque quiero que lleves contigo unas palabras mias de despedida, para que pienses en ellas de cuando en cuando en los momentos de tranquilidad. No necesito decirte cuánto te quiero, y que siento mucho, lo siento en el alma separarme de ti. Pero la mitad de esta vida está hecha de separaciones, y son dolores que hay que sobrellevar, además , la vida con sus pruebas y peligros, te enseñará más que cualquier estudio o tarea que pudieras realizar. Hasta hoy, sólo has necesitado para vivir una meta fija y constante, desde ahora, te aconsejo, hijo mío, que te propongas con firme determinación hacer todo lo que hagas de la mejor manera posible. No te aproveches vilmente de nadie en ninguna ocasión , y no seas duro jamás con los que están bajo tu fuerza. Procura hacer con los demás lo que quisieras que ellos hiciesen contigo, y no te desalientes si a veces dejan de hacerlo. Mucho mejor será para ti que sean ellos los que desobedezcan la máxima regla establecida por nuestro Salvador, y no tú. Pongo en tu equipaje el libro del Nuevo Testamento, porque es el mejor libro de cuantos se han conocido y se conocerán, y porque nos enseña las mejores lecciones por las que puede guiarse todo ser humano que procure ser leal y fiel a su deber.
No abandones jamás la sana costumbre de rezar tus oraciones por la noche y por la mañana. Yo no la he abandonado nunca, y conozco el consuelo que eso presta al alma. Confio en que puedas decir siempre en tu vida que has tenido un padre cariñoso que te ha amado.


Con cariño.



Charles Dickens
carta de Charles Dickens a su hijo



“Los caminos de la lealtad son siempre rectos.”

Charles Dickens


“Los diferentes medios de comunicación nunca serán un sustituto para la cara de alguien que alienta con su alma a otra persona a ser valiente y honesta.”

Charles Dickens



“Los grandes hombres rara vez son excesivamente escrupuloso en la disposición de su atuendo.”

Charles Dickens


"Mi consejo es, nunca hagas mañana lo que puedes hacer hoy. La procastinación es la ladrona del tiempo."

Charles Dickens
David Copperfield 



"Nadie es inútil en el mundo mientras pueda aliviar un poco el peso de sus semejantes."

Charles Dickens



“No está en mi naturaleza ocultar nada. No puedo cerrar mis labios cuando he abierto mi corazón.”

Charles Dickens



"No fracasa en este mundo quien le haga a otro más llevadera su carga."

Charles Dickens


“No juzgue nada por su aspecto, sino por la evidencia. No hay mejor regla.”

Charles Dickens


“No olvides que te espero, no esperes que te olvide.”

Charles Dickens



"Nuestras peores debilidades y bajezas se cometen habitualmente por consideración a las gentes que más despreciamos."

Charles Dickens


“Nunca debemos avergonzarnos de nuestras lágrimas, porque son la lluvia que limpia el polvo cegador de la tierra a que a veces cubre y mancilla nuestro endurecido corazón.”

Charles Dickens



“Nunca es tarde para el arrepentimiento y la reparación.”

Charles Dickens


“Nunca podría haber hecho lo que he hecho, sin los hábitos de puntualidad, orden y diligencia, sin la determinación de concentrar en mí un objetivo a la vez.”

Charles Dickens


"¿Para qué quieren los pobres el alma y el espíritu? ¡Harto hacemos nosotros consintiéndoles que tengan cuerpos!"

Charles Dickens



“Piensa en tus bendiciones presentes, de las cuales cada hombre tiene muchas; no en tus desdichas pasadas, de las cuales todos los hombres tienen algunas.”

Charles Dickens



“¡Que Dios nos bendiga a todos!”

Charles Dickens



“Reflexiona sobre tus bendiciones presentes, de las que todo hombre posee muchas; no sobre tus pasadas penas, de las que todos tienen algunas.”

Charles Dickens



“Si no hubiera personas malas no habría buenos abogados.”

Charles Dickens



“Si usted pudiera ver mis pies cuando no llevo botas, se haría una idea de lo que es cariño no correspondido.”

Charles Dickens

"Siempre he percibido la prevalencia de una falta de coraje, incluso en personas de inteligencia y cultura superiores, para comunicar sus propias experiencias psicológicas cuando han sido de un tipo extraño. Casi todos los hombres temen no encontrar un paralelo o respuesta en la vida interior del que escucha, que podría tomar su relato con sospecha o burla. Un viajero veraz que hubiera visto una criatura extraordinaria parecida a una serpiente marina no tendría temor de mencionarlo; pero si el mismo viajero hubiera tenido algún presentimiento singular, impulso, extravagancia de pensamiento, visión (así llamada), sueño u otra impresión remarcable, tendría grandes dudas para reconocerlo. A esta resistencia atribuyo yo gran parte de la oscuridad en la que están implicados tales sujetos."

Charles Dickens


“Siento el profundo y humilde deseo, y lo conservaré mientras viva, de aumentar la cantidad de alegría inofensiva.”

Charles Dickens



"Someted vuestros apetitos, amigos, y habréis conquistado la naturaleza humana."

Charles Dickens


"Soy lo que has hecho de mi. Toma mis elogios, toma mi culpa, toma todo el éxito, toma el fracaso, en resumen, tómame."


Charles Dickens
Grandes Esperanzas


"Tenía mi cabeza sujeta como en un tubo; pero yo me retorcía a su alrededor rogándole que no me pegase. Se detuvo un momento, pero sólo un momento, pues un instante después me pegaba del modo más odioso. En el momento en que empezó a azotarme, yo acerqué la boca a la mano que me sujetaba y la mordí con fuerza. Todavía siento rechinar mis dientes al pensarlo.
Entonces él me pegó como si hubiera querido matarme a golpes. A pesar del ruido que hacíamos, oí correr en las escaleras y llorar. Sí; oí llorar a mamá y a Peggotty. Después se marchó, cerrándome la puerta por fuera y dejándome tirado en el suelo, ardiendo de fiebre, desgarrado y furioso.
¡Qué bien recuerdo, cuando empecé a tranquilizarme, la extraña quietud que parecía reinar en la casa! ¡Qué bien recuerdo lo malo que empezaba a sentirme cuando la cólera y el dolor fueron pasando!
Estuve escuchando largo rato; pero no se oía nada. Me levanté con trabajo del suelo y me miré al espejo. Estaba tan rojo, hinchado y horrible, que casi me asusté. Me dolían los huesos, y cada movimiento me hacía llorar; pero aquello no era nada al lado de mi sentimiento de culpa. Estoy seguro de que me sentía más culpable que el más temible criminal.
Empezaba a oscurecer y cerré la ventana. Durante mucho rato había estado con la cabeza apoyada en los cristales, llorando, durmiendo, escuchando y mirando hacia fuera. De pronto oí el ruido de la llave y entró miss Murdstone con un poco de pan y carne y una taza de leche. Lo puso todo encima de la mesa, sin decir nada, y mirándome con ejemplar firmeza. Después se marchó, volviendo a cerrar la puerta tras de sí.
Era ya de noche, y yo continuaba sentado en el mismo sitio, con la esperanza de que viniera alguna otra persona. Cuando me convencí de que ya aquella noche no volvería nadie, me acosté, y en la cama empecé a meditar con temor en lo que sería de mí en lo sucesivo. ¿Lo que había hecho era un crimen? ¿Me meterían en la cárcel? ¿No habría peligro de que me ahorcasen?"

Charles Dickens
David Copperfield


"Todo viajero tiene un hogar, un hogar que aprende a amar más durante sus viajes."

Charles Dickens


"Todos tenemos alguna experiencia de la sensación, que nos viene ocasionalmente, de que lo que estamos diciendo o haciendo ya lo hemos dicho y hecho antes, en una época remota; de haber estado rodeados, hace tiempo, por las mismas caras, objetos y circunstancias; de que sabemos perfectamente lo que diremos a continuación, ¡como si de pronto lo recordásemos!"

Charles Dickens
David Copperfield


“Un árbol es un vecino muy peligroso en una tormenta.”

Charles Dickens


"Un domingo por la mañana (el 8 de mayo) decapitaron aquí a un hombre. Había atacado nueve o diez meses antes a una condesa bávara que peregrinaba a Roma […] le robó cuanto llevaba y la mató a palos con su propio cayado de peregrina. El hombre se había casado hacía poco y regaló algunos vestidos de la víctima a su esposa, diciéndole que se los había comprado en una feria. Pero la mujer había visto pasar por el pueblo a la condesa peregrina y reconoció algunas prendas. El marido le explicó entonces lo que había hecho. Ella se lo contó a un sacerdote en confesión, y cuatro días después del asesinato apresaron al hombre.
No hay fechas fijas para la administración de la justicia ni para su ejecución en este país incomprensible; y el hombre había permanecido en la cárcel desde entonces. […] La decapitación estaba fijada para las nueve menos cuarto de la mañana. Me acompañaron dos amigos. Y como sólo sabíamos que acudiría muchísima gente, llegamos a las siete y media. […] Era un objeto tosco [el patíbulo], sin pintar, de aspecto desvencijado y unos diez palmos de altura, en el que se alzaba un armazón en forma de horca, con la cuchilla (una masa impresionante de hierro, dispuesta para caer), que resplandecía al sol matinal cuando este asomaba de vez en cuando tras una nube.

Dieron las nueve y las diez y no pasó nada. […] Dieron las once y todo seguía igual. Recorrió la multitud el rumor de que el reo no se confesaría; en cuyo caso, los sacerdotes le retendrían hasta la hora del avemaría (el atardecer); pues tienen la misericordiosa costumbre de no apartar hasta entonces el crucifijo de un hombre en semejante trance, como el que se niega a confesarse y, por lo tanto, es un pecador abandonado del Salvador. La gente empezó a retirarse poco a poco. Los oficiales se encogían de hombros y se mostraban dubitativos. […] Se oyó de pronto ruido de trompetas. Los soldados de a pie se pusieron firmes, desfilaron hacia el patíbulo y lo rodearon en formación. La guillotina se convirtió en el centro de un bosque de puntas de bayonetas y de sables brillantes. La gente se acercó más, por el flanco de los soldados. Un largo río de hombres y muchachos que habían acompañado al cortejo desde la prisión desembocó en el claro.

Tras una breve demora, vimos a unos monjes que se encaminaban hacia el patíbulo desde la iglesia; y por encima de sus cabezas, avanzando con triste parsimonia, la imagen de un Cristo crucificado bajo un doselete negro. Lo llevaron hasta el pie del patíbulo, a la parte delantera, y lo colocaron allí mirando al reo, que pudo verlo al final. No estaba en su sitio cuando él apareció en la plataforma descalzo, con las manos atadas y el cuello y el escote de la camisa cortados casi hasta los hombros. Era un individuo joven (veintiséis años), vigoroso y bien plantado. De cara pálida, bigotillo oscuro y cabello castaño oscuro. Al parecer se había negado a confesarse si no iba a verle su mujer, y habían tenido que mandar una escolta a buscarla; esa era la razón de la demora.

Se arrodilló enseguida debajo de la cuchilla. Colocó el cuello en el agujero hecho en un travesaño para tal fin y lo cerraron también por arriba con otro, igual que una picota. Justo debajo de él había una bolsa de cuero, a la que cayó inmediatamente su cabeza. El verdugo la agarró por el pelo, la alzó y dio una vuelta al patíbulo mostrándosela a la gente, casi antes de que uno se diera cuenta de que la cuchilla había caído pesadamente con un sonido vibrante. Cuando ya había pasado por los cuatro lados del patíbulo, la colocó en un palo delante: un trozo pequeño de blanco y negro para que la larga calle lo viera y las moscas se posaran en él. Tenía los ojos hacia arriba, como si hubiera evitado la visión de la bolsa de cuero y mirado hacia el crucifijo. Todos los signos vitales habían desaparecido de ella. Estaba apagada, fría, lívida y pálida. Y lo mismo el cuerpo.
Había muchísima sangre. Dejamos la ventana y nos acercamos al patíbulo, estaba muy sucio; uno de los dos hombres que echaba agua en el mismo se volvió a ayudar al otro a alzar el cuerpo y meterlo en una caja, y caminaba como si lo hiciera por el fango. Resultaba extraña la aparente desaparición del cuello. La cuchilla había cercenado la cabeza con tal precisión que parecía un milagro que no le hubiera cortado la barbilla o rebanado las orejas; y tampoco se veía en el cuerpo, que parecía cortado a ras de los hombros.

Nadie se preocupaba ni se mostraba afectado en absoluto. No vi ninguna manifestación de dolor, compasión, indignación o pesar. Me tantearon los bolsillos vacíos varias veces cuando estábamos entre la multitud delante del patíbulo mientras colocaban el cadáver en su ataúd. Era un espectáculo desagradable, sucio, descuidado y nauseabundo; no significaba nada más que carnicería aparte del interés momentáneo para el único desdichado actor. ¡Sí! Un espectáculo así tiene un significado y es una advertencia. […] El verdugo, que no se atrevía, por su vida, a cruzar el puente de Sant’Angelo más que para cumplir su cometido, se retiró a su guarida, y el espectáculo acabó."

Charles Dickens
Estampas de Italia



"Un espeso vaho se levantaba perpetuamente de los humeantes cuerpos del ganado y se mezclaba con la niebla, que parecía descansar sobre los extremos de las chimeneas, colgando pesadamente sobre ellas...Campesinos, carniceros, rebaños, mercaderes, muchachos, desocupados y vagabundos de baja estofa, se mezclaban en una masa densa. Los silbidos de los que llevaban los rebaños, el ladrido de los perros, los mugidos de los bueyes, el balido de los corderos, el gruñido y chirrido de los cerdos, las exclamaciones de los mercachifles, los gritos, interjecciones y peleas por todos los lados, el tañido de las campanas, un estruendo de voces que salían de las tabernas; la muchedumbre empujando, moviéndose y golpeando, insultando y chillando.
(...)
Tentadoras provisiones de todo cuanto puede estimular el hastiado apetito y dar nuevo realce al frecuentemente repetido festín; vasijas de bruñido oro y plata, forjados en las más exquisitas formas de vasos, platos y gobeletes; escopetas, espadas, pistolas y otros instrumentos de muerte, hierros para los encorbados, pañales para los recién nacidos, pócimas para los enfermos, cajas para los muertos, cementerios para los enterrados, todas esas cosas se mezclaban una con otra y al congregarse parecían deslizarse rápidamente en una abigarrada danza."

Charles Dickens
Oliver Twist 



“Un corazón amoroso es mejor y más fuertes que la sabiduría.”

Charles Dickens


“Un día gastado en otros es un día gastado en uno mismo.”

Charles Dickens



“Un maravilloso hecho para reflexionar es el que cada criatura se constituye como un único y profundo secreto y misterio.”

Charles Dickens


"Una aflicción verdadera nos hace más accesibles a la dicha."

Charles Dickens


"Una de las primeras virtudes sociales es tolerar en los demás lo que uno debe prohibirse a sí mismo."

Charles Dickens


"Una llave muy pequeña puede abrir una puerta muy pesada."

Charles Dickens
Acorralado y otros cuentos


"Y aun así he tenido la debilidad, y aún la tengo, de desear que sepáis que con súbita maestría habéis prendido en mí, montón de cenizas que soy, un fuego…"

Charles Dickens
 Historia de dos Ciudades



“Yo experimento un profundo y humilde deseo, y lo conservaré mientras viva, de aumentar la cantidad de alegría inofensiva.”

Charles Dickens


“Yo nunca habría tenido éxito en la vida si no me hubiera dedicado a las cosas más pequeñas con la misma atención y cuidado que le dediqué a las más grandes.”

Charles Dickens